21/09/2025
| Si viene al Llano, prepare tiempo, plata y paciencia
La vía al Llano ya no es carretera: es un laboratorio de resistencia. Un trayecto de 86,5 kilómetros que debería tomar tres horas, pero que hoy se recorre en diez, quince o lo que dure la fe del viajero. Eso sí, quienes insistan en venir al Meta no solo traen maletas: también necesitan provisiones, cojines para el dolor de espalda y la paciencia de un santo.
El Llano es hermoso, no hay duda. Pero, como buenos anfitriones, nos toca advertirles a los visitantes: “Gracias por amar esta tierra, pero no es buen momento para venir. Aquí la única fluidez que hay es la de los derrumbes”.
Mientras tanto, los políticos de la región se pelean por los créditos de la nada: que yo gestioné, que yo hice, que yo abrí un paso. Y la vía, como siempre, cerrada. Lo más irónico es que en sus discursos parece que compitieran por quién ha hecho menos.
A la tragedia natural se suma el ingenio humano: protestas, bloqueos y camioneros que, cansados de los horarios de paso, decidieron que mejor no pasa nadie. Resultado: el Meta convertido en un archipiélago al que solo se accede con suerte, fe… o un tiquete aéreo de un millón de pesos. Sí, leyó bien: viajar a Villavicencio cuesta más que volar a Miami. Así de “cercanos” estamos.
Y mientras tanto, los peajes siguen cobrando como si pasáramos por una autopista suiza. Son los más caros de Colombia, pero uno no sabe si está pagando por el asfalto, por las piedras en el camino o por la terapia de paciencia obligatoria.
Para rematar, somos el mayor productor de petróleo del país y pagamos la gasolina más cara. Villavicencio lleva más de tres meses sin agua, la inseguridad se desborda y los políticos de turno, en lugar de soluciones, buscan votos como si eso tapara huecos o contuviera derrumbes.
Aun así, si después de todo esto usted insiste en viajar y logra llegar, solo nos queda decirle: gracias. Gracias por creer en esta tierra que sigue siendo grande, aunque sus líderes se empeñen en hacerla pequeña.