
23/09/2025
Gobierno nombra a exjefes paramilitares como gestores de paz pese a su historial criminal
La Presidencia de la República expidió la Resolución 327 del 21 de septiembre de 2025, mediante la cual designa a 16 exintegrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) como gestores de paz. Entre ellos figuran nombres que marcaron con violencia una de las etapas más sangrientas de la historia reciente del país: Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo (“Jorge 40”), Diego Fernando Murillo (“Don Berna”) y Carlos Mario Jiménez (“Macaco”).
Según la resolución, estas designaciones tendrán vigencia hasta el 6 de agosto de 2026, tiempo durante el cual los exparamilitares deberán cumplir funciones relacionadas con la construcción de paz, garantías de no repetición y acercamientos con actores armados ilegales. El Gobierno recalcó que esta figura no modifica su situación jurídica ni implica beneficios judiciales o excarcelaciones automáticas, pero sí les otorga un papel en mesas técnicas de diálogo y en la definición de estrategias de reconciliación.
Lo que genera polémica es que estos hombres fueron responsables de delitos de altísima gravedad:
Salvatore Mancuso: extraditado y condenado en Estados Unidos por narcotráfico, también señalado en Colombia por masacres, homicidios y desapariciones forzadas.
Rodrigo Tovar Pupo (“Jorge 40”): extraditado por narcotráfico, con múltiples condenas en Colombia por homicidios, masacres y desplazamientos forzados, incluida una reciente de 26 años y 6 meses de prisión.
Diego Fernando Murillo (“Don Berna”): condenado en EE. UU. a 375 meses de cárcel (más de 31 años) por narcotráfico, además de su responsabilidad en crímenes violentos y masacres en Colombia.
Carlos Mario Jiménez (“Macaco”): condenado en Colombia a 20 años de prisión por 141 crímenes (homicidios, desapariciones y desplazamientos), además de su extradición y sentencia en Estados Unidos por narcotráfico.
Aunque la resolución insiste en que se trata de un aporte al proceso de paz y no de un perdón, el hecho de que el Gobierno incorpore a estos exjefes paramilitares con tan oscuro prontuario como actores directos en la política de paz, ha despertado preocupación en sectores sociales y políticos que cuestionan si este tipo de decisiones realmente garantizan la no repetición o, por el contrario, reabren heridas profundas de las víctimas.