12/01/2021
EL MIEDO NO ME IMPIDE CONTAR MI HISTORIA
Nací en el hospital de Guápiles, en el mes de mayo de 1993. Me imagino que el miedo invadía a mi madre, ya que era primeriza, sin experiencia; pero, sé que me esperaba con ansias. Crecí en una casa llena de valores, amor, respeto y tolerancia, como toda familia en este mundo, tiene sus días malos, pero no tengo recuerdos malos, porque que mi mente los elimino por completo.
A medida que crecía, mis tres madres y mi padre (abuelo) me iban educando según sus creencias, con su amor, el amor más puro que he podido experimentar, ingresé a la escuela, en ese momento tuve mi primer amor platónico, hoy él es profesor de inglés ¡Creo! y tiene una bella familia. El tiempo sigue sin detenerse y mi cuerpo y mente empiezan a cambiar. Un día era feliz, otro día sentía que no encajaba en mi cuerpo de niño, confundido por esos sentimientos que nunca conté.
Fui de pocos amigos, tengo leves recuerdos de que siempre pasaba pintando y haciendo diseños de vestidos de gala en un cuaderno, y jugaba en el interior del armario, varias veces me quedaba allí horas, y horas, oculto en el armario ¿Destino o casualidad? ¡No lo sé!
Con un miedo al cambio (siempre le tuve miedo a los cambios) llegué a vivir a una tierra hermosa, pero su belleza era sepultada por la arrogancia, envidia y las infelicidades de sus habitantes, ese lugar donde nunca logré ser feliz, lejos de la tierra que me vio nacer.
Tiempo después volví, pero no era lo mismo, otros miedos y oscuridades invadían mi cabeza, no sabía si era o no gay, homosexual o “playo” como normalmente la sociedad nos llaman. Sin miedo al que dirán, fui aceptándome, fui viendo lo perfecto que es la vida cuando la vemos con felicidad y amor. Mi relación con mi madre fue otra, se que para ella no fue fácil asimilar ese cambio, no me puedo imaginar el miedo que sintió, pero no la culpo, vivimos en una sociedad que nos enseña que todo eso esta mal, que no es de “Dios” y es algo aberrante, vulgar y obsceno.
A medida que crecía, iban apareciendo otras inseguridades. Creo que mi mayor miedo era sentir que era feliz, miedo a poder reír, a sentirme pleno por ser quien yo quería ser; pero Dios nos manda ángeles que nos iluminan y nos ayudan a encontrar la luz en medio de la tenebrosa oscuridad, esa que desde niño veía y sentía cuando me metía al armario a jugar.
¡Quién diría que iba a patear esa puerta con toda mi fuerza!
Entramos en una de las épocas más “vergonzantes” en mis 27 años, según lo estipula la sociedad o parte de personas muy cercanas a mí, esas personas que existen en mi vida porque nos une la sangre, pero no el respeto, humanidad o ese deseo de desearle el bien a los demás.
Yo soy Alessandro Hernández, Licenciado en Periodismo con énfasis en Producción de Medios, trabaje en bares nudistas, en tiendas, haciendo masajes, como caballero de compañía de los hombres con dinero del país y el mundo. Con cada llamada sentía el temor y la soledad de esos hombres que me llamaban para conversar en la mayoría del tiempo, más que un es**rt, era ese ser que guardaba secretos, que abrazaba con el corazón, que los escuchaba y que al final de una cena, un viaje de fin de semana, me pagaban por ese tiempo.
Sé que al contar esto, habrá personas que me juzguen, otras me comprenderán; pero lo que deseo con esto, es hacer la diferencia de que ninguna vida es perfecta, cada ser en esta tierra tiene un pasado, unos más claros, llenos de luz; pero otros, pasan en las tinieblas más oscuras de sus vidas, y déjenme decirles que siempre, siempre encontramos la luz.
Nunca pensé en estudiar periodismo, inclusive; hace unos años me preguntaron ¿Por qué estudió periodismo? Y no supe que responder. Tiempo después hablando con alguien, me contó que cada vez que pasaba por el canal de la Uruca, yo solía decir “Yo quiero trabajar ahí”, tal vez la vida no me ha complacido en poder trabajar allí, pero me ha abierto otras puertas, donde he conocido personas maravillosas, personas de las que he aprendido a valorar mi vida, mi familia y a mis amigos más cercanos.
Nunca dejes que nadie controlé su vida, nunca dejes de soñar, de creer, de ser y sentirse orgulloso de si mismo, el miedo no nos ayuda a salir adelante, sea cual sea que sea su historia, cuéntela, compártala, en el mundo hay personas con miedos; esperando sentir el apoyo de un alma, que apoyará y no juzgará, por esa razón, hoy decido contar mi historia, la real, la que nadie conoce, la que nadie se imaginaba, y hoy la comparto en mi revista, en Somos Biawa.
Soy Alessandro Hernández, soy gay, hombre, hijo, hermano, amigo, periodista, defensor de los derechos humanos, y uso el apellido de mi madre Lety Hernández; para rendirle honor a quien honor merece, a esa mujer que siempre ha estado ahí, a mi lado, apoyándome, escuchándome, y llorando conmigo.
Periodista: Lic. Alessandro Hernández
Correo: [email protected]