10/09/2025
Un día que no debería pasar desapercibido: el Día de la Prevención del Suicidio.
Hablar de este tema no es sencillo, pero es necesario. Para quienes lo hemos vivido de cerca, sabemos que el dolor es inmenso, que no hay palabras que logren describir lo que una familia siente al atravesar una pérdida de este tipo. Es un dolor profundo, incomprensible, y a veces se vuelve aún más cruel cuando la sociedad no muestra compasión, sino juicios y estigmas.
Por eso hoy quiero invitar a la reflexión.
El suicidio no es un acto de debilidad, ni de cobardía. Es la manifestación de un sufrimiento silencioso, muchas veces invisible, que necesita ser escuchado. Y ahí es donde todos podemos hacer la diferencia.
Existen maneras de prevenirlo: hablando, escuchando, acercándonos. Si tú que me escuchas has tenido pensamientos suicidas, quiero decirte algo desde el corazón: no estás solo. Hablar de ello no te hace menos, al contrario, es un paso de valentía. Busca a alguien de confianza, abre tu corazón, permite que te acompañen. Hoy existen redes de apoyo, profesionales, líneas de ayuda y también personas que están dispuestas a escucharte sin juzgarte.
La prevención no es solo cuestión de campañas, es una responsabilidad colectiva. Todos podemos ser esa voz, ese hombro, ese oído que acompaña en silencio pero con amor. Todos podemos ofrecer comprensión en lugar de crítica, empatía en lugar de indiferencia.
Hoy recordemos a quienes se fueron, abrazando con amor su memoria. Pero sobre todo, comprometámonos a estar más presentes, a hablar más, a escuchar más, a preguntar sin miedo: ¿Cómo estás de verdad?
Porque sí, el suicidio se puede prevenir. Y comienza con algo tan sencillo y tan poderoso como la conexión humana.