29/05/2025
🔴 El error histórico del Diálogo Nacional en Nicaragua (2018): ¿Traición o ingenuidad política?
Nicaragua necesita unidad, sí.
Pero unidad con dignidad, no pactos que sepultan la memoria de los caídos.
Han pasado años desde aquel fatídico Diálogo Nacional en 2018, y el pueblo de Nicaragua sigue cargando las heridas abiertas. Mientras la gente estaba en las calles, poniendo el pecho y dejando mu***os en la lucha por la libertad, un pequeño grupo de “opositores” decidió sentarse a negociar con el asesino. Sí, así de claro: dialogar con el régimen Ortega-Murillo fue un error histórico, tal vez el peor de la historia reciente de Nicaragua.
Ahí estaban los de siempre:
• El COSEP (la cúpula empresarial que buscaba proteger sus intereses no al pueblo). Nunca quiso hacer el PARO NACIÓNAL
• El MRS (con su agenda propia, más interesada en el poder que en el pueblo).
• Y otros sectores políticos que se autoproclamaron como “representantes de la oposición”.
Yo estuve ahí.
Cuando estaba en la UPOLI, en plena protesta, llegaron algunos del COSEP a decirnos:
“Negocien. No aguantarán ni 15 días. Los van a matar.”
¿Y qué les respondí?
“Vamos a durar el tiempo que tengamos que durar. Aquí vamos a estar.”
La pregunta es simple:
¿Fue ingenuidad política o ambición de poder?
Ustedes, lectores, deben juzgar.
Desde mi experiencia, no fue solo un error: fue una traición al pueblo que estaba decidido a seguir en las calles hasta sacar al dictador.
Mientras los jóvenes caían bajo las balas, mientras la represión llenaba las cárceles y empujaba a miles al exilio, estos “representantes” se sentaron en una mesa a legitimar a un régimen que nunca tuvo intención de ceder nada.
El diálogo no fue más que un show mediático, un espectáculo para las cámaras, que al final solo sirvió para darle tiempo al régimen de recomponerse, ganar oxígeno, y seguir matando. ¿Resultados? Ninguno. ¿Muertos? Miles. ¿Exiliados? Cientos de miles.
Argumento a favor del diálogo:
Algunos dirán que el diálogo era necesario, que era la única vía para evitar más violencia, que al menos puso el tema en la mesa internacional.
Tal vez. El diálogo siempre es una herramienta legítima en política. Pero no cuando te sientas con el verdugo mientras tu pueblo sigue en la calle muriendo.
Argumento en contra (y mi posición):
El diálogo de 2018 no fue un puente hacia la paz. Fue un callejón sin salida.
• No hubo cambios reales.
• No hubo garantías.
• No hubo justicia para las víctimas.
• No hubo democracia.
Lo que hubo fue más tiempo para la dictadura, más mu***os, más dolor.
¿La lección?
No se negocia con un régimen que mata, persigue y encarcela. No se representa a un pueblo en lucha sin haber luchado ni haberle pedido permiso al pueblo.
No se traiciona la sangre de los mártires sentándose a conversar con sus asesinos.
Nicaragua necesita unidad, sí. Pero unidad con dignidad y sin claudicación.
Este es mi análisis, y lo escribo desde la experiencia de quien vivió esos días con rabia y dolor.
La historia juzgará, pero yo no olvido ni perdono.
¿Y vos? ¿Crees que fue ingenuidad, ambición o simple traición?
Por: L. Hamilton.
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