Ediciones Vino Nuevo

Ediciones Vino Nuevo Editamos y publicamos libros de escritores cristianos latinoamericanos para edificar a la Iglesia

24/05/2024
21/02/2024

Una teología de la vida espiritual de los que sirven a Dios en la primera carta del apóstol Pedro (Pastor Oscar Arias)

Introducción:
La Biblia entera es un “Manual de vida espiritual” para el cristiano y para aquellos en el cristianismo que son maestros y sirven a Dios. Esta Palabra es la fuente primaria que debe sustentar y guiar el peregrinaje con Dios de todo aquel que ha nacido de nuevo y desea experimentar una trasformación auténtica de su vida conforme a la imagen de Cristo.
El presente trabajo se enfocará en el contenido de la primera epístola del apóstol Pedro, tratando de descubrir las enseñanzas y los principios que el autor escribió sobre el tema de la vida espiritual. La pertinencia del tema se debe a la necesidad de que, especialmente los que sirven en la iglesia, tengan fundamentos sólidos para desarrollar una espiritualidad saludable y refrescante en medio de una labor tan desgastante. Para muchos puede ser fácil hacer la obra espiritual y transformadora de Dios y olvidarse del Dios que da los recursos espirituales para una auténtica trasformación de vida.

I. La perspectiva que Pedro tenía de sí mismo

En el primer versículo de su carta Pedro se identifica a sí mismo como “apóstol de Jesucristo”. Esto, aparte de darle la autoridad para escribir como uno de los escogidos personalmente por Jesús, lo ubica en la línea histórica de aquellos que el Señor llamó para: 1. Estar con él y 2. Ser enviados al ministerio (Mr. 3:13-15). El orden es sumamente sugestivo.
Particularmente Pedro fue el foco especial del trato de Jesús para transformarlo de un simple pescador, llamado Simón, en un instrumento usado para “pescar hombres”. Sus antecedentes espirituales y ministeriales antes de escribir sus Epístolas son bien conocidos en el material de los Evangelios y el libro de Hechos: impulsivo y violento, inestable en la fe, traidor que niega al que lo llamó, de doble cara, predicador ungido, escritor bíblico y mártir de la fe.
En su epístola se percibe que Pedro tenía una clara visión de que su llamado primario en la vida cristiana (y en la de todos los demás cristianos) debe ser la obediencia (1:2). El segundo llamado claro para él es la adoración al Dios y Padre de Jesucristo, quien por pura misericordia ha hecho obras espirituales de carácter eterno a favor de los que han creído (1:3-12).
Siguiendo el contenido de su epístola se nota también una convicción firme de su compromiso con la santidad práctica y la relación cercana y necesaria con Cristo para poder producirla (1:13-4:19).
Por último, es notable la perspectiva humilde de su persona al verse a sí mismo, pese a ser “apóstol” de Cristo, en lo que algunos han llamado actualmente “uno entre iguales”. Y esto no sólo se refleja en su “ruego” (no demanda) a los ancianos de la iglesia para que hagan su trabajo de manera digna, sino también en ubicarse como un anciano al lado de los demás (5:1-4). ¡Qué diferencia con mucho de lo que sucede en el ejercicio del servicio cristiano de algunos en el tiempo presente!
Todas estas “credenciales” de Pedro nos despiertan el apetito para descubrir en su carta los “secretos” de su vida espiritual y de cómo seguirlos para tener algo de sus resultados en nuestra propia vida y los ministerios que se ejercen hoy en día.

II. La perspectiva que Pedro tenía del ministerio

La primera gran perspectiva que se puede apreciar en toda su carta es de carácter docente. Es decir, Pedro se define en su escrito como un maestro autorizado por Dios con verdades importantes para la fe y la vida espiritual sana de la iglesia. Las enseñanzas de Pedro son parte de todo el contenido indispensable de la Palabra para crecer en la vida y el servicio cristianos. Los creyentes y los servidores cristianos necesitamos conocer y aplicar estas verdades.
Dentro de la tarea docente del servicio, se nota un fuerte contenido en una realidad de la vida cristiana y en la práctica de la fe obediente:

A. En cuanto a la vida cristiana Pedro es claro y directo en la realidad del sufrimiento como parte integral del caminar cristiano (específicamente en 1:6-8; 4:12-19; 5:1). El sufrimiento, en palabras de Pedro, es un medio de perfeccionamiento de la fe, a fin de que ésta le dé alabanza, gloria y honra el Señor (1:7). También el sufrimiento es enseñado por Pedro como un tema del cual, en lugar de sorprendernos o desilusionarnos cuando lo enfrentemos, debemos gozarnos. Aquí se perfila el tema del sufrimiento como medio de crecimiento espiritual. De hecho, Pedro no sólo fue testigo del sufrimiento de Cristo, sino copartícipe del mismo, así como de la gloria que será revelada en el futuro (5:1). Este es el poder de la experiencia personal de los temas teóricos que enseña un maestro.

B. En la práctica de la fe, Pedro enfatiza la obediencia como resultado de esa fe (1:2), pero también en el llamamiento a la santidad en todos los aspectos de la vida (1:12-4:11), en el cumplimento de las responsabilidades dignas del ministerio pastoral (5:1-4) y en la necesidad de una relación cercana, humilde y dependiente de Dios como clave para una vida espiritualmente saludable y de éxito en la lucha espiritual (5:6-10).

La segunda gran perspectiva, no por extensión de contenido en la carta, sino por la importancia del tema, tiene que ver con la visión y el ejercicio del servicio cristiano de Pedro, particularmente del ministerio pastoral.

En primer lugar, Pedro se ve a sí mismo como un pastor (anciano), su tarea principal dentro de la iglesia (5:1). Esto se aprecia en la expresión: “yo anciano también”. El ministerio cristiano tiene un carácter pastoral por sí mismo, y la tarea principal para ayudar al crecimiento de los demás es la de alimentar y cuidar a los creyentes “no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto, no como teniendo señorío…sino siendo ejemplos de la grey” (5:2-3).

En segundo lugar, Pedro se concibe a sí mismo como un líder que está al lado, no encima de los demás líderes. Esto se aprecia por las palabras “anciano…con ellos”. Siendo “apóstol” (1:1) con la autoridad para exigir o demandar, no sólo comienza el capítulo cinco dirigiéndose a los ancianos de la iglesia como co-iguales, sino rogándoles que hagan la tarea y la hagan bien. La grandeza del liderazgo cristiano está en la humildad del corazón y el ejercicio al lado (no encima) de los demás. Todos, al fin y al cabo, somos siervos del único Señor de señores y Príncipe de los pastores.

Por último, Pedro deja para el final el tema de la recompensa que recibirá no sólo él mismo como líder-pastor, sino todos aquellos que ejerzan dignamente su labor (5:4). Lo último para el apóstol en la lista de las motivaciones para hacer bien la tarea es la corona. Pero antes de la corona hay que hacer no sólo lo correcto, sino hacerlo de la manera correcta. Para una vida espiritual saludable no hay que olvidar este principio medular. Es posible que una buena parte de las raíces de la decadencia espiritual y el ejercicio prepotente del liderazgo se deba al olvido de quiénes somos ante los ojos de Dios y cómo hacer la tarea al estilo de Dios.

Resumiendo: En primera de Pedro hay una perspectiva
docente del sano servicio pastoral con temas para enseñar en la teoría y el ejemplo, así como una concepción humilde de quién es un siervo de Dios, cómo debe ser y ejercer su ministerio.

III. El lugar de la debilidad y la adversidad en la vida del servidor

Para tratar este tema en la vida de Pedro antes de escribir su primera carta, tenemos que remontarnos a algunas de sus experiencias como discípulo en entrenamiento por Jesús. Sobre sus debilidades podemos mencionar: a) la falta de fe, b) el fracaso de negación de Jesús, con una específica demostración previa de orgullo y autosuficiencia, c) personalidad impulsiva y a veces violenta más que reflexiva, y d) la hipocresía.
Sobre la adversidad se pueden ver los siguientes asuntos: a) enfermedad de su suegra, b) temor ante la tempestad, c) aparente lejanía de la familia por el ministerio, d) persecuciones, e) encarcelamiento y f) martirio.
Del contenido de su primera carta podemos apreciar algunos elementos valiosos para tratar estos temas en la vida del siervo de Dios en la actualidad. Entre ellos:

A. Sensibilidad con la adversidad de otros, que se desprende desde su presentación a los creyentes que están pasando adversidades, cristianos “expatriados de la dispersión” en diversas regiones (1:1). Se nota su preocupación por los creyentes que también sufren y que necesitan consuelo en medio de la adversidad. Sus primeras palabras son de consuelo y esperanza por la salvación segura en Cristo. Este es un modelo para todos los servidores que tratamos con personas y seres humanos que sufren adversidades por la fe. Necesitan de nuestro aliento y consuelo. Y, como veremos, este trato surge de la propia experiencia del apóstol.

B. Sus enseñanzas en y desde la adversidad:

1. Podemos enfrentar las debilidades con valor por la seguridad eterna de nuestra salvación perfecta en Cristo (1:3-5).

2. Los sufrimientos son necesarios para pulir nuestra fe, para que le dé alabanza y honra al Señor en su manifestación futura. Es decir, podemos ver las dificultades como un entrenamiento espiritual que mejora nuestra fe y nuestra relación con Dios (1:6-9). Aquí hay todo un tema para seguir trabajando en otros textos o libros bíblicos: “La adversidad como disciplina de crecimiento espiritual en el plan de Dios para sus hijos”. Por último, sobre este mismo tema, Pedro nos desafía a mostrar gozo y no sorpresa cuando enfrentemos las dificultades, ya que éstas nos permiten participar de los padecimientos de Cristo (4:12-16).

3. Sus enseñanzas en y desde la debilidad:
Pedro sabe de lo que habla y es testigo de cómo manejar las debilidades. Podemos ver dos principales:

3.3.1 Aún con nuestras debilidades podemos y debemos seguir trabajando en la santidad práctica de nuestra vida (1:13-16).
Dios nos llama a ser obedientes y a reflejar su santidad en cada aspecto de la vida, incluyendo el abandono de la malicia, todo engaño e hipocresía… (1 Pe. 2:1), de la cual Pedro participó en algún momento de su vida (Gál. 2:11-14). Es decir, hay que tratar con las debilidades, incluyendo la apertura de corazón para que otros nos las señalen.

3.2.2 Hay recursos para tratar con las debilidades en el creyente y el que sirve a Dios.
En 1 de Pedro son: a) La búsqueda disciplinada, continua, y el deseo por la Palabra de Dios no adulterada. Ella nos ayudará a tratar con temas personales de debilidad y a crecer espiritualmente (2:2-3), b) Un acercamiento continuo a Cristo como persona. Esto es, el disfrute de una relación cercana que nos haga edificar una vida espiritual cada vez más victoriosa sobre las debilidades (2:4-5). El ejercicio constante de esta disciplina marca la diferencia entre saber de Cristo y conocer a Cristo.

3.3.3 Luchar contra el ejercicio de un liderazgo prepotente, orgulloso y abusivo hacia otras personas, particularmente en el ministerio pastoral. Es por eso que Pedro dedica cuatro versículos muy reveladores (5:1-4). Veamos los principios para contrarrestar este mal y tendencia:

(a) Los pastores y servidores en general debemos tener un concepto correcto de nosotros mismos. No debemos vernos como “encima” de los demás en una especie de pirámide o jerarquía de poder. Pedro es el ejemplo: un anciano entre otros, en sus palabras: “anciano…con ellos” (5:1). El “poder” del que sirve a Dios está en el ejercicio humilde de su ministerio al lado de los demás servidores.

(b) Parte del “paquete” de servir a Dios es aceptar el padecimiento que conlleva el ministerio hacia otros. Por supuesto que no se debe olvidar la gloria de la cual también participará el servidor, pero no antes del dolor.

(c) El servicio principal que prestan los que guían a otros está bien definido en términos de apacentar (pastorear con todas sus implicaciones). Dar el alimento de la Palabra, balanceado y sin adulterar, es la tarea primaria del siervo de Dios. La Palabra es la fuente primaria para que nosotros y otros crezcamos espiritualmente saludables. Es la palabra de Dios, no nuestra. Sólo somos sus administradores.

(d) La manera de ejercer el servicio a otros está bien definida en la mente de Pedro. (5:2-4).
Cumplir estas indicaciones nos librará de las debilidades comunes de los que guían a otros. Entre ellas están:

1. Cuidar de la grey, no que ellos nos cuiden (aunque esto suele ser un resultado de cuidar a otros).

3. Hacerlo no por fuerza, con imposición autoritaria y manipulación.

4. Hacerlo con voluntad o voluntariamente, no a regañadientes.

5. No hacerlo con motivaciones de ganancias económicas deshonestas, sino con ánimo pronto a pesar de que no haya recompensa financiera.

6. No al estilo autoritativo que desea enseñorearse de los demás utilizando su posición o habilidad oratoria o de otra índole.

7. Por último, de manera fulminante para cualquiera que sirve sólo de teoría y palabras: Siendo ejemplo de los demás. Es decir, hacer nosotros lo que enseñamos a otros con nuestras palabras. Con este principio Pedro ataca esa filosofía popular de: “hagan lo que digo, no lo que hago”, o eso de: “yo sé lo que hay que hacer, soy bueno para criticar, pero no para hacer lo que se debe hacer”.

IV. Las fuentes de la confianza y la fuerza del que sirve a Dios.
En este punto se pueden apreciar varios elementos llenos de motivación para el siervo de Dios en su vida espiritual y su ejercicio ministerial:

A. La seguridad de una relación establecida con Dios y por Dios como “elegidos” (1:2.) Esta relación se fundamenta en la enseñanza bíblica de la elección en éste y otros textos de la Palabra. Dios nos ha llamado a entrar en una dimensión espiritual planificada y sostenida por su propia decisión. Entonces, todo lo que venga a nuestra vida está dentro del diseño perfecto de Dios, incluyendo las luchas personales y las dificultades.

B. La seguridad de un destino eterno final con Dios (1:3-12).
Dios nos ha hecho renacer para una esperanza viva, dándonos promesas que se cumplen en el presente y el futuro. En este contexto, Pedro fundamenta su motivación para que con gozo y valentía enfrentemos el sufrimiento y las pruebas de la vida cristiana. En el presente nos afirma lo que tenemos: “una esperanza viva” (v.3), “una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible”, ya reservada en el presente (v.4). También la afirmación de la plena confianza de ser “guardados por el poder de Dios” (v.5). Y en el futuro: la plena seguridad de alcanzar el fin de la fe, “la salvación de nuestras almas (v.😎.

C. La afirmación sencilla y a la vez profunda de que Dios Tiene cuidado de nosotros (5:7). El verbo “cuida” es un presente continuo que abarca el ahorita y el siempre de la vida, con sus momentos de bonanza y de múltiples conflictos.

V. El papel de la gracia en todas las dimensiones de la vida.

Hay dos anotaciones muy importantes que Pedro resalta en su epístola: una al principio dos al final. Veamos:

A. La primera referencia a la gracia de Dios se encuentra en 1:2 “Gracia…os sean multiplicadas”. Esta expresión, lejos de ser un cliché acostumbrado en un saludo inicial, es un deseo y entendimiento profundo de lo que más necesitamos para enfrentar la vida cotidiana. El creyente y el que sirve a Dios en general, necesitan del favor, de la ayuda sobrenatural de Dios para tres cosas:
1) Enfrentar los sufrimientos.
2) Crecer en santidad
3) Ejercer ministerios con excelencia y humildad.

Todo el contenido de la carta sigue bajo esa oración por una “gracia multiplicada”. Y este es un ejemplo de la clase de oración que debe ocupar más a los creyentes y los ministros de Dios. Sin la gracia de Dios no sólo es imposible la salvación, sino la vida espiritual saludable y creciente.

B. La segunda referencia de Pedro, citando Proverbios 3:34, es a una verdad bíblica como requisito para experimentar la gracia: “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humiles”. El corazón altivo es la barrera principal para no recibir la gracia de Dios que tanto necesitamos para vivir. Una persona que sirve con soberbia en su corazón se opone a la naturaleza de Dios y se convierte en alguien a quien Dios resiste. Por el contrario, una persona humilde de corazón siempre será recipiente del favor de Dios. Esta es una promesa fiel.

C. La tercera referencia se encuentra en la expresión “más el Dios de toda gracia” (5:10). Pedro nos anima a volver nuestros ojos a uno de los atributos de Dios. El Dios de la Biblia y de la relación especial con su pueblo es un Dios lleno de gracia. Él tiene todos los recursos (y los únicos que funcionan) para ayudarnos en las luchas espirituales más difíciles. Para enumerarlos y recapitularos, podemos mencionar la siguiente lista:

1. Enfrentarnos a los sufrimientos con valor, gozo y una perspectiva eterna (1:6-9; 2:19-25; 3:14-17; 4:12-19). Sin duda un tema muy relevante en toda la carta.

2. Luchar contra nuestra propia carne que tiende al alejamiento de Dios y al desgaste espiritual por el pecado no tratado (2:1-5). La Palabra y el acercamiento al Señor son instrumentos de gracia, poderosos para este propósito.

3. La experiencia de la obediencia a Dios y la santificación práctica en todos los ámbitos de la vida (1:2; 1:13-21; 2:11-16; 3:1-16). Otro tema relevante en la carta.

4. El cumplimiento no sólo de un ministerio bien hecho, sino con la actitud correcta: humildad (5:1-4).

5. Porque Dios “tiene cuidado de nosotros”, podemos y debemos “echar sobre él toda nuestra ansiedad” (5:7). Es decir, Pedro hace un llamado a la acción, dejando en nuestras manos la parte “terapéutica” de la oración como medio de librarnos de la agitación del alma.

6. Por último, estar alertas a los ataques del diablo que busca “devorarnos” (5:8). A él se le debe resistir no en las fuerzas humanas, sino en la firmeza de la fe (5:9). Esto es un eco de las enseñanzas de Pablo en Efesios 6:10-12.

D. El resumen de todo lo que puede hacer la gracia de Dios en el creyente está desde la segunda parte del versículo 10 y su cierre de alabanza en el 11. Sólo la gracia de Dios, o el “Dios de toda gracia” nos puede “perfeccionar, afirmar, fortalecer y establecer”. Al cerrar estas verdades sobre Dios y nosotros Pedro irrumpe: “A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

VI. Principios espirituales para el ejercicio del servicio en 1 de Pedro.
Para finalizar, les presento los siguientes principios importantes y valiosos para un servicio cristiano saludable:

A. El auténtico siervo de Dios descansa en el carácter y las promesas de Dios para su propio crecimiento espiritual y para el ejercicio sano de su ministerio. Un servidor espiritual saludable tiene y vive una correcta teología. Es decir, sabe, entiende las verdades y conoce al Dios de la Biblia y sus promesas.

B. Los sufrimientos son parte intrínseca de la vida cristiana y particularmente de todos aquellos que ejercen un ministerio espiritual. No hay servicio espiritual sin sufrimiento, y éste debe ser enfrentado con valor, gozo y esperanza. El sufrimiento antecede a las glorias futuras. Primero cruz y luego corona.

C. El ejercicio del servicio cristiano, para ser genuinamente espiritual, requiere de hombres y mujeres obedientes y cuidadosos en el desarrollo de un carácter santo. Un siervo sin santidad es un caldo de cultivo para mucha afrenta al nombre de Dios. En palabras de Pedro, los líderes también son llamados a ser santos en toda su manera de vivir (1 Pe. 1:15).


D. El poder del servicio cristiano auténtico no sólo se evidencia en el cumplimiento de tareas correctas, sino en la humildad del corazón y el ejemplo de las verdades que enseña. Ya el mundo y la iglesia han sido testigos cansados y víctimas defraudadas por “siervos de Dios” prepotentes y teóricos.

E. Uno de los principales recursos del que sirve a Dios para la salud de su vida espiritual está en la gracia de Dios o en el Dios de toda gracia. Pero esta gracia se experimenta a través de la oración que demuestra su dependencia absoluta del Señor. El que quiere servir a Dios con autenticidad se humilla en la oración, lucha en oración y recibe de Dios perfeccionamiento, firmeza y fortaleza constantes.

“A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pe. 5:11)

Un agradable recuerdo de hace 2 años
23/05/2023

Un agradable recuerdo de hace 2 años

Las señales de Dios son claras y amorosas
19/05/2023

Las señales de Dios son claras y amorosas

18/05/2023
Para mis amigos de GUATEMALA 🇬🇹
16/05/2023

Para mis amigos de GUATEMALA 🇬🇹

12/05/2023

📣 Lo nuevo en Gracia BookShop 📣

El autor, Oscar Arias, un amigo de la casa nos presenta su nuevo libro: Divinas advertencias, señales amorosas de Dios en nuestro peregrinaje espiritual.

El Pastor Oscar hace un llamado a todos aquellos que han puesto su fe en Cristo a perseverar en su peregrinaje espiritual hasta terminar bien su vida y escuchar del Señor: "¡Bien hecho, mi buen siervo y fiel"! También anima a quienes se han alejado del camino para que regresen al Señor y sigan escuchando su voz llena de gracia y de verdad.

Acompáñanos el jueves 18 de mayo a las 9.30 am por Facebook Live.

¡Te esperamos!

11/05/2023
Gracias al hno. Oscar Guzmán por promocionar el libro Divinas Advertencias en su iglesia. Bendiciones 🙏🏻👏🏻
30/04/2023

Gracias al hno. Oscar Guzmán por promocionar el libro Divinas Advertencias en su iglesia. Bendiciones 🙏🏻👏🏻

Dirección

Barrio Cordoba, De La Clínica Carlos Durán 300mts Este, Por La Calle Paralela A La Pista, Contiguo A Casa Clutch
San José

Horario de Apertura

Martes 08:30 - 16:30
Miércoles 08:30 - 16:00
Jueves 08:30 - 16:00
Sábado 09:00 - 12:00

Página web

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando Ediciones Vino Nuevo publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir

Categoría