Poesías de Eitel Valerio

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¡NO DESMAYÉS!Miedo a sentir miedo...que cosa redundante que dilema que drama que ironía que mi**daque cosa extraña. No l...
02/08/2025

¡NO DESMAYÉS!

Miedo a sentir miedo...
que cosa redundante
que dilema
que drama
que ironía
que mi**da
que cosa extraña.

No lo entiendo,
pero a ella le pasa,
me dejó perplejo
esperaba mi consejo
¿yo que sé de eso?
no sabía de ese cruce de cables.

Solo acaté a ofrecerle
un abrazo solidario
y recomendarle buscar ayuda
en el consultorio de alguien
que tenga un título en la pared.

¿Miedo a tener miedo?
quedé atónito
¡que ignorante soy!
¿fobofobia?
¡cuántas cosas desconozco!
¡vení acá para abrazarte otra vez!

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 2 de agosto de 2023

LA LUCHA ES CONTINUA Si acaso uno tuviera el poder de volcar a favor el auxilio del destino y con eso atraer un tiempo s...
31/07/2025

LA LUCHA ES CONTINUA

Si acaso uno tuviera el poder
de volcar a favor el auxilio del destino
y con eso atraer un tiempo solaz
sin contratiempos ni enredos,
¡eso sería fantástico!
pero es claro que ese poder
no lo tiene nadie,
así que es menester
dejar de lado las quimeras,
continuar esperanzado
haciendo frente a las vicisitudes,
sean las que sean,
y con ahínco seguir laborando.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 6 de marzo de 2024

RelatoUNA PREGUNTA Y UNA PUERTA CERRADA¿Qué culpa tengo yo de ser el mayor de los tres?Esa pregunta, sencilla pero lacer...
28/07/2025

Relato

UNA PREGUNTA Y UNA PUERTA CERRADA

¿Qué culpa tengo yo de ser el mayor de los tres?

Esa pregunta, sencilla pero lacerante, rondaba la mente de David desde su niñez, se sentía como un pajarito perdido que no sabe dónde está su nido. Siempre le pareció que haber nacido primero había sido una condena más que un privilegio.

Desde que tiene memoria, recuerda a su madre, Lucía, a quien nunca pudo llamar mamá, lanzando ella órdenes con la prisa de quien escapa de sí misma: — Ya casi vengo, cuide bien a sus dos hermanos-.

La primera vez que se atrevió a cuestionarla: —¿Y quién me cuida a mí?

La respuesta fue brutal: un manazo en la boca y un regaño cargado de palabras tan duras como el golpe, como si la sola pregunta hubiera despertado demonios antiguos, como un volcán en erupción.

El día que cumplió 16 años, mientras el mundo celebraba trivialidades ajenas, Lucía no pareció recordar siquiera que él había nacido. Aquel olvido le dolió en el alma, y aquella omisión selló su decisión: irse de casa. No por odio, sino por la urgencia profunda de entender su lugar en el mundo, de encontrar respuestas a preguntas que lo torturaban en el silencio de las noches, de los años.

David nunca supo nada de su padre, cuando preguntó no obtuvo respuesta alguna, el tema era un terreno prohibido, sellado por el silencio glacial de su madre. Pero todo niño quiere un papá, la curiosidad no murió, se mantuvo como una brasa encendida en el fondo de su espíritu. Un día, sin más opción, decidió romper otro silencio: buscó a su abuela materna, doña Berta.

Una mujer firme, de rostro esculpido por los años y por sus propios secretos. La distancia entre madre e hija había sido tajante por parte de Lucía, parecía irreparable; pero Berta, la abuela amorosa, no se negó a recibir al muchacho, a su primer nieto. Le ofreció techo, sopa caliente y verdades que Lucía jamás se atrevió a pronunciar. Entre nombres y retazos de historia, David oyó de su abuelita, buenas referencias acerca de su progenitor, y escuchó por primera vez aquel nombre: Roberto.

Siguieron días de pesquisas e investigación, como un detective: llamadas, papeles, voces cruzadas. Hasta que al fin: un número de teléfono. Temblando, marcó. Y la voz que respondió del otro lado, entre sollozos aceptó todo: sí, yo soy tu papá, aún no sé porqué no me dejaron estar cerca tuyo. Se reunieron padre e hijo, el encuentro fue contenido al principio, pero pronto las lágrimas cedieron el paso a una ternura ancestral, como si el tiempo perdido fuera una herida abierta, que podría ahora por fin cicatrizar.

Allí también conoció a su media hermana, Mariela, una joven vivaz y cariñosa, que siempre supo de su existencia. Marielos, la esposa de Roberto, lo acogió con una calidez que desarmó sus defensas, incluso de ella recibió consejos: "tenés que perdonar a tu mamá". Por primera vez en años, David sintió que caminaba sobre suelo firme, se sintió amado sin condiciones.

Con el pasar del tiempo, comprendió que la maternidad, como la vida, no traía manuales, y que al nacer él, Lucía no recibió también, una libreta de indicaciones, con las instrucciones para aprender a ser mamá. La pregunta que tantas veces se hizo —¿qué culpa tengo yo de ser el mayor?— encontró respuesta en el perdón. Quizás Lucía simplemente no supo como hacerlo mejor.

Y entonces decidió volver, aunque fuera tan solo a saludar. No por necesidad, sino por algo más poderoso: la esperanza. Aunque su madre no lo buscó, él planificó la visita, y como un escritor de novelas, planeó hasta la escena final, con cada palabra elegida con sumo cuidado. Quería reconciliarse. Ofrecer amor, y quizás... recibirlo.

El corazón le martillaba el pecho cuando llegó al viejo barrio. La casa seguía allí, azul desteñido, como un recuerdo sin borrar. Se acercó a la puerta, respiró hondo y llamó con voz firme:

—¡Upe, upe, doña Lucía!

El tiempo se congeló, se le hizo eterno. Dos minutos se estiraron como si el mundo estuviera a punto de revelar un secreto sepultado en lo profundo de una caverna.

La blanquecina puerta se entreabrió. Lucía apareció, con la misma mirada oscura de siempre, como si aquel año y resto, no hubiera pasado. Lo miró sin sorpresa, sin emoción, como si estuviera esperando ese momento, pero como si David fuera un extraño que apenas merecía volverlo a ver.

Y sin decir palabra... cerró la puerta.

No la cerró suavemente, la dejó ir con fuerza, como si con ese gesto quisiera borrar todo, hasta su primer parto. Selló el umbral como se sellan las tumbas en los cementerios del olvido.

David no intentó tocar otra vez, no llamó, no lloró, dio media vuelta y se retiró.

Regresó a casa, con su padre, con la familia que por suerte y fortuna esperaba por él.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 24 de agosto de 2024

ARMISTICIO Unas veces decís "a"en otras ocasiones escogés "b",no sé ni qué creerte,yo me inclino por la "c"pero vos no m...
27/07/2025

ARMISTICIO

Unas veces decís "a"
en otras ocasiones escogés "b",
no sé ni qué creerte,
yo me inclino por la "c"
pero vos no me escuchás...
¿Por qué mejor no recorremos
todito el abecedario?
discutamos de la "a" a la "z"
e inmediatamente lo hacemos
de atrás para adelante.
¡Así estaremos de acuerdo
y en desacuerdo!
todo al mismo tiempo,
todo el tiempo...
¿De acuerdo?

Eitel Alberto Valerio López.
San Ramón, 27 de julio de 2019

CULPA DISFUNCIONALSobra sal para echarse en la herida, por ser abundante es muy barata será por eso que es comúnver alma...
23/07/2025

CULPA DISFUNCIONAL

Sobra sal para echarse en la herida,
por ser abundante es muy barata
será por eso que es común
ver almas padecientes
autocastigarse
aplicando
metafórico cloruro de sodio
sobre sus llagas,
a manera de multa,
incluso por transgresiones
que no han cometido.
¡Quizá también lo hemos hecho!

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 22 de julio de 2025

UN MODELO PARA DESARMAR Armé minuciosamente un rompecabezas, metafórico.Cada pieza según yo, en su lugar, mas, fui rápid...
19/07/2025

UN MODELO PARA DESARMAR

Armé minuciosamente un rompecabezas, metafórico.
Cada pieza según yo, en su lugar,
mas, fui rápido pues creí tener
la visión bien puesta.
A mí me inpiraron, me motivaron
y me dieron todo el material de
músculo
sangre
espíritu
arterias y huesos
para construir aquel collage,
también me dieron una mano
y terminamos juntos poniendo
un marquito alrededor...
Y creí que aquel modelo para armar...
estaba bien armado.

Una ingrata noche,
mi musa exhaló un suspiro inesperado
salido de no sé qué temor o desamor,
que sacó de su lugar el ribete recién puesto
y fue haciendo saltar pieza por pieza
de lo ya instalado...

Nada la convenció de intentar retocar
tan (aparentemente) precioso lienzo
y la figura del "dominó" que con esmero colocamos, se fue desmoronando estrepitosamente...

Aunque yo había decidido
no volver a pignorar mi corazón,
había terminado por hacerlo
y este golpe me dejó mareado
y sacó mis últimas lágrimas por un amor,
y me sentí
abandonado
burlado...
desesperado
engañado...
olvidado
maltratado...
desconsolado.

Como ya antes había amado
y me habían amado también,
sé que es seguro, que el viento frío
de diciembre de no sé qué año,
traerá nuevamente otro rompecabezas
para intentar armarlo.
pero con recelo veré con lupa
de qué material están fabricadas
las piezas que me sean dadas.

De momento estoy sentado
en el sillón del corredor
tomando café de Costa Rica
fumando ci****os y viendo al vacío...
pensando aún en ella
un poco con amor
y un poco con rencor
y esperando que el tiempo
o me la devuelva
o me quite este dolor.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 18/7/2014

¡UN CANTO AL INVIERNO!Camina sin prisa el invierno,como un sabio de barba blancaque conoce el arte del silencioy moja lo...
12/07/2025

¡UN CANTO AL INVIERNO!

Camina sin prisa el invierno,
como un sabio de barba blanca
que conoce el arte del silencio
y moja los hombros del mundo
con su manto de lluvia insistente.

Viene sin anunciarse,
desciende de los cerros
con niebla en los ojos
y se sienta en los portales
a mirar como los techos respiran
bajo la bendición de la garúa.

Se apodera del día con sus nubes grises,
apaga los colores de los parques
pero enciende los pensamientos,
que crecen como hongos
en la húmeda tierra del alma.

El invierno me habla bajito,
me guía al café tibio y al verso lento,
al libro empapado de memorias,
y me arropa con las canciones
que el trueno escribe en el cielo.

La época de lluvias es un niño desnudo
jugando en los charcos,
es una mujer de trenzas oscuras
que baila descalza entre las hojas podridas,
y es también un perro flaco
que encuentra cobijo bajo un árbol dormido.

Sin Talamanca no hay montaña sagrada,
y sin su llanto verdoso
no hay invierno que valga el poema.
Sin el barro no habría senderos
ni pasos aborígenes que resistan
la prueba de ser eternamente humanos.

Las gotas no preguntan ni piden permiso
caen sobre todos por igual.
Y en Cahuita, en Limón,
en la piel del Caribe,
las casas de madera resisten,
como melodías nostálgicas
colgadas de los aleros.

El invierno tiene sus formas de hablar,
y con su carácter nos hace recordar
que la vida es semilla,
y que toda espera
es también un nacimiento.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 11 de julio de 2025

TRANSPARENTE MUERTE ¡Pobre pajarillo! ¿Cómo vino a morir así?Le vi venir raudo y seguroestrellarse y desplumarsecontra e...
09/07/2025

TRANSPARENTE MUERTE

¡Pobre pajarillo!
¿Cómo vino a morir así?

Le vi venir raudo y seguro
estrellarse y desplumarse
contra el inmenso ventanal,
el impacto fue sonoro y seco
¡oh oh!
sentí estremecer mi cuerpo,
le vi caer, y vi flotar en el aire
un par de sus plumas,
yo ya he visto a la Parca
caminando por aquí,
pero igual,
dos de mis lágrimas
se fueron torrente abajo.

¡Pobre pajarillo!
¿Cómo vino a morir así?

¡Bueno!
Cuando menos feneció
pensando que era libre,
pues claro está, no vio
el transparente cristal
la transparente muerte.
Cuando yo haga mi último gesto
quiero acabar creyendo
que de cadenas fui liberto
y como el desdichado pajarillo,
no percibir en el tiempo por venir
el traslúcido vitral
contra el cual me iré a estrellar.

¡Pobre pajarillo!
¿Cómo vino a morir así?

Le he enterrado en el
jardín de atrás
donde también yacen
Linda, la perra
y Leo el gato,
a mí que me entierren
también en el patio.

¡Pobre pajarillo!
¿Cómo vino a morir así?

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 9 de julio de 2013

Esta foto me la había enviado mi amiga Bernardita Rodherr, tilaranense radicada en Suiza, quien tuvo la misma experiencia que yo: ver morir a un pajarito (estornino europeo) al chocar contra un ventanal, algo que en muchas ciudades alrededor del mundo, lastimosamente es muy común.

HABLANDO CON LAS PAREDES He habitado en muchas casas, unas que grandes, otras que pequeñas, inanimadas todas, claro está...
06/07/2025

HABLANDO CON LAS PAREDES

He habitado en muchas casas, unas que grandes, otras que pequeñas, inanimadas todas, claro está; y en tantos años de ir por los sinuosos caminos, mis huesos se han refugiado en un sinnúmero de cuartos o aposentos, construidos estos también con materiales inertes; mis muebles han vivido a veces en salones o en salitas; todos aquellos alojamientos donde cobijé mis vivencias, eran sin vida alguna, porque evidentemente los ladrillos no respiran y en las maderas ya no corre la savia vital de los árboles.

Pero he sido yo, con mi caprichosa forma de ver cada estancia donde existo, quien le he dado vida a las paredes, soy yo quien habla con el cielorraso, le reclamo a las ventanas cualquier tontería, o le pido a las sillas que se muevan; yo me inventé que una a una de las edificaciones en que moré, fueran acogedoras, y me abrazaran con ternura en las noches de inconmensuble soledad. En algunas ocasiones le he pedido consejos a la escalera de caracol, esa que con la solidez de cada uno de sus peldaños, me lleva de un piso al otro, del minúsculo apartamento que hoy me da posada, y que me consuela al ver la inmisericorde tristeza que en esta noche me está aplastando.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 5 de julio de 2025

MI MEJOR REGALOQuiero regalarte mis manoshacedoras de mil trabajos, son las mismas con que te acaricioesas que tocan tu ...
02/07/2025

MI MEJOR REGALO

Quiero regalarte mis manos
hacedoras de mil trabajos,
son las mismas con que te acaricio
esas que tocan tu epidermis
y también palpan tu alma
con inconmensurable devoción.

Mis manos y sus dedos
te las ofrezco como un tributo
como mi mejor obsequio,
en señal de mi gran aprecio.

Con estos fuertes puños
te defenderé de dragones o mosquitos.

Decir que te doy mis manos
(con las que hice música toda mi vida)
es decir que me doy yo mismo
pues sin ellas no soy nadie.

Te obsequio mi diestra y mi siniestra
ambas cuidaron con esmero
que los brotes de mi amor paterno
no pasaran hambre ni frío.

Junto con estas manos
que hoy te dejo
te dejo también mi esencia
te dejo mis ojos
te dejo mis pies
te dejo mi cuerpo entero
te dejo mi amor.

En tus manos dejo mis manos...
¡Sé que estarán en buenas manos!

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 2 de julio de 2021

¡AÚN SOY UN NIÑO! Quiero volver los ojos al pasadosentir el abrazo de mi abuelorodar dando giros por el suelo y caminar ...
02/07/2025

¡AÚN SOY UN NIÑO!

Quiero volver los ojos al pasado
sentir el abrazo de mi abuelo
rodar dando giros por el suelo
y caminar con mi perro al lado.

Un niño en brazos de mamá
feliz comía el fruto del mango
mientras un disco ponía papá
con la música triste de un tango.

De mi madre escuchaba versos
de mi padre sonar el acordeón
que felices momentos fueron esos
me dejaron agradable sensación.

Aún siento que soy un niño
porque la vida me alzó en vuelo
y sonriendo me hace un guiño
cuando mi nieto me llama abuelo.

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón, 9 de septiembre de 2020

¿QUÉ PASA CONTIGO?Ocurre que de forma esquiva, la fría noche me ignora(fría por su indiferencia) además influye muy a pr...
01/07/2025

¿QUÉ PASA CONTIGO?

Ocurre que de forma esquiva,
la fría noche me ignora
(fría por su indiferencia)
además influye muy a propósito
con esa actitud negativa,
en aquellas palabras que he llamado,
por lo que ellas se rehúsan a venir,
las letras, los puntos y tildes
rehuyen mi lápiz y mis hojas en blanco.

Entonces, no sin enojo,
reclamo con ahínco
pronuncio mi discurso
exigiendo una explicación
¿Qué pasa contigo, caprichosa?
¿Cuál es la razón para darme la espalda?atiende mi súplica y vuelve a ser mi amiga
deja que la prosa, las rimas,
los versos y las leyendas
vuelvan a mí otra vez.

¡Noche, déjame seguir con mi manuscrito!

Eitel Alberto Valerio López
San Ramón 1 de julio de 2023

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