15/09/2025
Cuento breve
SOLO OCURRE EN COSTA RICA
Nelson es un carajo común y corriente, tiene 32 abriles y desde hace 12 años está estudiando derecho en una universidad privada, vive con su mamá y trabaja en una oficina de abogados. Un domingo de estos, que no salió de la casa porque estaba sin un cinco, hizo algo insólito: decidió limpiar y acomodar su cuarto... ¡y sin pedirle ayuda a doña Marta, su mamá!; resulta que durante el acomodo se encontró un papelillo amarillento, comprobante de un taller de zapatería, donde había dejado arreglando unos botines negros... ¡hacía tres años!
Entonces Nelson pensó: "diay, mañana paso cuando voy para el brete, bien tempranito como a las 8 de la mañana, y le pregunto al mae, por varas, si no estarán esos zapatillos por ahí".
Al día siguiente, tal como lo había planeado, el pichón de abogado pasó por donde el zapatero:
-¡Buenos días!, mae, mirá, es que ayer me encontré este papelillo, ahí tiene ese sello, que hijuepuchis hace tres años dejé arreglando unos botines y se me olvidaron, je je je, ¿por qué no te fijás un toque?, al rato están por ahí-.
-¡Buenos días!, prestá pa versh, voy a fijarme así por encima, sino, después con tiempo les echo una buscada-.
Unos cuatro minutos después de revisar en la desordenada estantería, el zapatero con alegría se volvió al olvidadizo cliente y le dijo a grandes voces:
-¡Que hijueputa y que suerte la suya, mae!, después de tres años encontramos sus zapatos- hizo una pequeña pausa y luego continuó:
-¡pero están pa' l viernes, güeón!
-¡Ah ok, tranquilo, de por sí hasta la otra semana tengo plata!-.
Se despidieron, y eso fue hace 8 meses.
Eitel Alberto Valerio López