
18/09/2025
DE GUAYZA A LA ACADEMIA: HOMENAJE A LOS ARQUEÓLOGOS CUBANOS
Por Haydee Noemí Torres
Este miércoles 17 de septiembre de 2025, al conmemorarse el Día del Arqueólogo Cubano, fue inaugurada la exposición temática "De Guayza a la Academia", con la obra escultórica del artista y documentalista Carlos Andrés García, artífice del proyecto de investigación "Arcano Aborigen".
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Inspirada en la "geometría sagrada" de las pinturas rupestres cubanas, esta muestra fue acogida en el Museo de la Academia de Ciencias de Cuba "Carlos J. Finlay" (Cuba 160, entre Amargura y Teniente Rey), ocupando los espacios aledaños a su hermoso hemiciclo. Su objetivo es hacer reflexionar sobre la evolución de la Arqueología como disciplina científica en Cuba, relacionando sus orígenes con el quehacer de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
Esa corporación fue fundada el 19 de mayo de 1861 y tuvo como primer presidente al eminente cirujano Nicolás José Gutiérrez, quien fue "discípulo de Tomás Romay y su sucesor como médico personal del Obispo Espada", explicó el Dr. C. Argel Calcines Pedreira, director de la revista Opus Habana, en sus palabras inaugurales.
"La Arqueología se desarrolló en el seno de esta corporación, siguiendo la experiencia internacional de los médicos franceses que se dedicaron a la craneología", afirmó el orador en referencia a Luis Montané Dardé, introductor de la Antropología física en Cuba. Este propuso crear un museo arqueológico en la propia sede de la Academia con los hallazgos de restos óseos humanos y otras evidencias de procedencia aborigen.
Desde entonces se desarrolla la escuela cubana de antropólogos físicos, que también devinieron arqueólogos, como Arístides Mestre, Carlos García Robiou, René Herrera Fritot y Manuel Rivero de la Calle. Al centenario del natalicio de este último se dedica esta exposición, expresó por su parte la Lic. Mayte Silva Mendoza, directora del Museo, quien anunció la realización de un próximo ciclo de conferencias divulgativas sobre la temática aborigen.
Experta en preservación y gestión del Patrimonio cultural, arqueóloga ella misma, Silva Mendoza propuso el título "De Guayza a la Academia" para acoger la propuesta artística de Carlos Andrés García. Para ello se basó en la serie de exposiciones realizadas por el artista y documentalista en la Sala Guayza del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH). Su directora, la Dra. Lisette Roura Álvarez, asistió a la inauguración junto a otros miembros de esa institución.
Estuvieron presentes como invitados: el reconocido etnólogo Dr. C. Jesús Guanche, el psiquiatra Dr. C. Luis Calzadilla Fierro y la señora Marcela D'Onofrio, colaboradora allegada de Eusebio Leal Spengler. Engalanó la jornada una preciosa actuación del Coro Polifónico de La Habana.
LEGADO CONJUNTO
La ocasión sirvió para destacar la importancia de preservar el legado conjunto de Eusebio Leal Spengler y su predecesor Emilio Roig de Leuchsenring. Este fue nombrado Historiador de la Ciudad de La Habana en 1935 por decreto alcaldicio y, tres años después, fundó la OHCH y el Museo de la Ciudad en el Palacio Municipal, antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
El Día del Arqueólogo Cubano se conmemora porque el 17 de septiembre de 1937 fue creada la Comisión Nacional de Arqueología; luego Junta de Arqueología y, finalmente, Junta Nacional de Arqueología y Etnología a partir de 1942. Su presidente fue el sabio Fernando Ortiz, teniendo precisamente a Roig de Leuchsenring como Secretario.
Según explicó el Dr. Calcines, esa Junta tuvo la tarea de cumplir en la práctica el artículo 58 de la Constitución de 1940, la cual por primera vez logró legislar adecuadamente la salvaguarda del tesoro cultural de la Nación cubana. A continuación se reproducen las palabras que escribió para el catálogo de la muestra el editor general fundador y actual director de la revista Opus Habana.
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DE GUAYZA A LA ACADEMIA. EL "ARTE NEOARCAICO" DE CARLOS ANDRÉS GARCÍA
Por Argel Calcines Pedreira
Entre la Ciencia y el Arte existe una posibilidad de diálogo fecundo que solamente puede lograrse cuando se oscila entre uno y otro campo de conocimientos. Este parece haber sido el derrotero de Carlos Andrés García y su proyecto de investigación "Arcano aborigen". La sala Guayza es su laboratorio secreto, donde realiza sus experimentos artísticos de contenido científico.
A lograr un diálogo permanente entre Arte Rupestre y Ciencias Arqueológicas se ha dedicado Carlos Andrés por más de treinta años, o lo que es decir: la mitad de su vida. Su modo de observación podría clasificarse como Estética espontánea, porque no responde a ninguna tendencia teórica en boga, ni a ningún autor en específico.
Su labor de investigador ha sido la inmersión profunda como documentalista audiovisual en casi todas las cavernas del archipiélago cubano. Digamos que aplica un método propio de carácter prospectivo, registrando la mayor cantidad posible de pictografías y petroglifos. Estas vivencias estéticas suyas son tan reales como imaginarias, al percibir tales evidencias rupestres como señales ignotas que aún esperan ser decodificadas.
Paralelamente, Carlos Andrés se ha dedicado a proponer soluciones metamuseológicas para piezas arqueológicas que yacían olvidadas. Las exhuma de los almacenes y, recordando el contexto original de sus hallazgos, vuelve a dotarlas de "musealia" como si acabaran de ser descubiertas ahora mismo.
De esta manera rinde homenaje a los antropólogos y arqueólogos cubanos de todos los tiempos. Comienza por Luis Montané, Andrés Poey, Carlos de la Torre y Antonio Bachiller y Morales, entre otros miembros de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
Luego sigue con García Grave de Peralta, el Arqueólogo mambí, hasta llegar a René Herrera Fritot y los miembros del Grupo Guamá, entre los cuales aparece el artista Ivan Gundrum. De este último se revaloriza su creación del llamado "arte neotaíno". Ahora se expone una pieza suya, junto al cráneo aborigen descubierto y medido por Herrera Fritot.
A Manuel Rivero de la Calle se dedica una atención primordial por ser el centenario de su natalicio. De aquel sabio contemporáneo recibió Carlos Andrés uno de los mayores consuelos para proseguir su derrotero artístico. "Tu obra hará pensar a los científicos", le dijo Manuel, quien era bastante parco en prodigar elogios.
A ese vaticinio responde esta exposición con el soberbio título: "De Guayza a la Academia". Su clímax es servir de exhortación a reconocer el gran enigma de la Arqueología indocubana: ¿Quiénes eran los denominados "arcaicos" y cómo llegaron a Cuba? ¿Acaso sus pinturas rupestres contienen una geometría sagrada que supera nuestras posibilidades cognitivas?
Al plantearse esas evidencias arqueológicas como sistema de comunicación, Carlos Andrés se basa en que la ilusión de profundidad y tridimensionalidad resulta indispensable para intentar el desciframiento de ese legado sígnico, aunque a la postre resulte ontológicamente imposible.
Lo que parece un desvarío de su imaginación --incluso, una especulación ufológica--, gana ahora validez si se reconoce a Carlos Andrés como un precursor de la Arqueología virtual y su correlato artístico: esos artilugios en movimiento que luego lleva a la escultura y el artmedia.
No es una casualidad que sea este prestigioso paraninfo de molicie académica el preciso lugar para anunciar el "arte neoarcaico" como nueva corriente artística. Porque este es el culmen del proyecto "Arcano aborigen" y su tenaz artífice: ¡Hacer pensar a los científicos!