27/09/2025
La llegada en 1714 de la dinastía alemana de los Hannover, al trono de Inglaterra, marcó un punto de inflexión en la historia. Lo fue, tanto por los cambios políticos como por sus consecuencias culturales, especialmente en los ámbitos de la música, que entró en una fase extensa, vibrante y abierta al mundo.
El primero de la casta germana en asumir el cargo fue Jorge I (1660-1727) un monarca profundamente educado en la tradición musical alemana que, desde joven, mostró interés y habilidades en instrumentos como el clavicémbalo y el órgano.
Uno de los músicos más asociados a su reinado fue George Frederick Händel, compositor alemán que llegó a Londres en 1710 y cuya carrera se consolidó con el apoyo del nuevo monarca. Jorge I reconoció el talento de Händel y le encargó obras para la corte, incluyendo composiciones para eventos reales y celebraciones oficiales.Así, especialmente, estrenó la suite «Música acuática» durante una fiesta náutica en el río Támesis por pedido expreso del monarca.
Otros músicos que compartieron la escena londinense con Händel fueron los italianos Giovanni Bononcini (1670 - 1747), Attilio Ariosti (1666 - 1729), Francesco Geminiani (1687 - 1762), Pietro Castrucci (1679 - 1752) y el también alemán Johann Christoph Pepusch (1667 - 1752) quienes, directa o indirectamente, se beneficiaron del mecenazgo de los miembros de la aristocracia vinculados a la corte de Jorge I.
Otro acontecimiento de interés en esta etapa se relaciona con la coincidencia de la expansión de la vida musical pública en Londres. Es que, bajo el reinado de aquel, los conciertos por suscripción ayudaron a legitimar esta práctica, convirtiéndola en una actividad de moda y socialmente respetada.
Por último, e igualmente importante, fue la proliferación de editoriales de música, permitiendo que esta dejara de ser un lujo de la nobleza e incorporara a la burguesía urbana como nuevo público consumidor y mecenas indirecto de los compositores.
Jorge II llegó al trono el 11 de junio de 1727, tras la muerte de su padre, Jorge I. Su reinado se extendió hasta 1760 y, aunque no tuvo una relación tan entusiasta con la música como su padre, su corte dejó una huella importante en la vida musical inglesa.
De tal modo, mantuvo intacta la protección a Händel, quien compuso varias obras para ceremonias reales, entre ellas los célebres «Himnos de Coronación». En las primeras décadas de reinado de Jorge II, Londres vivió la época dorada de la ópera con el músico alemán como protagonista, y aunque el popular oratorio «El Mesías» fue estrenado en Dublín, pronto llegó a la capital británica y una leyenda casi generalizada asegura que al escuchar el famoso Aleluya, el monarca se puso de pie ante la grandeza de la obra y del compositor, reverenciado como el padre del oratorio en lengua inglesa.
Otros músicos que desarrollaron sus carreras bajo el reinado de Jorge II fueron Maurice Greene (1696 - 1755), William Boyce (1711 - 1779), Thomas Arne (1710 - 1778) además de los italianos Giovanni Bononcini (1670 - 1747), Francesco Geminiani (1687 - 1762) y Pietro Castrucci (1679 - 1752).
El patrocinio de Jorge II, aún cuando resultó menos personal que el de su padre, aseguró que la corte siguiera siendo un centro de prestigio musical, combinando lo ceremonial, lo nacional y lo cosmopolita. Su nieto, Jorge III, lideró a partir de 1760 y hasta 1820 no solo uno de los reinados más largos de la historia sino también uno de los más trascedentes para la historia musical inglesa.
Melomanía real (Parte IV)
✍ Yamilé Jiménez
📸 Retrato Jorge I de Gran Bretaña por Godfrey Kneller,1714. Col., Galería de Arte de la Universidad Yale