04/09/2025
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CONTINUIDAD DE LA CRÓNICA (Parte II)
Es probable en grado muy alto que no haya alguien que personifique en este municipio, de manera más cabal la consagración y el sentido de pertenencia a una escuela que Martín. Laboró en cuatro preuniversitarios que en momentos diversos garantizaron la continuidad de estos estudios en el territorio y si bien se inició como profesor pronto alcanzó protagonismo dirigente como secretario del comité UJC, más tarde subdirector y luego al frente de los preuniversitarios, para convertirse en el director que más tiempo desarrolló esta responsabilidad en Urbano Noris, lo que cumplió en tres escuelas.
Su vida laboral se inició en el IPUEC provisional 108, situado a orillas del Cauto, a donde se llegaba por caminos polvorientos. Raúl Triguero Mulet fue el director al que encontró al frente de un colectivo pedagógico magnífico y de disímiles y generalmente muy buenos estudiantes, muchos de los cuales hoy son personas de bien y muy capaces, entre los que se encuentran diputados al parlamento, eminentes escritores, profesores reconocidos, médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, militares, trabajadores de las diversas esferas, dirigentes bien conocidos, entre otros.
En los años que laboró Martín en esta institución, que resultó seleccionada Vanguardia Nacional y Preuniversitario de referencia en Holguín y el país, impulsó un fuerte movimiento entre los jóvenes, donde el estudio, la participación en las tareas de impacto social y la capacidad para responder con iniciativas a los requerimientos de su tiempo, fue un modo de ser cotidiano. Ya entonces comenzó a identificarse el joven profesor como portador de una virtud esencial y es el sentido de pertenencia desde la consagración total, en la que no evadía ninguna responsabilidad por dura que esta resultara.
Lo compartido y aprendido en el IPUEC 108 lo fue enriqueciendo constantemente en los otros escenarios educacionales. Se encuentra entre los fundadores del IPU José Coello Ortiz, escuela en la que se desempeñó como secretario del Comité UJC, jefe de Cátedra de Química, subdirector docente y director.
Más tarde pasó a laborar en la Dirección Municipal de Educación como Jefe del Departamento Metodológico de la Enseñanza Media, pero rápidamente sintiéndose incomodo en esta tarea, pues no concordaba con su pasión por la escuela y se fue para donde se concretaba la educación de las nuevas generaciones, asumiendo la dirección del IPUEC José Coello Ortiz en un largo período. Excelentes resultados alcanzó a frente de esta otra emblemática institución que se hizo muy conocida en la provincia por la calidad del proceso docente educativo, los éxitos en la preparación para el ingreso a la educación superior, la estabilidad y preparación del claustro, la disciplina y cohesión del colectivo estudiantil y el trabajo orientador a la familia, como un factor esencial en el diseño de las influencias educativas de la escuela como institución socializadora.
Por los resultados alcanzados se le confirió una misión de colaboración en la hermana República Bolivariana de Venezuela, la que cumplió exitosamente y al regresar pidió estar en la misma trinchera de combate, reasumiendo su responsabilidad al frente del IPUEC José Coello Ortíz y más tarde en el inaugurado IPU Máximo Gómez. Ante los síntomas de enfermedad se decidió liberarlo de esta responsabilidad, sin embargo siguió hasta donde le fue posible, asesorando al Consejo de Dirección de dicho preuniversitario, pasando así a su jubilación por serios problemas de salud.
Martín Acosta basó su pedagogía en esa gran capacidad de entrega, en el ejercicio del ejemplo, en no buscar resultados o méritos personales , sino en organizar y conducir el trabajo de todo el colectivo pedagógico en aras de los objetivos de la institución , donde los estudiantes constituían la razón de ser, en el propósito razonado y sentido que es preciso formar mejores seres humanos, más plenos, competentes y de valores concretos de dignidad, solidaridad, responsabilidad y patriotismo.
Su pedagogía es caracterizada por sus alumnos y colegas como resuelta, atrevida, práctica, que aun cuando tenía apoyo en la teoría no se diluía en ella. Una pedagogía que Martín la construía día a día en el propio escenario escolar, en armonía con el objeto de la institución, los intereses y posibilidades de los educandos concretos y la unidad del colectivo de trabajadores.
Una pedagogía simple y activa, desenvuelta que sumió muchos riesgos y lo hizo con un espíritu sincero , desenfadado, contra todo lo vulgar y superficial, a partir de comprender todo el conjunto de la situación de la escuela y como una batalla constante e incansable, que para Martín no se reducía al tiempo físico que permanecía en el escenario docente y escolar.
➡️Continuaremos en la próxima publicación