24/06/2025
| El consumo de sustancias psicoactivas no es exclusivo de una profesión ni de una clase social. Sin embargo, la visibilidad mediática, los estilos de vida y las presiones internas de cada entorno moldean la forma en que artistas, deportistas y políticos se relacionan con las dr**as. Un análisis realizado por NOTISANCRI expone las diferencias clave entre estos tres sectores.
En el mundo del entretenimiento, los artistas —músicos, cantantes, actores— son quienes más visiblemente consumen dr**as. La fama temprana, el exceso de atención y las giras continuas generan cuadros de ansiedad, depresión y adicción, muchas veces expuestos públicamente. Casos como los de Amy Winehouse, Demi Lovato o incluso artistas urbanos dominicanos han destapado realidades dolorosas tras los escenarios.
Los deportistas, por su parte, enfrentan una presión distinta: el rendimiento físico extremo. Muchos caen en el uso de sustancias dopantes como esteroides o EPO para mejorar su capacidad competitiva. Otros, una vez retirados o fuera de temporada, recurren al consumo recreativo. Ejemplos como Diego Maradona, Lance Armstrong o Michael Phelps muestran cómo el cuerpo también paga factura en el deporte de alto nivel.
En el ámbito político, el consumo de dr**as se da en entornos más reservados y, a menudo, hipócritas. Mientras desde el poder se impulsa la represión del narcotráfico o se criminaliza a los consumidores, algunos funcionarios se ven envueltos en escándalos por uso de co***na, alcohol o medicamentos para el insomnio y el estrés. La diferencia radica en el acceso al encubrimiento y la capacidad para mantener su imagen pública.
Mientras unos lo hacen en tarima, otros en el vestidor y otros tras un escritorio con aire acondicionado, el problema del consumo de dr**as atraviesa clases, profesiones y discursos. Quizás la pregunta no sea quién se droga más, sino quién tiene el poder de ocultarlo.
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