
16/07/2025
En los 80, la imagen lo era todo.
El público valoraba mucho más a un artista por el vehículo que manejaba, la ropa que vestía o la hermosa mujer que lo acompañaba. Richie Ricardo logró una gran pegada con sus temas a nivel nacional, pero, aun así, no lograba conectar con las fiestas privadas de la alta sociedad, a pesar de tener grandes amigos con poder económico que lo seguían.
Recuerdo que en una conversación me dijo:
“Luisín, ya verás que me van a contratar en los clubes cuando regrese de Nueva York… y luego entenderás por qué.”
Yo lo contrataba con frecuencia para fiestas populares y graduaciones en “Yemayá Disco” la discoteca del Malecón. Pero aquella vez, al escucharlo decir eso, me quedé incrédulo. En esa época, a la alta sociedad lo que menos le importaba era si una orquesta venía de Nueva York o no.
Pero al finalizar su exitosa gira, Richie regresó al país y se paseó por toda la ciudad de Santo Domingo en un lujoso Porsche color blanco perla del año modelo 88. Los jevitos de la Lincoln se les iban los ojos al ver al “Natural” manejando por la ciudad. El carro se convirtió en tema de conversación en todos los grupos, y muchos querían verlo en persona.
Pocos meses después, Richie ya era solicitado en los clubes de la alta sociedad del país. Al parecer le salió muy bien la estrategia.