17/10/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            “LA LEVADURA DE LOS FARISEOS” / LUCAS 12, 1 – 7.-
“Cuídense de la levadura de los fariseos” dice Jesús. Se refiere a la hipocresía de los fariseos. La levadura es esa materia prima que sirve para fermentar la masa y, por tanto, para hacerla crecer y multiplicar. 
Jesús estableció un paralelo entre la levadura y la hipocresía de los fariseos. Igual que la levadura, la hipocresía de los fariseos se contagia, crece y se multiplica, por eso hay que cuidarse de ella.
“Cuídense de la levadura de los fariseos” advierte Jesús a sus discípulos. El Maestro de Galilea está dando la voz de alerta ante lo que considera un peligro inminente.
Se nota que el Rabí de Galilea tiene conocimiento del alcance nocivo que tiene la hipocresía en los distintos grupos humanos, por eso teme que sus discípulos se dejen atraer por este vicio.
Por suerte, así como la levadura puede multiplicar el mal, también está en condiciones de multiplicar el bien. Jesús, su persona y su Evangelio, también son levadura que hace crecer y multiplicarse, por eso le seguía tanta gente. 
Precisamente San Lucas inicia el capítulo 12 de su Evangelio resaltando el arrastre masivo del liderazgo de Jesús. “Miles y miles de personas se agolpaban en torno a Jesús, de tal forma que se pisaban unos a otros” dice el evangelista.
Hablar de miles y miles de personas en el año 33 de la era cristiana, y en las afueras de Jerusalén, que era la capital de Israel; era hablar de mucha gente.
Saber además que esas multitudes se formaban de manera espontánea, sin convocatoria, sin el uso de la radio, la televisión, la prensa escrita, ni redes sociales. Todo ello nos da una idea del impacto que tenía la figura del Maestro de Galilea en las personas que le conocían.
Hay que admitir también que Jesús hablaba a esas multitudes sin micrófonos y sin amplificación, y de todos modos llegaba a su corazón, a lo profundo.
¿Qué veía la gente en Jesús que no descubría en los otros líderes de la época? ¿Cuál es el misterio del atractivo del Hijo de Dios?
¿Qué estrategia utilizaba el Rabí de Galilea para reunir tanta gente en torno a sí? ¿Qué necesidades querían satisfacer las multitudes que seguían a Jesús? ¿Se relacionan esas necesidades con las que tienen los hombres de hoy?
¿Existe algún líder que pueda satisfacer las necesidades de verdad y sentido que tienen las presentes generaciones?
Como manantial inagotable, Jesús sigue siendo hoy río de agua viva que alivia la sed de Dios que hay en el corazón humano.  
Jesucristo, mu**to y resucitado, es la levadora auténtica que hace crecer nuestra mente y corazón con el Evangelio, a fin de que las presentes y futuras generaciones, logren su realización personal y, por tanto, su salvación.
17 DE OCTUBRE DEL 2025 / VIERNES