El Coloso de macoris

El Coloso de macoris Portal informativo.PORTAL INFORMATIVO DE SAN PEDRO DE MACORIS

29/07/2025

De izquierda a derecha, Dr. Jesús Feris Iglesia, Ing. Manolín Báez, el comerciante de electrodoméstico y presidente provincial del PRM en SPM, Lic. Héctor Luis Febles (El Primo), el periodista Agustín Vega y su esposa y el periodista, dirigente político, poeta, ensayista, filósofo, historiador, conferencista y escritor Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo).

23/07/2025

El valor histórico y cultural del Monumento a los Cocolos

Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

Y sobre todo quedan lo cocolos, nuestros cocolos, cuyos alientos de guarapo y mar, permanecen impregnado en nuestro recuerdo, adherido en la memoria de Macorís, vagando entre railes y humos de chimenea de ingenios, buscando las olas que los trajeron envueltos en atavíos de colores; tambores amarrados en la borda y deseo de bienestar soñado sobre miseria amarrada en la niñez. Aquí, en tierra de ingenios y cañas, sembraron sus miradas de extraños y rostros salobres brillando bajo el sol de la ciudad verdecida, enseñando la tibieza de su forma endulzada y su parca sonrisa de pobladores mezclados, enlazando ritmos musicales colocados en la cúspide de su nombre. La ciudad renovó su identidad hospitalaria haciendo bucles de etnias forjadas, compartiendo saludos y abrazos frente al mar de olas mecidas y cangrejos esperando la lluvia, así lo dice el Sol en su poniente de Higuamo y en la sombra otoñal de las edades vivida. Cocolos de aquellos tiempos de esplendor cantado, cuyos nombres eternizó el poeta de ellos, haciendo apacibles gajos de nombres; identificando el sonido de apellidos tintados. Encima aquellos años memorables resaltamos sus siluetas de negros arbolados, bajo lluvias con relámpagos y truenos fugaces. Briznas pintorescas surcando sobre calles mojadas de guavaberry. El crepúsculo acaricia sus danzas de hermanos haciendo trenza de sangre mezclada.

SAN PEDRO DE MACORIS.- El pasado sábado 28 de junio el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) inauguró un Monumento levantado en honor y reconocimiento a los cocolos en el malecón de San Pedro de Macorís. Fue un acto esplendoroso encabezado por el Canciller de la Republica Roberto Teodoro Álvarez Gil, y el viceministro de Política Exterior Multilateral Rubén Silié Valdez.

Esta obra cultural se caracteriza por tener varias tapias de concreto aparentando rompeolas, señal de los escollos que tuvieron que enfrentar esos inmigrantes isleños para llegar a nuestra isla, donde se vieron forzados a afrontar desafíos y amenazas xenofóbicas. También esculturas en hierro con fragmentos del poemario "Los Emigrantes” de Norberto James Rawlings, y que comienza: "Aún no se ha escrito la historia de su congoja. Su viejo dolor unido al nuestro". Este emblemático Monumento proyecta en el ámbito cultural el legado de los aportes a la economía azucarera regional realizado por aquellos centenares de negros que fueron traídos a Republica Dominicana a finales del siglo X1X y los primeros 35 años del pasado siglo XX, contratados para trabajar en las plantaciones cañeras y los ingenios que operaban en Puerto Plata, La Romana y San Pedro de Macorís. Las manos de obra de esos centenares de trabajadores migrantes contribuyeron a forjar el período histórico petro-macorisano conocido como "danza de los millones". Es conocido por la amplitud de escritos sobre este tema que durante la década de los 70 del siglo X1X se produjo el empuje sustancial de la industria azucarera moderna en nuestro país bajo la primacía del ingenio Angelina, construido por el cubano e ingeniero mecánico Juan Amechazurra, en 1876. Este moderno ingenio hizo su primera zafra el 9 enero de 1879. Cinco años después de esta arrancada exitosa, en 1884 se produjo la gran crisis que afectó considerablemente el desarrollo industrial azucarero en República Dominicana. Esta crisis obligó a los propietarios a buscar vías que contribuyeran a disminuir los costos de producción.

Este Monumento simboliza las largas jornadas laboriosas agotadas en este histórico San Pedro de Macorís por centenares de inmigrantes de color negro o moreno cuya presencia tomó fuerza a partir de 1885, al producirse la crisis azucarera de 1984, ante esa crítica situación los empresarios cubanos Carlos F. Loynaz, propietarios de ingenios en la norteña ciudad de Puerto Plata, y William. L Bass, propietario del ingenio Agua Dulce, conocido hoy con el nombre de Consuelo; así como la participación de los empresarios y colonos azucareros Hugo Ehiers Friedheim, Santiago W. Mellor, Juan B. Mansfield, F. C. Huffington, J. M. Santoni, y Vicente Feliú, los cuales acordaron afrontar aquella situación importando de las islas de posesiones inglesa, francesa y holandesa, como una fórmula para abaratar los costos de producción, entendiéndolo como una de las soluciones para resolver aquel problema, al efecto, crearon la Sociedad de Inmigrantes, la cual reunió 15 mil dólares para sufragar los gastos operacionales de la importación laboral.

Anteriormente, la bonanza económica del negocio azucarero nacional provenía de factores externos: la guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878), la guerra franco-alemana de 1870, que concluyó con el Tratado de Fráncfort en mayo de 1871; países entonces mayores productores de azúcar de remolacha; en el plano nacional: la Guerra Restauradora de (1863-1865), y el mandato de seis años del caudillo Buena Ventura Báez ( 1868 al 1874).

El mayor grupo de migrantes negros llamado cocolos arribó en una goleta española fletada de nombre Ponceña, la cual atracó en el puerto de Santo Domingo, el 14 de octubre de 1893, procedente de la isla de Vieques, San Thomas y Barbada, la mercancía humana fue luego trasladada a la goleta Chicago, que lo transportó hasta el puerto de San Pedro de Macorís, de donde fueron llevado al ingenio Consuelo. Esta fecha ha sido consignada como el Día del Cocolo en nuestro país, sin embargo, desde 1850 comenzaron a llegar a nuestro país isleños de la zona de Barlovento y Sotavento para trabajar en las empresas azucareras. La mayoría de las goletas que embarcaban a los súbditos isleños pertenecían a la compañía británica Royal Navy, a cuyas embarcaciones les decían “Warspite".

Debemos recordar, en este sentido, que, en el año de 1870, el empresario azucarero Carlos F. Loynaz trajo unos 31 braceros procedentes de la dominación británica Turk Islands, dicha carga no se le permitió desembarcar alegando que violaba el decreto de control migratorio emitido en 1867. El empresario azucarero Santiago José M. Glass tuvo mejor suerte ya que se le permitió el ingreso de unos isleños que trajo para laborar en la industria azucarera, en 1879. Otro dato poco conocido fue la traída a esta provincia de 100 cocolos de parte del hacendado Lorenzo Zayas Bazán en el año 1877, a los que integró a diversas labores en sus extensos predios que poseía en la provincia. Su nombre está conectado con la historia del barrio Miramar, zona donde establecieron residencia cientos de los súbditos cocolos.

Los primeros súbditos cocolos que descendieron en el puerto de San Pedro de Macorís lo hicieron desde la goleta Echar-Apitex, estos ciudadanos extranjeros insertaron en la ciudad receptora sus costumbres, hábitos, creencias religiosas y forma organizada de convivencia.

Posteriormente el negocio de carga marítima en Goletas tuvo altos resultados lucrativo que entusiasmo al gobierno dominicana, el cual tomó un préstamo al Eximbank de los Estados Unidos de América (Ex-Im Bank o EXIM), por US$300,000, para dedicarlo a la construcción de ese tipo de embarcación, de este modo entre los años 1943 al 1944, se levantó un astillero a orillas del al rio Ozama, frente a Villa Duarte, en el cual se fabricaron las goletas La Americana, Jaragua, Duarte, Inoa, Dicayagua y San Cristóbal, todas destinadas en la exportación de productos agrícolas y de pasajeros.

La novedad de estos trabajadores inmigrantes importados por los propietarios azucareros, produjo algunas reacciones de rechazo y de hostilidad, al efecto, medios de prensa de la época, lanzaron fuertes campaña detractora, sin embargo, no obstante, amparado y respaldando la disposición gubernamental que dispuso que los ayuntamientos destinaran un 5% de las recaudaciones para el fomento de la inmigración, visto como necesidad para aumentar la población nacional, el gobernador civil y militar de San Pedro de Macorís, general Ramón Castillo, destacó en un informe al Ministro de lo Interior, en 1893, a los beneficios que implicaba esta política estatal. A partir de 1891 comenzó a asentarse en un libro de control en los ayuntamientos el ingreso de extranjeros, en aplicación y cumplimiento de la Resolución 3069 emitida por el Congreso Nacional, de 1891, dándoles la potestad a los cabildos para dedicar el 5% de sus ingresos para impulsar la inmigración a través de la creación de una Junta Provincial integrada por el Gobernador, el Síndico, y un comisionado del municipio.

De acuerdo al primer censo de la historia dominicana realizado entre diciembre de 1920 a enero del 1921, tiempo de la ocupación norteamericana de nuestro país, indica que en San Pedro de Macorís residían en sus demarcaciones geográficas, 9,272 cocolos, la ascendencia del número se mantuvo fluctuante hasta 1935, a partir de este año fue disminuyendo sensiblemente la cantidad de contratados por las restricciones impuestas por la larga dictadura de Trujillo 1930–1961, que al adueñarse de los ingenios prefirió la presencia haitiana en las faenas agrícolas de la industria azucarera.

Cuando el cocolo más emblemático Teofilus Chiverton (Primo), rey de la danza Momise, llegó a San Pedro de Macorís en 1923, la población provincial sumaba 19, 600 personas, las cuales estaban repartida de la siguiente manera: 7.500 en la zona urbana y 12.680 en la zona rural. Los dominicanos eran 9.559 y los extranjeros 9.111. La provincia contaba en ese momento con 1.265 casas de madera en la zona urbana, así como de 1.889 en la zona rural, campos y bateyes. En la zona urbana 655 estaban techadas de zinc, 279 lo tenían de yagua, 65 eran de mampostería y 32 tenían más de dos pisos. El dinamismo productivo-laboral- social en el ámbito de los ingenios motivó que en su entorno se instalaran variados negocios: bodegas, pulperías, tiendas de calzados y ropas, entre otros, los días de pagos aquello era un gentío moviéndose en funciones de compras y ventas comerciales. Alrededor de cada ingenio se instalaron atractivos comercios. En Consuelo el número llego a diez, en Angelina a siete, en Santa Fe a seis, en el ingenio Puerto Rico uno, en Porvenir (Vega) cuatro, en Cristóbal Colon (Guano) seis y en el ingenio Quisqueya tres. Por igual, alrededor de los centrales azucareros se creó una cantidad importante de establecimientos comerciales. En Consuelo diez, Angelina siete, Santa Fe seis, Puerto Rico uno, Porvenir cuatro, Cristóbal Colón (Guano) seis, y Quisqueya ocho. El impulso empresarial y el auge poblacional encaminaban la provincia por sendas de progreso y modernidad.

Esos centenares de inmigrantes cocolos tuvieron la dicha de haber llegado a una zona geográfica cuyos habitantes venían de una larga brega en la producción de azúcar, pues desde 1546, época en que Diego Colón Toledo y Jerónimo de Agüero, instalaron en sociedad un pequeño ingenio hidráulico, movido por la fuerza del agua, a las orillas del río Almirante de Hato Mayor, y en 1548 el ingenio Casuy, que era propiedad de Juan de Villoria, todavía son visibles algunas ruinas de ese ingenio en el Batey Hoyón de Consuelo, asimismo, la familia Coca Landerche, levantó otro ingenio en lo que hoy se llama Monte Coca.

Los trabajadores ingleses o cocolos se sumaron al aporte productivo de los criollos que trabajaban en los
ingenios, más su valía y el dominio de sus funciones laborales con esmera calidad y alta responsabilidad personal, contribuyeron grandemente al impulso constructivo de la industria azucarera en sus vertientes laborales.

No podemos destacar el aporte de estos inmigrantes sin mencionar a otros que si bien no son cocolos fueron los pioneros y auspiciadores para que estos llegaran a nuestra provincia y otras zonas de la industria azucarera como La Romana, para citar un ejemplo cercano, ellos fueron el cubano Juan Amechazurra, quien construyó el ingenio Angelina en el año 1876, el ciudadano francés Augusto Rousset y el cubano Salvador Ross, fundadores del ingenio Santa Fe, en 1882, el estadounidense Santiago W. Mellor fundador del Ingenio Porvenir (Vega), en 1879, el norteamericano Hugh Kelly ( Mister Kelly) quien al adquirir el ingenio Porvenir los transformó y convirtió en el más pujante de su época, Padrón y Solaum, fundadores del ingenio Consuelo, en 1881; Alejandro Bass Guillermo Bass, que al adquirir el ingenio Consuelo le dieron un impulso trascendental, el norteamericano Edwin E. Kilbourne ( Míster Kibur), que tan pronto se hizo cargo del ingenio Consuelo impulsó grandes inversiones elevándolo como el más importante de esta zona; el cubano Juan Fernández de Castro, fundador de los ingenios Quisqueya en 1888, y Cristóbal Colón, en 1883; así como los empresarios azucareros Salvador Ross y Juan Serrallés, este último fundador del ingenio Puerto Rico en Las Cabuyas de Juan Dolio, en 1892; y por último, la familia Vicini Canepa, quienes adquirieron los ingenios Angelina y Cristóbal Colon, cuyas inversiones y dedicación ha hecho posible que este tipo de industria siga aportando el desarrollo económico de la provincia de San Pedro de Macorís.

El Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) hizo su trabajo: Erigió este valioso Monumento. Ahora les corresponde a las autoridades de San Pedro de Macorís: La alcaldía, el Ayuntamiento a través de sus regidores, la senadora, diputados y demás funcionarios. La sociedad civil a través de sus instituciones representativas, asumir la responsabilidad de preservarlo y cuidarlo. A la Regional de Educación instruir para que las escuelas públicas y colegios lleven a sus estudiantes no solo a contemplar esta bella obra cultural sino disponer de gestores que instruyen y orienten a los escolares sobre su significado histórico y lo que representa en la historia de la ciudad. Al hacerlo contribuyen a acrecentar el legado de los cocolos como símbolo cultural dentro de nuestra identidad nacional.

Y sobre todo quedan lo cocolos, nuestros cocolos, cuyos alientos de guarapo y mar, permanecen impregnado en nuestro recuerdo, adherido en la memoria de Macorís, vagando entre railes y humos de chimenea de ingenios, buscando las olas que los trajeron envueltos en atavíos de colores; tambores amarrados en la borda y deseo de bienestar soñado sobre miseria amarrada en la niñez. Aquí, en tierra de ingenios y cañas, sembraron sus miradas de extraños y rostros salobres brillando bajo el sol de la ciudad verdecida, enseñando la tibieza de su forma endulzada y su parca sonrisa de pobladores mezclados, enlazando ritmos musicales colocados en la cúspide de su nombre. La ciudad renovó su identidad hospitalaria haciendo bucles de etnias forjadas, compartiendo saludos y abrazos frente al mar de olas mecidas y cangrejos esperando la lluvia, así lo dice el Sol en su poniente de Higuamo y en la sombra otoñal de las edades vivida. Cocolos de aquellos tiempos de esplendor cantado, cuyos nombres eternizó el poeta de ellos, haciendo apacibles gajos de nombres; identificando el sonido de apellidos tintados. Encima aquellos años memorables resaltamos sus siluetas de negros arbolados, bajo lluvias con relámpagos y truenos fugaces. Briznas pintorescas surcando sobre calles mojadas de guavaberry. El crepúsculo acaricia sus danzas de hermanos haciendo trenza de sangre mezclada.

20/07/2025

Burocracia: protocolo inhumano, desdeñoso y burlesco campea en instituciones públicas

Escrito por: Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

Irritante, molestoso, mortificante, ofensivo, denigrante, angustioso, frustratorio, anti ético,... es el decepcionante cuadro exhibido en instituciones públicas donde los que acuden en busca de cualquier información o diligencia tiene que afrontar el tenebroso hecho de pasar por una serie de amargura y fastidio, donde muchas de las recepcionistas o secretarias de los funcionarios, por lo regular lo reciben con mirada escrutadora e inquisitoria. Desprecio y malquerencias, y más si éstos son envejecientes; muestran una actitud desafiante y provocadora.

En la mayoría de los casos se apresuran, sin consultar a nadie, a decir que el jefe no está disponible, y si es por la vía telefónica peor. A esto se une que se la pasan pegadas al teléfono hablando sandeces y disparates, en largas conversaciones intranscendentes, con enamorados o amantes. Con jerigonzas propias de personas absurdas tratan a las personas que reciben con una pose prepotente, soberbia, maltratando, ofendiendo, agrediendo moral y sicológicamente. Se sienten con gran apoyo en la mayoría de los casos pues son amantes vergonzantes de los altos funcionarios que representan. Claro que hay excepciones ejemplarizantes, hay muy buenas y competentes secretarias con una sonrisa a flor de labios, que tratan con amabilidad, cortesía y respeto a todo aquel humano que la aborda.

A esto hay que unirle la ridícula aparatosidad militar que se exhibe en las dependencias públicas. Los altos funcionarios le pasan por el lado a las personas con desdén, ignorándolo adrede, sin mirar hacia los lados, con miradas toscas, de odio y desprecio hacia todo el mundo, franqueado por un séquito de lambones y adulones: guardaespaldas con vocación criminal, prestos a matar a cambio del sueldo de hambre que reciben.

No hay respeto, trato mesurado, humano, cordial ni amabilidad para las personas que acuden a las dependencias oficiales Los ministros de Estado o directores generales, sólo expresan la receptividad del encono, el maltrato, la humillación, el atropello, la demagogia, la hipocresía, la mentira, largas esperas torturante para luego recibir la desagradable noticia de que el funcionario está ocupado y no puede recibir a nadie. “Ocupado”, mejor dicho, hablando tonterías, bobadas, enamorándose por teléfono, haciendo chistes, hablando con algún sobre sus aventuras juveniles o pasando revista al cohecho de la corrupción. Con algunas excepciones, las Secretarías del Estado han sido tomadas por una cáfila de mediocres, mercaderes de la política, vulgares canallas, oportunistas, traidores y lumpenes inescrupulosos capaces de lo peor.

Ya esos ministros hicieron su “revolución”, que le importa a ello la trayectoria de entrega estoica de quienes hicieron posible con su lucha, aportes y sacrificios que ellos hoy ocupen esas posiciones. Por eso no reciben a nadie. Por eso no resuelven nada. Por eso sus secretarias, porteros, recepcionistas, guardaespaldas, y demás sabandijas que se benefician alegremente del privilegio de servirles, maltratan y desconsideran los cientos de dirigentes medios y militante de base del Partido Revolucionario dominicano (PRD), que acuden a esos despachos tras alguna diligencia.

Hoy la dirección media del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) es desconsiderada, humillada, aplastada, reprimida, tratada con desdén y desprecio, de forma inhumana. No se respeta a quienes han luchado toda una vida con heroísmo y dignidad. Los principales puestos han sido repartidos entre las amantes, queridas, amigos íntimos, relacionados y familiares de los altos funcionarios nacionales y locales en detrimento de los dirigentes medios y simpatizantes de abajo, que con perseverancia y optimismo hicieron posible el triunfo del Partido Revolucionario dominicano.

El presidente Hipólito Mejía debe, si es sincero en lo que predica, sacudir la malta y castigar con la destitución a esos altos y medianos funcionarios que han traicionado la confianza de la militancia del PRD, tratando con humillación, burla y asco, a los que por alguna razón personal, política y partidaria, se esfuerzan infructuosamente, en hablar con algún funcionario del gobierno de Hipólito Mejía, que es producto de la dilatada jornada epopéyica de valores humanos comprometidos con la mejores causas del pueblo dominicano.

Nota: este trabajo, Colosazo, escrito por el periodista Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo), fue publicado en la página 5 del semanario EL COLOSO DE MACORIX, No.8, de fecha 15 de enero del año 2001, época del gobierno de Hipólito Mejía. Cualquier semejanza con la actitud de algunos altos funcionarios y dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), es una coincidencia inherente en la cultura política de quienes ayer realizaron esta práctica y hoy la repiten con morbosidad olímpica, característica de los simuladores y camaleones que siempre logran el propósito de encaramarse en el palo del poder, tránsfugas y traidores compulsivos. Árbol que nace torcido nunca su rama endereza.

18/07/2025
Pedro Albizu Campos,  grande es el hombreEscrito por Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)Nota: esta reseña periodística, re...
18/07/2025

Pedro Albizu Campos, grande es el hombre

Escrito por Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)

Nota: esta reseña periodística, reportaje sobre la vida de Pedro Albizu Campos, escrita por el periodista Enrique A. Cabrera Vásquez ( Mellizo), fue publicado en las páginas 8, 9, 10, 11 y 12, de la Revista Cauce Libre que editaba el periodista Raschid Zaites, año 2, Santo Domingo, marzo-abril 1981 No. 19.

“Don Pedro Albizu Campos fue un líder revolucionario puertorriqueño de ascendencia africana, vasca y taína que fue sentenciado en dos ocasiones distintas (1936, 1951) a un total de 82 años de prisión, los primeros diez en la cárcel federal en Atlanta, por su inquebrantable lucha política, jurídica, diplomática y armada por la independencia de Puerto Rico como presidente del Partido Nacionalista. Estuvo en prisión alrededor de veinte años, seis de estos en Atlanta, y murió el 21 de abril de 1965, cuatro meses después de dársele de alta de un hospital privado en el cual se le recluyó en condición de preso político. Tenía 73 años. “

Desde lo más casto de nuestra originalidad étnica Latino-Antillana sobresale la conmovedora e histórica figura de Pedro Albizu Campos (1893 -1965), paladín sacrosanto de la lucha emancipadora del Puerto Rico subyugado, oprimido y colonizado por fuerzas foráneas. Este nacionalista infatigable, presidente y portavoz del Partido Nacionalista de Puerto Rico desde 1930 hasta su muerte, que sufrió veintiséis años en prisión, es la impertérrita presencia del deseo perenne de un pueblo que ama la soberanía y la libertad. Él es autenticidad patriótica sobre la ignominia, la felonía, el entreguismo y la claudicación. Su pensamiento y práctica es el decoro y dignidad ultrajadas. Es bandera de lucha por la independencia de Borinquen amado.

El 12 de septiembre de 1891 como resultado de la unión con Alejandro Albizu Romero (vasco), y la mestiza con sangre española, indígena y africana, Juliana Campos, vino al mundo Pedro Albizu Campos. Precisamente en los tormentosos años en que España perdía a Cuba y Estados Unidos y España firmaban la Enmienda Platt (1895), mediante la cual Puerto Rico perdía su independencia y soberanía.

Contando con 19 años de edad recibió una beca para estudiar química e ingeniería en la Universidad de Vermont, en 1912. Años después ingresó a estudiar en la prestigiosa y famosa universidad de Harvard, destacándose como un excelente estudiante, graduándose con honores, por sus méritos fue escogido para pronunciar el discurso de graduación de los estudiantes de su promoción de la Facultad de Derecho en 1921. fue el primer puertorriqueño graduado de Harvard. Se dice que durante su carrera universitaria estuvo comprometido con la lucha por la independencia de Irlanda.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial (1914 –1918) se alistó como voluntario en la Infantería de los Estados Unidos, siendo asignado al 375.º Regimiento de Infantería, donde alcanzó el grado de subteniente de la Reserva del Ejército, de donde fue enviado a la ciudad de Ponce, siendo de los organizadores de la Guardia Nacional de dicha ciudad.

“Además de su variado trasfondo académico, Albizu conocía el griego y el latín y hablaba con fluidez francés, italiano, portugués, alemán, inglés y, por supuesto, su vernáculo, el español. Por consiguiente, se relacionó con intelectuales, líderes sindicales, oficiales de gobierno y estadistas en Estados Unidos, América Latina y Europa”.

Al observar detenidamente la impresionante y conmovedora biografía de don Pedro Albizu Campos no podemos evitar caer en una sugestiva y abismal apasionamiento. Su vida deslumbra; y sin quererlo, la emoción que nos deslumbra nos lleva hacer un ditirambo tal vez contraproducente y un poco dogmático. Tenemos que sobrecogernos a esta poética reflexión para hacer una sinopsis del inmortal Albizu Campos; y es que la grandeza espiritual como política de su gallarda personalidad traspasa el rutinario y cumplido laudatorio de lo simple, , empujándonos hacer una flamante y rigurosa semblanza que sintetice la nítida realidad de su protagonista.

Firmado el armisticio se le notificó por carta del presidente de los Estados Unidos, Wadroow Wilson, que se presentara a Harvard para representar a esa alta casa de estudios en un congreso europeo que se efectuaría en París, Francia. No pudo llegar a tiempo para salir con los demás integrantes de la delegación y fue transportado en un barco de guerra estadounidense con todos los honores, pero cuando hizo escala en un puerto del sur del país y presenció como el negro era vejado, maltratado y discriminado allí, Albizu Campos inmediatamente renunció a seguir el viaje y no asistió al referido congreso.

Desde ese instante el nombre de Pedro Albizu Campos se proyectaría con fuerza histórica en nuestra geografía como la expresión más conmovedora del camino por la liberación de Puerto Rico.

Hoy, pese a los años transcurrido después de su muerte la lucha por la independencia de Puerto Rico toma nuevos bríos y grandes impulsos. La misma está insertada en el contexto geográfico de un mundo en conflictos permanentes y los continuos afanes del imperialismo norteamericano por mantener a América Latina como su retaguardia, patio trasero. Un mundo que saluda con entusiasmo desbordado y júbilo frenético la victoria Sandinista en Nicaragua, el establecimiento de un régimen de justicia y derecho en Granada; nuevos caminos emancipadores de nuestro continente por su liberación.

La lucha puertorriqueña presagia el fin de la esclavitud y el inicio de una era de paz y bienestar, siendo el pensamiento y la acción de Pedro Albizu Campo, guía militante que, como el pensamiento de José Martí, se hizo presente en Cuba un inolvidable 26 de julio de 1953, dirigiendo desde su sepulcro la batalla final por una patria libre, soberana e independiente, con su Revolución triunfante en 1959.

Muy pocos patriotas de nuestro continente han pasado por las difíciles pruebas como las que flagelaron a este noble roble. En 1936 luego de ser apresado conjuntamente con otros prominentes dirigentes de su partido (el Partido Nacionalista), un jurado federal los condenó a p***s de 10 a 16 años de prisión. Esta afrenta a la dignidad del patriotismo suscitó una inmediata contundente reacción popular que conmovió hondamente los cimientos del orden colonial. Pese a todo un considerable movimiento de opinión pública, Albizu Campos cumplió 10 años presos, siendo excarcelado en 1947. El pueblo isleño le recibió cual verdadero héroe con una imponente manifestación que ratificó su condición de líder indiscutible de la lucha independentista.

Durante sus 10 años de cárcel Pedro Albizu Campos padeció innumerables enfermedades entre ellas, un ataque cardíaco, por lo que las autoridades coloniales los trasladaron a diferentes prisiones y hospitales.

Albizu Campos ingresó en el Partido Unión de Puerto Rico, esta fue su primera militancia. Cuando en 1924 se produjo la Alianza entre La Unión y los Republicanos, Albizu disgustado por tal pacto, abandonó La Unión e ingresó en el Partido Nacionalista del que años después sería su presidente y líder más sobresaliente. A los 39 años de edad, en mayo de 1930, la asamblea general eligió a Pedro Albizu Campos presidente del Partido Nacionalista. Los demás integrantes del cuadro directivo eran Juan Antonio Conetjer, secretario general del Partido; Luís Velásquez, Julio Velásquez, Rafael Ortiz Pacheco, Clemente Soto, Erasmo Velásquez, Juan Gallardo Santiago y Clemente Rosado Ortiz.

Los principales dirigentes fueron detenidos por lo que El Partido Nacionalista de Albizu Campos produjo una pacifica marcha-manifestación pública para exigir la inmediata puesta en libertad de sus líderes apresados, la misma fue disuelta cruelmente por los esbirros mercenarios y gorilas del vasallaje bajo las órdenes de los chacales, capitán Guillermo Soldevilla, jefe de policía, quien le marchó por el frente a la manifestación, también el jefe, oficial Antonio Bernardi, Pérez Segarra, sargento Rafael Molina, oficial Estebán Rodríguez, quienes armados de ametralladoras Thompson y bombas lacrimógenas arremetieron contra los manifestantes, como resultado de ésta cobarde acción fueron muertas 21 personas, más de 150 heridos herido y más de 200 presos. Este hecho sangriento se conoce en los anales de Puerto Rico como La Masacre de Ponce del Domingo de Ramos del 21 de marzo de 1937, más de 60 mil personas participaron en las manifestaciones-entierros en las ciudades de Mayagüez y Ponce.

El 30 de octubre de 1950, se produjo un brote de violencia revolucionaria en varios lugares de Puerto Rico. Este histórico episodio se conoce con el nombre de La Rebelión Nacionalista del 50. Describir ordenadamente las jornadas libertarias de ese día nos llevaría a un largo tramo narrativo; solo podemos decir que ese memorable día, en Arecibo, Jayuya, y en la capital, San Juan, y otros sitios, fueron escenarios de cruentos combates propios de una gran insurrección popular en la que el arrojó, la valentía, y la decisión de ser "Libre o Morir", perfiló con estruendosa emoción la ofensiva de los Nacionalistas. Las fuerzas represivas y reaccionarias tuvieron que emplearse a fondo, utilizando todos sus equipos de guerra, desde tanques hasta aviones de combate.

Durante estos acontecimientos Pedro Albizu Campos fue cercado y agredido en su residencia (cuartel general del Partido Nacionalista) por parte de la fantochería, quienes les cortaron la energía eléctrica y el agua para obligarlo a capitular, más , el acerado e indoblegable temple guerrero del abogado de la libertad y la independencia borinqueña enfrentó con sobrado valor el sitio y la agresión, adjunto a sus camaradas señoritas Doris Terresola y Carmen María Pérez, y el estudiante José Muñoz Matos. Durante un alto en el tiroteo, la señorita Torrosola, quien había sido herida en el combate, fue sacada de la casa sitiada por Muñoz y la señora Pérez. Albizu Campos se quedó sólo, con gran sorpresa de su parte llegó poco después el viejo militante Álvaro Ribera Walter, a quien no se sabes por qué habían dejado pasar.

Desde el histórico día 30 de octubre en que fue sitiada la casa de Pedro Albizu Campos, hasta el 1ro de noviembre, en que hubo un prolongado intercambio de fuego, hasta la madrugada del día siguiente, se emplearon bombas lacrimógenas y se pidió por altoparlante la rendición del líder Nacionalista puertorriqueño.

Rivera Walter medio afiliado por los gases y temiendo sus efectos sobre don Pedro Albizu Campos, un enfermo del corazón, conminó al bravo e intransigente soldado de la libertad a que capitularan, éste reaccionó colérico e indignado negándose a aceptar las exigencias de los sitiadores. Antes las reiteradas peticiones de Walter, quien argumentaba la falta de apoyo popular hacia el movimiento insurreccional, el líder manifestó, " Es verdad. Ha faltado el empuje colectivo, nos faltó la nación. Pero un pueblo que pierde la fuerza necesaria para sacudirse de su yugo, acaba por venerarlo". Albizu Campos fue finalmente arrestado y pasó a purgar una larga pena de cárcel, fue sentenciado a 53 años de prisión.

La sentencia fue en parte incumplida, pues, el líder nacionalista fue puesto en libertad en el año de 1953 ante el empuje de un gran movimiento de opinión el cual se robusteció por el deteriorado estado físico del líder independentista. Sin embargo, seis meses después fue nuevamente arrestado en forma semejante a la última vez: su casa fue sitiada y asaltada a tiros limpio por las fuerzas del coloniaje, Pedro Albizu Campos resistió con valor y estoicismo la agresión portándose como todo un hombre; al agotársele las municiones la policía irrumpió en su casa y encontró a don Pedro tendido en el suelo inconsciente y herido. Junto al señero luchador Nacionalista cayeron en manos de los esbirros los Nacionalistas José Sotomayor, Isabel Rosado y Doris Terresola. Este hecho fue una verdadera acción de vandalismo sin precedente que se caracterizó por la fiera resistencia de los revolucionarios. Fue una gran batalla. De la misma el ilustre escritor mexicano don José Vasconcelos hizo una reseña impresionante bajo el título sugestivo de "Grande es el Hombre", que entre otras cosas decía lo siguiente: "Grande es el Hombre cuando se decide a enfrentarse sin reservas a todo lo que estorba su convicción. No hay nada más conmovedor que el espectáculo de aquel que renunciando a su comodidad y en anticipada inmolación de su vida, obra según las exigencias de su conciencia libre; procede con absoluto desdén de los timoratos e hipócritas. La soberanía de una conciencia responsable, es la más alta, la más noble de todas las potencias del espíritu...,"

El gobernador Luís Muñoz Marín revocó el indulto que había concedido al líder Nacionalista el 28 de septiembre de 1933, regresándolo a la prisión de donde saldría gravemente enfermo ya casi agonizante por lo avanzado de su edad, así como por su alarmante mal estado de salud, el gobernador colonial Luís Muñoz Marín presionado por la militante postura de la opinión pública internacional, así como por los pedidos que en el año de 1964 hicieron los gobiernos de Argentina, Chile, Brasil, y España para que el titán de la independencia no falleciera en la cárcel, disponiendo su trasladó a un hospital presbiteriano, con la muerte ya muy cerca, fue llevado a su casa, donde el 21 de abril de 1965, habiendo vivido "libre" cuatro meses, a las 8:40 de la noche falleció en Hato Rey, Puerto Rico, el Dr. Pedro Albizu campos .Su cadáver estuvo expuesto en la funeraria Jansen y en el ateneo de Puerto Rico, en San Juan. Miles de personas desfilaron en homenaje póstumo ante el féretro del incorruptible patriota “para quién el sacrificio, la cárcel o la muerte son la virtud de los hombres que aman la libertad".

Albizu Campos está mu**to, pero no ha mu**to el ideal que él simbolizaba. "Su personalidad se impone y ejerce sobre muchos puertorriqueños una influencia mayor que la ejercía en vida".

El 21 de abril de 1965, América perdió a unos de sus grandes hijos, a un hombre que en la medida que se extiende el tiempo en que se produjo su muerte, su vida se hace más larga y presente.

Hoy Pedro Albizu campos, desde la distancia y sobre la incógnita tiniebla que catapulta su recia personalidad de tintán, recibe nuestro más cálido gesto de solidaridad, para con su noble causa redentora, la causa de la libertad, la justicia, y la independencia de Puerto Rico.

Nota: esta reseña periodística, reportaje sobre la vida de Pedro Albizu Campos, escrita por el periodista Enrique A. Cabrera Vásquez ( Mellizo), fue publicado en las páginas 8, 9, 10, 11 y 12, de la Revista Cauce Libre que editaba el periodista Raschid Zaites, año 2, Santo Domingo, marzo-abril 1981 No. 19.

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