27/07/2025
Su nombre era conocido en su barrio… pero no por algo bueno. La gente la señalaba, la evitaba, la juzgaba. Dicen que tenía el corazón endurecido, que andaba sin propósito, buscando en el mundo algo que ni el mundo podía darle.
Había probado de todo: vicios, placeres, dinero fácil, amistades falsas. Por fuera se veía fuerte, pero por dentro estaba vacía, cansada, sin rumbo.
Hasta que un día, sin buscarlo, Dios la encontró. Alguien se atrevió a hablarle del amor de Jesús. No la acusaron. La amaron. Le dijeron:
“Dios no te ha desechado. Lo que tú no puedes cambiar, Él sí lo puede transformar.”
Y ahí, en su momento más oscuro, Ella le dio una oportunidad. Esa noche lloró, se quebró, y dejó entrar a Cristo en su vida.
Desde ese día, nunca más fue la mismo.
Hoy esa joven sirve a Dios. Tiene paz, propósito y una nueva historia.
Y lo más poderoso es esto:
👉 “Si Dios lo hizo con ella, lo puede hacer contigo.”