29/08/2025
Contrato Publicitario del GAD Guaranda con La Posta: Un Golpe al Presupuesto Municipal y una Muestra de Hipocresía Política
Guaranda | En un contexto de escasos recursos públicos y necesidades urgentes en la ciudad de Guaranda, el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Municipal ha firmado un contrato publicitario por un monto de USD 20.000 (sin IVA) con el medio de comunicación La Posta, representado por Levascan Cia. Ltda. Este acuerdo, rubricado bajo el proceso RE-CSCD-GADCCG-2025-007, compromete fondos municipales para servicios de publicidad, en un momento en que el presupuesto del GAD es notoriamente limitado y la población enfrenta carencias en áreas básicas como salud, educación e infraestructura.
El contrato, suscrito por Inti Andrés Yumbay Taris, alcalde de Guaranda y representante legal del GAD, junto con Vivanco Arias Luis Eduardo en nombre de La Posta, establece obligaciones mutuas para la difusión de contenido publicitario. Sin embargo, esta decisión representa una afrenta directa al paupérrimo presupuesto municipal. Guaranda, una ciudad andina con altos índices de pobreza rural y urbana, destina recursos escasos a un contrato que prioriza la imagen pública sobre inversiones esenciales. Según datos públicos del Ministerio de Finanzas, los GADs como el de Guaranda operan con presupuestos ajustados, donde cada dólar cuenta para cubrir déficits en servicios básicos. Gastar 20.000 dólares en publicidad con un medio controvertido equivale a desviar fondos que podrían usarse para reparar vías deterioradas, mejorar el acceso al agua potable o apoyar programas educativos en comunidades vulnerables.
Lo más llamativo de este caso es la contradicción flagrante en la postura del alcalde Yumbay. Hace apenas cinco años, en junio de 2020, el propio Yumbay publicó en su cuenta de Facebook una dura denuncia contra La Posta, tildándolos de "pseudo periodistas" que chantajeaban al gobierno por 3 millones de dólares. En su post, acusaba al medio de corrupción, de recibir jugosos contratos y cheques personales para callar ante irregularidades, e incluso los vinculaba a escándalos como el de y pagos a "influencers" por 2 millones de dólares con fondos públicos. "Ya es común ver que algunos medios reciben jugosos CONTRATOS, cheques y favores personales para quedarse callados en caso de corrupción", escribió Yumbay, criticando al alto funcionario del gobierno de entonces por no conseguir más dinero y por indignar a los periodistas al no publicar denuncias. Ahora, en 2025, el mismo Yumbay no solo ha callado, sino que ha convertido a La Posta en socio comercial del GAD Guaranda, firmando un contrato que beneficia directamente al medio que antes denostaba.
Esta transformación de críticos a aliados plantea serias interrogantes sobre la coherencia ética en la gestión pública. ¿Qué cambió en estos años para que un alcalde que se presentaba como defensor de la transparencia ahora invierta dinero de los contribuyentes en un medio al que acusaba de extorsión? La reflexión es inevitable: contratos como este no solo dilapidan recursos limitados, sino que perpetúan un ciclo de clientelismo mediático que erosiona la confianza ciudadana. En una ciudad como Guaranda, con necesidades apremiantes como el desempleo juvenil, la falta de hospitales equipados y el deterioro de caminos rurales, priorizar publicidad sobre el bienestar colectivo agrava la desigualdad y fomenta el cinismo político. El impacto negativo es profundo: cada dólar malgastado en autopromoción es un dólar menos para resolver problemas reales, dejando a la población en un estado de abandono que podría evitarse con una administración más responsable.
Es hora de una fuerte crítica a esta doble cara en el actuar político. El alcalde Yumbay, que en 2020 se erigía como voz contra la corrupción, ahora encarna la hipocresía que denunciaba. Esta conducta no es aislada; refleja un patrón en la política ecuatoriana donde las convicciones se negocian por conveniencia, traicionando a los electores que confiaron en promesas de cambio. Es inaceptable que líderes electos usen fondos públicos para alianzas oportunistas, especialmente con entidades que han sido señaladas por prácticas cuestionables. Esta "evolución" de Yumbay no es progreso, sino retroceso: de acusador a cómplice, socavando los principios que juró defender.
Guaranda y el Ecuador a reflexionar: ¿Permitiremos que nuestros impuestos financien hipocresías en lugar de soluciones? Es momento de exigir transparencia, auditorías independientes y rendición de cuentas. Organicémonos, cuestionemos y votemos con conciencia para evitar que la doble moral siga gobernando. Solo una sociedad vigilante puede frenar estos abusos y asegurar que los recursos sirvan al pueblo, no a intereses personales.