03/07/2025
“Cuando la vida se detiene, ¿qué permanece?”
Hoy el mundo del fútbol está de luto. Nos ha sorprendido la noticia del fallecimiento de Diogo Jota, un joven futbolista con una carrera brillante, amado por muchos y admirado por su talento.
Y sin embargo, la muerte no respeta agendas, edades, logros ni estadios llenos. La vida es un soplo.
Jota tenía todo lo que este mundo llama éxito: fama, salud, dinero, reconocimiento. Pero hoy su corazón ha dejado de latir, y con él, todo eso ha perdido su valor. Porque cuando la vida se detiene, lo único que permanece es lo eterno.
El rey Salomón, el hombre más sabio que ha pisado esta tierra —después de Cristo— dijo:
“Vanidad de vanidades, todo es vanidad... El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
(Eclesiastés 12:8,13)
La muerte de Jota no debe ser solo una noticia que pase en los medios. Debe ser un llamado a la conciencia. Porque tú y yo también vamos hacia ese día, y nada de lo que tenemos aquí podrá detenerlo.
¿Estamos preparados para cruzar ese umbral?
¿Hemos hallado vida eterna en Cristo, o vivimos corriendo tras vanidades que no podrán sostenernos ante el Juez de toda la tierra?
Jesucristo dijo:
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté mu**to, vivirá.” (Juan 11:25)
Hoy, mientras muchos lloran, Cristo extiende su gracia una vez más. Que la partida de Diogo Jota nos sacuda, nos despierte, nos haga mirar al cielo y entender:
Sin Cristo, todo es vanidad. Con Cristo, hasta la muerte se convierte en victoria.