
29/01/2025
"La Maldición del Monasterio Perdido 👁️ Una Historia de Terror Épica y Escalofriante"
Hace siglos, en lo más profundo de un bosque europeo, existió un monasterio conocido como San Ardan, un lugar apartado del mundo donde monjes dedicaban sus vidas a la oración y el estudio de antiguos textos sagrados. Sin embargo, entre esos manuscritos, había uno que jamás debió ser leído.
Se trataba de El Códice Tenebris, un tomo escrito con sangre en una lengua desconocida. La leyenda decía que contenía el verdadero nombre de un ser demoníaco que había sido desterrado del mundo humano hace milenios. Aunque los monjes tenían prohibido siquiera abrirlo, la curiosidad llevó a uno de ellos a desafiar la advertencia.
Su nombre era Fray Elías, un erudito que creía que el códice ocultaba secretos de sabiduría divina. Una noche, bajo la luz de las velas, comenzó a descifrar sus páginas. Conforme leía, sombras parecían moverse en las paredes, y un frío antinatural invadió su celda. Pero lo más aterrador fue cuando leyó en voz alta un fragmento del libro.
En ese instante, un grito inhumano resonó en todo el monasterio. Los demás monjes corrieron a la celda de Elías y lo encontraron en un estado de trance, con los ojos completamente negros y una sonrisa espantosa. La habitación se llenó de un hedor putrefacto y, antes de que pudieran reaccionar, las velas se apagaron y una presencia invisible comenzó a arrastrar a los monjes hacia la oscuridad.
A la mañana siguiente, un viajero que pasaba por la zona notó que el monasterio estaba en ruinas, como si hubiera envejecido mil años en una sola noche. No quedaba rastro de los monjes. Solo el códice, abierto en el suelo, con las páginas en blanco… excepto por una frase escrita en sangre fresca:
“Yo he despertado.”
Desde entonces, quienes se acercan a las ruinas de San Ardan aseguran escuchar susurros en un idioma antiguo, ver sombras moverse entre los escombros y sentir una presencia acechante que nunca los deja marcharse en paz. Se dice que cada cierto tiempo, alguien encuentra el códice y, sin saberlo, reanuda la maldición.
Nadie sabe qué pasó con Fray Elías… pero hay quienes afirman que, en las noches más oscuras, se pueden ver unos ojos negros observando desde el interior de las ruinas.