12/08/2025
¿Yo ya cumplí mi misión?
Hoy día les voy a contar una historia de algo que creí que nunca me iba a suceder. Sin duda, la muerte de mis hermanos fue algo que me golpeó mucho, pero pensé que eso había sido lo más grave que viviría en la vida. Pero no fue así.
Allá por el 2022, conocí al ser más extraordinario del mundo, con un gran corazón, con virtudes que nunca antes las había visto en un ser humano. Generoso, noble, un ser humano que, sin darse cuenta, me enseñaba muchas cosas. Hasta ese entonces, yo no entendía lo que me dijeron cuando mi hermano Oliver falleció: "Él ya cumplió su misión en la Tierra". En ese momento no lo entendía, pero hoy, poco a poco, estoy tratando de entender.
Esta persona llegó a ganarse todo mi corazón, todo mi cariño, porque es de esas personas que, cuando uno es bueno, les llegan este tipo de personas. O quizás cuando uno está en su peor momento de la vida. No te llega cuando eres tibio, sino cuando estás muy al tope de la locura o muy al tope de ser una persona muy buena. Y así fue, Yo andaba al borde de la locura.
Este ser humano llegó. Lo malo es que no llegó para quedarse. Ya les voy a explicar el porqué.
Es de esas personas que, sin conocerte, te alegran el día. Que sin querer queriendo, como diría Chespirito, ya te inyectó un poco de su energía, de sus ganas de vivir. Ver cómo cuida a su hija, a su nieta es una clase magistral de amor, tolerancia, sinceridad y paz.
Recuerdo que hasta un día me ofreció prestarme dinero antes de que yo se lo pidiera. Eso fue genial. Pero eso no se los voy a contar a profundidad porque les puede parecer un poco vano, pero para mí fue una pequeña luz al final del túnel en un momento de desesperación. Y más que servirme el dinero que supuestamente me iba a prestar, me dio a entender que hay gente a mi lado que siempre me va a ayudar, y eso que en ese tiempo aún no me conocía como ahora nos conocemos.
Son de esos seres humanos que valen más que todo lo que he generado en mi vida entera.
Ustedes creerán que es mi esposa, que, por cierto, la adoro mucho. Pero no es ella. Ni tampoco es un ex amor que tuve. Sino más bien es Harold, el papá de mi esposa.
En febrero del año pasado, le detectaron ELA (esclerosis lateral amiotrófica), una noticia que nos devastó como familia. Solo las personas que han pasado por esto entenderán de qué se trata esta enfermedad. Pero les doy unas pistas.
Hace un año sabía que él bajaba las gradas porque ya se escuchaba su risa, su voz y toda su alegría. Hoy sé que él baja porque oigo arrastrar sus pies, porque siempre tiene que bajar ahora no acompañado de alegría, sino de una persona, de un familiar o de un amigo, porque ya no puede sostenerse solo.
Antes se sabía que llegaba a la casa porque entraba muy contento, saludando a todos e incluso con comida rica para todos, claro, golosinas de la calle que a él le gustaban. Ahora sabemos que llega cuando entra con una enfermera y él entra balbuceando, porque esta enfermedad no le quitó ese gran corazón, pero sí le quitó el habla.
Qué difícil es tener a una persona al lado tuyo que hace menos de un año era otra y hoy es una persona totalmente distinta, claro, por fuera, porque por dentro sigue siendo ese excelente ser humano.
Pero ahí me puse a pensar que cómo necesitamos siempre expresar el amor y el cariño a los seres queridos. No es solo cuestión de decir "yo te amo", sino que hay que demostrarlo con caricias, con chistes, con abrazos, con cosas que él ya no puede, porque increíblemente y para mala suerte, esta enfermedad afecta todos los músculos de su cuerpo, excepto a su cerebro. Eso está intacto. ¿Pero de qué te sirve si no puedes mover articulaciones ni siquiera hablar ni decir un te amo, mucho menos una caricia?
Decir que no sabemos cuánto tiempo más nos queda para estar juntos, seria mentirnos, porque sabemos que esta maldita enfermedad ha sido fulminante, pero por ahora sabemos que estás ahí para nosotros, pero el tiempo que falte, solo te puedo decir que ya te extraño y siempre vas a ser un referente para mí, por como cuidas a tus hijos y a tu familia entera.
Y ahí viene mi pregunta, ¿será que todos los seres humanos sin excepción llegamos a este mundo a cumplir una misión?
Como bien dicen, no basta con decirlo. “tal vez el amor no es una emoción que sientes, sino una habilidad que practicas” – Alain de Botton