17/10/2025
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🕯️💔 José Guamán: un padre sin armas frente al fuego de las manifestaciones 🕊️
A las 11:30 de la mañana de este miércoles 15 de octubre, se confirmó la muerte de José Guamán, un joven comunero de 30 años, padre de dos pequeños de ocho y tres años, que no regresará a casa.
Su vida se apagó entre el humo, la confusión y los disparos que marcaron la jornada de movilizaciones en Otavalo.
José no tenía empleo fijo —“hacía de albañil o corridas en carro”, contó su padre—, pero sí tenía esperanza: la de un país más justo.
El martes, a las once de la mañana, salió de su casa con la convicción de plegarse a las medidas de hecho. Horas después, una llamada desgarró la calma familiar: había sido herido de bala.
Una herida que no sanó
José fue llevado al Hospital San Vicente de Paúl, en Ibarra. Los médicos intentaron contener la hemorragia y operaron de urgencia. Pero la bala había hecho su daño más allá del cuerpo: también perforó el alma de su comunidad.
Su cuadro era crítico. En la madrugada, un helicóptero lo trasladó al Hospital Eugenio Espejo en Quito.
Allí, el alba no trajo esperanza. Una nueva operación fue inútil. José no resistió.
“Nos están matando a los de Otavalo”
Con la voz quebrada, su padre relató entre lágrimas:
“Nos están matando a los de Otavalo… ellos tienen armas, nos botan bombas, y nosotros no tenemos nada… solo cualquier palito. No nos podemos defender.”
En la comunidad de Cachiviro, donde nació y creció, el silencio es espeso. Entre el olor del incienso y la tierra mojada, se espera que su cuerpo regrese pronto, aunque en el hospital advirtieron que el trámite podría extenderse hasta el jueves.
“Él sufrió un ataque criminal del Estado. No era terrorista: era padre, trabajador, amigo… un hombre que el Estado acaba de matar”, lamentó Sumak Aguilar, vocero comunitario.
Voces que claman justicia
El movimiento indígena y la Conaie denuncian una escalada de violencia estatal. En los últimos días, las víctimas se multiplican:
Efraín Fuerez, de Imbabura, fue el primer mu**to durante las protestas.
Rosa Elena Paqui, de 61 años, falleció en Saraguro por un paro cardiorrespiratorio presuntamente causado por la inhalación de gases lacrimógenos.
Y ahora, José Guamán, que cayó con la mirada puesta en una causa que creyó justa.
El adiós de una comunidad herida
En Cachiviro, lo despedirán como se despide a los hombres buenos: con flores, cantos y silencio. El nombre de José se suma a la lista de quienes el país parece olvidar, pero la tierra no. Porque en cada protesta, en cada lágrima y en cada tambor de resistencia, retumba su ausencia. (D.E)