17/04/2025
“La Torre que quisieron destruir”
Hoy es uno de los monumentos más fotografiados del mundo. Millones de personas viajan a París solo para verla brillar por las noches. Pero lo que pocos saben es que la Torre Eiffel, ese ícono romántico y símbolo de Francia, iba a ser demolida.
Corría el año 1889. París se preparaba para la Exposición Universal, un evento internacional que buscaba mostrar los logros de la humanidad. El ingeniero Gustave Eiffel propuso una estructura revolucionaria para la entrada: una torre de hierro de 300 metros de alto. Nunca antes se había construido algo así. Era una locura… una obra imposible.
Cuando comenzaron a construirla, la gente se horrorizó. Escritores, artistas y políticos la llamaban “el esqueleto de hierro”, “la pesadilla de París”, “una mancha en el paisaje”. Un grupo de figuras influyentes incluso escribió una carta pública rogando que se detuviera el proyecto.
Pero Eiffel no se detuvo. Dijo: “El progreso siempre asusta al principio”.
La torre se construyó en dos años y, para sorpresa de muchos, fue un éxito inmediato. Aun así, tenía fecha de expiración: después de 20 años debía ser desmontada. Ya lo decía el contrato. Pero Eiffel no se rindió. Quería salvar su obra.
¿Sabes qué hizo?
Instaló una antena en la cima y ofreció la torre para experimentos de radiofrecuencia. Poco después, el ejército francés descubrió que la torre podía interceptar mensajes enemigos. Fue clave para interceptar comunicaciones alemanas durante la Primera Guerra Mundial.
Gracias a eso, la demolición fue cancelada.
Una torre construida para impresionar turistas… terminó salvando vidas.
Y hoy, más de un siglo después, nadie la quiere destruir. Todos quieren verla. Sacarse una foto. Compartirla. Pero lo que pocos recuerdan es que casi no existió.
A veces lo más icónico surge de la rebeldía frente a la crítica, del amor por el riesgo, y de la visión de alguien que no aceptó que su idea fuera efímera.
La próxima vez que veas la Torre Eiffel, recuerda que fue despreciada, atacada, e incluso condenada al olvido. Pero hoy sigue de pie. Brillando más que nunca.
¿Cuántas ideas tuyas has dejado morir porque otros no las entendieron?