
11/10/2025
🗣️📣LA EDUCACIÓN EN CRISIS 🇪🇨.
Presidente Daniel Noboa Azin, Asambleista Valentina Centeno.
EDITORIAL: ¿QUIÉN PROTEGE AL DOCENTE?
Las leyes protegen al estudiante, y está bien. La niñez y la juventud deben ser amparadas, educadas y guiadas con ternura y respeto. Pero hoy, tras el estremecedor crimen ocurrido en Manta —donde un estudiante arrebató la vida a un profesional del Departamento de Consejería Estudiantil—, la sociedad entera debe preguntarse con el alma dolida: ¿Quién protege al docente? ¿Quién protege al personal educativo?
Durante años se ha levantado el discurso de los derechos estudiantiles, pero se ha dejado en silencio el sufrimiento del maestro. Los educadores son blanco de agresiones verbales, acoso, amenazas y, en casos extremos, como este, de la muerte misma.
En las aulas se enseña a convivir, pero fuera de ellas, el respeto al maestro parece haberse extraviado.
El docente es más que un transmisor de conocimientos; es guía, consejero, padre sustituto, psicólogo, mediador… y sin embargo, está solo ante un sistema que lo exige todo y le devuelve poco.
Cuando un alumno agrede, el maestro debe callar; cuando el estudiante falta el respeto, el docente debe comprender; cuando la autoridad falla, el docente debe resistir.
Y mientras tanto, su voz se apaga entre el miedo, la burocracia y la indiferencia.
El caso ocurrido en Manta no es solo una tragedia, es una alarma.
Una señal de que algo profundo está fallando en nuestra educación, en la familia, y en la sociedad.
La violencia no nace en el aula; llega desde hogares heridos, desde entornos sin valores, desde la ausencia del diálogo y el respeto.
Y cuando el Estado no fortalece los programas de prevención, cuando no se legisla con equilibrio, la escuela se convierte en campo de batalla en vez de santuario de aprendizaje.
Es hora de que el país mire al maestro con justicia y dignidad.
Que el Ministerio de Educación, la Asamblea Nacional y la sociedad civil comprendan que proteger al docente es proteger el alma misma de la educación.
No se puede enseñar en el miedo. No se puede formar en medio del abandono. No se puede exigir vocación cuando se pierde la vida en el intento de orientar.
Que este doloroso hecho no quede en el olvido.
Que el nombre del profesional caído sea semilla de reflexión, no simple titular de un día.
Porque sin el maestro, no hay futuro, no hay escuela, no hay nación.
Y que la voz de cada educador se escuche hoy más fuerte que nunca:
Queremos enseñar, no sobrevivir. Queremos respeto, no lástima. Queremos protección, no silencio.
Por Econ. Carlos Enrique García Vera