19/07/2025
Muy buenos días hoy la lectura un poco más larga que de costumbre haceme caso lee te bendecirá
LA CARRETA VACÍA*
*«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.»*
Mateo 11:29
Jesús, el Maestro perfecto, nos invita a aprender de su carácter: mansedumbre y humildad.
Su grandeza no se manifestaba en discursos altivos ni en actitudes de superioridad, sino en el servicio, la compasión, el silencio y la entrega.
Esto nos recuerda una antigua historia:
Un padre y su hijo caminaban juntos por un sendero de tierra. De repente, el hombre se detuvo, cerró los ojos y le preguntó al niño:
—¿Escuchás algo, además del canto de los pájaros?
El pequeño afinó su oído y respondió:
—Sí, escucho el ruido de una carreta.
El padre asintió y dijo con seguridad:
—Es una carreta vacía.
El niño, intrigado, le preguntó cómo lo sabía si todavía no la habían visto.
Con sabiduría, el padre respondió:
—Por el ruido. Cuanto más vacía va una carreta, más ruido hace al andar.
Este sencillo ejemplo ilustra una gran verdad: las personas orgullosas, que presumen de lo que saben o tienen, suelen hacer mucho ruido. Buscan constantemente ser vistas, reconocidas, admiradas... pero su vida muchas veces carece de fruto verdadero.
En cambio, las personas humildes son discretas, prudentes, sabias. No necesitan llamar la atención, porque su vida habla más fuerte que sus palabras.
*La presunción: una trampa peligrosa*
La presunción es una actitud interior de orgullo y autosuficiencia. Nos lleva a creernos más sabios, fuertes o justos de lo que realmente somos.
*Desde una perspectiva bíblica, es peligrosa porque:*
•Nos hace confiar en nuestras propias fuerzas y no en Dios.
•Nos cierra al consejo, la corrección y el aprendizaje.
•Nos lleva a subestimar a los demás y sobrevalorarnos a nosotros mismos.
•Nos impulsa a actuar sin orar, hablar sin escuchar y decidir sin consultar al Señor.
*Ejemplo bíblico:* Pedro antes de negar a Jesús
Jesús le advirtió a Pedro que lo negaría tres veces, pero Pedro respondió con presunción:
*«Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré.»*
Jesús le dijo: “Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me negarás tres veces.”
Pedro insistió: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré.”
(Mateo 26:33–35)
Pedro estaba convencido de su fidelidad, pero no reconoció su debilidad.
Su presunción lo llevó a confiar en sí mismo, a no velar ni orar, y finalmente... a negar a su Maestro.
La presunción nos hace hablar mucho y orar poco, actuar sin depender de Dios, y pensar que ya no necesitamos aprender. Es como una carreta vacía: hace ruido, pero no lleva contenido.
*Reflexión:*
¿Estoy haciendo ruido como una carreta vacía, buscando ser visto o reconocido?
¿Presumo de lo que sé o de mi fidelidad, sin depender verdaderamente de Dios?
¿Estoy escuchando más de lo que hablo?
¿Acepto la corrección, o creo que ya lo sé todo?
¿Cómo reacciono cuando no me aplauden, reconocen o valoran?
*Oración del Día:*
Señor, dame un corazón como el tuyo: manso, humilde y dependiente de tu gracia.
Líbrame de la arrogancia que me hace creer que no necesito aprender más.
Enséñame a callar cuando debo escuchar, a reconocer mis límites, y a confiar no en mis fuerzas, sino en Ti.
Que mi vida sea más que palabras, y que nunca haga más ruido que fruto. En el nombre de Jesús, Amén.
*«Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.»*
Santiago 4:6
¡Bendecido Día!