21/10/2025
/ MAS DE 3 MIL DÓLARES PARA HABLAR PENDEJADAS
El rol de Carolina Jaramillo como portavoz del presidente Daniel Noboa atraviesa un momento delicado. A casi cinco meses de asumir el cargo, su gestión ha sido ampliamente cuestionada por sectores de la prensa, especialistas en comunicación política y organizaciones de la sociedad civil, que denuncian una falta de respuestas claras, imprecisiones constantes y un estilo confrontativo con los medios.
Jaramillo, comunicadora ambateña de 40 años, llegó al Palacio de Carondelet con un historial amplio dentro del aparato estatal —pasando por gobiernos de Correa, Moreno y ahora Noboa—, pero su experiencia no ha sido suficiente para sortear los desafíos de su posición actual, marcada por una ciudadanía polarizada y un gobierno con crecientes focos de tensión social.
Un cargo poco claro y con alta exposición
A pesar de ser presentada como la “portavoz oficial” del Ejecutivo, el cargo que ocupa formalmente es el de Asesora 2, según el distributivo de personal de la Presidencia. Esta denominación, que no consta dentro del Estatuto Orgánico de la entidad, genera dudas sobre el verdadero alcance de sus atribuciones y sobre la transparencia institucional con la que se maneja la comunicación del Gobierno.
Su salario mensual es de USD 3.346,61, y su exposición pública más visible se concentra en los pronunciamientos de los lunes a las 09:00, desde el Salón Azul de Carondelet. No obstante, fuentes internas han confirmado que parte de la información que presenta le llega por chats o correos informales, lo que puede explicar la falta de rigor o preparación en sus intervenciones.
Silencios que incomodan, respuestas que no convencen
En momentos de alta tensión nacional, como el reciente paro indígena contra la eliminación del subsidio al diésel, Jaramillo ha adoptado una postura defensiva que ha minimizado la gravedad de los hechos. “No se trata de represión”, declaró en referencia a las acciones de las Fuerzas Armadas, pese a los reportes de tres comuneros fallecidos y más de 280 heridos, según Inredh.
Su retórica, lejos de calmar los ánimos, ha sido vista por varios sectores como una extensión del blindaje gubernamental, más que como un canal de diálogo o información transparente.
Además, ha protagonizado varios roces con periodistas, siendo el caso más visible el del comunicador Enrique Alcívar, quien fue impedido de asistir a una de sus ruedas de prensa tras haber hecho preguntas incómodas en comparecencias anteriores.
¿Vocera o defensora política?
Expertos en comunicación gubernamental advierten que el papel de un vocero presidencial debe ir más allá del guion oficial. "Un portavoz no solo informa, también construye puentes con la ciudadanía, da la cara cuando hay crisis y humaniza al poder. Lo que hemos visto en este caso es una figura hermética, mal preparada y reactiva", señala Ana Lucía Herrera, analista de comunicación política.
Si bien Jaramillo mantiene reuniones internas con ministros y altos funcionarios para preparar sus comparecencias, la falta de profundidad, datos certeros y apertura al escrutinio periodístico sugiere que el modelo de comunicación del Gobierno se está desgastando rápidamente.
¿Cambio necesario o desgaste inevitable?
En un contexto donde el país demanda más transparencia y respuestas inmediatas a una agenda nacional compleja, la figura de Carolina Jaramillo empieza a ser más un obstáculo que una solución comunicativa para el presidente Noboa. Y si el Gobierno no toma medidas para corregir el rumbo —ya sea con apoyo técnico, reformulación de estrategias o incluso un relevo—, el costo político podría escalar rápidamente.