27/09/2021
Atucucho es un barrio ubicado al de , a 3.500 m.s.n.m., en las laderas del Pichincha. El barrio se formó en el año 1988, cuando 600 familias, lideradas por los señores Segundo Aguilar y Carlos Yacelga, ocuparon una hacienda que era propiedad del Ministerio de Salud Pública.
Atucucho (en quichua – “ ”) está ubicado entre la quebrada del mismo nombre (sur) y la de Rumiurco (norte).Para llegar es necesario cruzar la avenida Mariscal Sucre (Occidental) y subir bastante. El recorrido que hace el bus hacia el sitio es prácticamente en sentido vertical. Si Quito está situado a 2.800 msnm., el barrio está en promedio a 3.500 msnm.
La vía de acceso es asfaltada, aunque no deja de ser “culebrera”, y la mayoría de las 30 calles (se identifica por número) es adoquinada; no obstante, aún hay algunas que recuerdan el pasado de abandono en el que vivió el sector.
El barrio vivió décadas de pobreza y exclusión, algo que no se imaginaron sus primeros pobladores cuando invadieron la hacienda del mismo nombre, propiedad del , alentados por el Ejército y con el permiso del Gobierno.
Su lucha por vivienda se relaciona con la vida de los traficantes de tierras Segundo Aguilar y Carlos Yacelga, quienes promovieron la ocupación, auspiciados por un partido de derecha. Para entonces, Aguilar y Yacelga ya tenían experiencia por la invasión de la Hacienda Pisulí, también propiedad del Ministerio de Salud Pública. Incluso quienes se asentaron en Atucucho, fueron quienes ya no lograron hacerlo en el sector de la cooperativa Jaime Roldós.
En los primeros años, el sector fue conocido como “La Ciudad de los Palitos”.
La expresión hacía referencia a que las viviendas eran palos sobre los que se levantaban plásticos y bajo los cuales se acomodaron sus pobladores. El agua era entubada, no había alcantarillado, luz y peor vías de acceso.
La organización fue clave para cambiar paulatinamente la situación. Tras la creación del Comité Promejoras, en 1991, se empezaron mingas para el mejoramiento de las casas y la construcción de una red de grifos públicos de agua filtrada y el alcantarillado, en convenio con el Municipio de Quito.
Así, los fines de semana se volvieron mingas, y eran los días en los que pasaron de los palitos a casas de bloque con techo de zinc. Todavía quedan algunas de estas, pegadas a grandes construcciones, fruto de las remesas de los migrantes.
Muchos crecieron y se casaron allí y ahora han formado su familia en el sector. Ese es el caso de Richard Ontaneda, quien llegó a cuando tenía 1 año de edad apenas… hoy explica lo siguiente: las calles eran de tierra y las casas se armaban con la misma madera del bosque.
“Hemos luchado bastante. Hoy puedo decir que nos hemos superado bastante. Ya tenemos nuestras casas con escrituras, servicios básicos. Yo me he criado aquí. Es un sitio bonito. Me he enseñado al barrio, a los vecinos, al paisaje”