23/08/2025
| El caso de persecución contra Leonidas Iza sienta un precedente histórico para la Justicia Indígena en Ecuador, pero también marca un oscuro capítulo de la lucha social en el país.
Las audiencias realizadas en Planchaloma, Cotopaxi, revelaron la existencia de una estructura estatal de espionaje, descubierta tras el análisis de chats y un interrogatorio a tres agentes de policía.
En su testimonio, los agentes confesaron que realizaban actividades de inteligencia no solo contra Leonidas Iza, sino contra todo el movimiento indígena y diversas organizaciones populares, a través de una red dedicada al espionaje, persecución e infiltración. La unidad a la que pertenecían los policías retenidos estaba conformada por 16 agentes y 2 superiores; sin embargo, según las investigaciones comunitarias, existiría al menos 2000 agentes de la Dirección General de Inteligencia desplegados a nivel nacional.
La red opera mediante varias unidades en distintos sectores del país, persiguiendo a diferentes organizaciones populares. Cada vez que reciben una orden, los agentes crean un grupo en WhatsApp o Signal para intercambiar información estratégica y sensible de las personas vigiladas.
En el caso de Leonidas Iza, los agentes crearon el grupo “Asadero de cuy”, donde compartían datos sobre él y su familia. También se reveló la existencia del grupo “JAQUE”, destinado a infiltrar el Congreso de la CONAIE. Estas operaciones incluían agentes encubiertos que actuaban como periodistas, abogados e incluso funcionarios de la Asamblea Nacional.
Entre las revelaciones más graves está el uso del medio digital Wilar RTV como plataforma de infiltración en las estructuras del movimiento indígena. Tres de sus periodistas resultaron ser agentes, incluido Jorge Guzmán, infiltrado durante cerca de diez años.
La magnitud de esta red, sus métodos encubiertos y el uso de medios de comunicación como fachada confirman la gravedad de un sistema que opera de manera sistemática para perseguir al pueblo.