21/08/2025
En las frías aguas del Ártico, una ballena de Groenlandia sorprendió a la comunidad científica y al mundo entero al ser encontrada con la punta de un arpón incrustada en su cuerpo, un proyectil fabricado en el siglo XIX. Lejos de ser una herida reciente, este hallazgo revelaba que el animal había sobrevivido más de cien años después del ataque, convirtiéndose en un símbolo viviente de longevidad y resiliencia.
Las ballenas de Groenlandia, también conocidas como ballenas boreales, son de las criaturas más longevas del planeta, con una esperanza de vida que puede superar los doscientos años. Su capacidad para vivir en aguas heladas, sumergirse durante largos periodos y resistir las duras condiciones del Ártico las ha convertido en maestras de la adaptación. El descubrimiento del arpón —identificado como un modelo utilizado por balleneros en la década de 1880— confirmó no solo su resistencia física, sino también la huella histórica que la caza dejó en estas poblaciones.
A pesar de haber sido perseguidas casi hasta la extinción, algunas poblaciones han logrado recuperarse gracias a la protección internacional. La ballena encontrada, con su herida cicatrizada y su vida prolongada más allá de un siglo, se transformó en un emblema de esperanza para la conservación marina.
En un océano cada vez más amenazado por el cambio climático y la actividad humana, esta ballena es un recordatorio de que la naturaleza, cuando se le da la oportunidad, puede mostrar una fuerza y una resistencia que trascienden generaciones.
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