28/08/2025
Historia del Encebollado Ecuatoriano
El encebollado no es solo un plato, es un pedacito de la identidad ecuatoriana servido en un plato. Nació en la costa del país, donde el mar y la tierra se unieron para dar origen a esta receta única: pescado fresco del Pacífico, acompañado de yuca suave y coronado con cebolla encurtida y un toque de cilantro.
Su historia mezcla lo ancestral con lo mestizo. Nuestros pueblos originarios ya cocinaban pescado con yuca mucho antes de la llegada de los españoles, quienes aportaron cítricos como el limón; especias y formas de preparar caldos. Con el tiempo, en los puertos y calles de Guayaquil donde se lo sirve con pan, Manabí y Esmeraldas que se elabora también con maní, el encebollado fue tomando la forma con la que lo conocemos hoy: en la costa con chifle , en la sierra con canguil y tostado, se lo sirve caliente, sabroso y siempre listo para reconfortar.
Más que un desayuno o un almuerzo, el encebollado es también el remedio estrella contra el “chuchaqui” (resaca), tradición que lo ha hecho aún más popular en todo el Ecuador. Es la sopa que reúne a familias, que despierta madrugadas y que conquista a viajeros curiosos.
Con el paso de los años, este plato trascendió fronteras y se convirtió en un símbolo internacional de la cocina ecuatoriana. Allí donde hay migrantes ecuatorianos, en España, Estados Unidos, Italia, Chile o cualquier rincón del mundo, el encebollado viaja con ellos como un recuerdo vivo de la tierra natal, un abrazo caliente que los conecta con su hogar.
Hoy, cada cucharada cuenta la historia de un país diverso, orgulloso de su gastronomía y de su sabor inconfundible.
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