20/05/2025
¿Sabías que la llamada “Plaza de la Revolución” en La Habana fue construida antes de 1959 y originalmente se llamaba “Plaza Cívica”?
Fue la pujante sociedad civil cubana de la República quien concibió, financió y comenzó esta majestuosa obra mucho antes del triunfo de la revolución. Su construcción se inició en 1953, durante el gobierno de Fulgencio Batista, y fue prácticamente completada hacia finales de 1958, aunque aún faltaban detalles en las áreas circundantes y la tribuna.
El nombre original: Plaza Cívica, fue borrado tras 1959 y sustituido por el de “Plaza de la Revolución”, como parte de un proceso de reconfiguración simbólica del país. Sin embargo, su historia y propósito inicial siguen vigentes para quienes valoran la verdad histórica.
La ubicación del monumento fue seleccionada por Batista en la Loma de los Catalanes, siguiendo las recomendaciones del urbanista Jean-Claude Nicolas Forestier, quien en 1926 propuso ese sitio como el centro ideal para una gran ciudad. Los arquitectos Otero, Varela y Labatur desarrollaron un ambicioso proyecto que conectaría el Vedado con El Cerro y Jesús del Monte, mediante un sistema de grandes avenidas y plazas rodeadas de instituciones clave como:
La Biblioteca Nacional
Diversos ministerios
El Museo Nacional
La Escuela de Bellas Artes, entre otros.
El monumento a José Martí, pieza central de la plaza, mide 109 metros de altura y cuenta con un ascensor interno que lleva al mirador en su cúspide. Está rodeado por 72,000 m² de plaza pública.
Así nació la Plaza Cívica, símbolo de la visión moderna y republicana de una Cuba que apostaba por el desarrollo, la cultura y la planificación urbana. Lo que vino después fue simplemente la continuación de una obra ya concebida.