30/10/2024
Quién dijo que no había revolución femenina en China?
En el otoño de 2004, falleció Yang Huanyi a los 98 años. Era la última conocedora del Nushu, el lenguaje secreto de las mujeres chinas, un código femenino que se remontaba a tiempos antiguos.
El Nushu, que se traduce literalmente como "escritura de mujeres", es un sistema de escritura silábico utilizado entre mujeres en la región de Jiangyong, en la provincia de Hunan, al sur de China. A diferencia del chino escrito, que es logográfico (cada carácter representa una palabra o parte de una palabra), el Nushu es fonético, con aproximadamente 2,000 caracteres que representan una sílaba en los lenguajes locales yao y yi.
Aunque la lengua Nushu existía desde el siglo III de nuestra era, no fue conocida en el mundo hasta 1983, debido al intenso secretismo que siempre la rodeó. Lo realmente fascinante es que esta lengua surgió como un sistema para evadir una sociedad fuertemente machista. Tal era la discriminación hacia las mujeres en la China antigua que, además de prohibírseles la educación, debían vivir encerradas en las casas de sus padres o maridos. Así, se fue desarrollando un idioma al que los hombres no tuvieran acceso.
Ellas aprendían el idioma transmitido de madres a hijas o entre cuñadas. A veces, los caracteres se usaban como marcos decorativos o en artesanía, dada su forma más estilizada y estética que la forma "masculina", lo que permitía que los mensajes pasaran desapercibidos ante los hombres. También se utilizaba el Nushu en abanicos y bordados, en los cuales se han encontrado, a modo de diarios íntimos, reflexiones, miedos o descripciones de hechos cotidianos.
Lo más llamativo del Nushu son las “Cartas del tercer día", folletos disimulados de varias maneras que, secretamente, eran escritos por madres y tías para sus hijas y sobrinas, y que servían como consejos, recomendaciones y canciones.
Sin embargo, el gran problema del Nushu es su conservación, ya que prácticamente no existen documentos escritos. Debido a su carácter secreto, era común que los textos fueran destruidos tras ser leídos.
Con la muerte de su última hablante, Huanyi, una de las principales representantes de China en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995, se perdió una tradición. Pero afortunadamente, ahora la lengua empieza a revivir. Huanyi aprovechó aquella ocasión para entregar a los estudiosos gran parte de las cartas, poemas y artículos que había escrito en ese lenguaje, los cuales fueron recopilados por la prestigiosa Universidad de Qinghua en un libro publicado en 2005.