28/09/2025
Carta abierta a los militares y policías del Ecuador
Hermanos de uniforme:
Hoy me dirijo a ustedes no con odio ni confrontación, sino con la voz de un pueblo que clama justicia y dignidad. En sus manos está un poder inmenso: proteger la vida, la paz y los derechos de quienes también son sus hermanos.
El pueblo que protesta en las calles no es su enemigo. Son sus padres, sus madres, sus esposas, sus hijos, sus amigos. Son indígenas que defienden la tierra, campesinos que trabajan bajo el sol, obreros que luchan por un salario justo, jóvenes que sueñan con un futuro mejor. Cuando levantan la voz, no lo hacen por capricho, lo hacen por hambre, por desesperación, por la esperanza de que el Ecuador cambie para todos.
Ustedes también son pueblo. Sus raíces están en las comunidades, en los barrios, en los campos. Ustedes saben lo que significa la carencia, la lucha diaria, el sacrificio. Por eso, no conviertan su fuerza en represión contra quienes solo exigen lo mismo que ustedes desean para sus familias: pan, justicia, dignidad y paz.
La verdadera grandeza de un soldado y un policía no está en obedecer ciegamente órdenes injustas, sino en recordar el juramento de defender a la Patria. Y la Patria no son los escritorios del poder, la Patria es el pueblo.
Hoy la historia los mira. Decidan si quieren ser recordados como verdugos de sus propios hermanos, o como guardianes de la vida y la esperanza.
No olviden que las armas que cargan no están hechas para apuntar contra su propia gente. Están para defender la soberanía y garantizar la paz.
Ecuador necesita que el uniforme sea símbolo de respeto, no de miedo. Que el escudo proteja al pueblo, no que lo oprima.
Con respeto y esperanza.