14/08/2025
La gran cagada del metaverso.
Mis compañeros de estudio son grandes especialistas en 3D (nuestro estudio se llama enefecto.es). Muchos de ellos superan los 20 años de experiencia en este mundo. Arrancaron muy a los inicios, cuando un tiempo de renderizado te consumía la vida y la paciencia. Han vivido todas las etapas de VFX y post producción, especializándose en numerosos y complicados softwares; y adaptándose a nuevas herramientas y formatos con los años, realidad aumentada, 360, realidad virtual, interactividad, hologramas… sin más remedio que hacer de la vanguardia la retaguardia, porque el cliente siempre quiere lo novedoso, anticiparse con la última tecnología; y es que en este mundo parece prima, a veces irracionalmente, el sorprender antes que, sencillamente, entender.
Mis compañeros, decía, saben muy bien de lo que hablan. Porque son expertos, y yo, que tengo la inmensa fortuna de dirigir un estudio, pero no tengo el bagaje técnico que ellos poseen, los escucho atentamente.
Apenas oímos hablar del Metaverso, como una promesa de futuro virtual; en un mundo sintético, con espacios y avatares que nos representaban para por fin, sumergirnos de golpe en la tecnología más inmersiva; ni uno solo de mis compañeros, pero ni uno solo, daba un duro por esto. A pesar de mis temores de quedarnos fuera comercialmente, de no poder cubrir la nueva demanda que recibíamos para generar “metaverso”. A ninguno les convencía.
Pero vamos a ver, con toda la razón; nosotros que fuimos catapultados al trabajo remoto tras el COVID, donde con unas salas sencillas de Zoom podemos comunicarnos, y vernos y oírnos con claridad y nitidez ¿para que voy crear un avatar mío, partido el cuerpo por la mitad, en mi representación, ocultándome yo? Es que toda la propuesta es así, un sucedáneo: feo, malo, incómodo de una soledad digital insoportable.
El metaverso, como la tierra virtual prometida, es una magnífica y estupenda cagada que no tiene más mérito que el de un videojuego mediocre. Lo que no logro explicarme, es que, esto que ya anticiparon mis compañeros en una charla de dos tardes, y probablemente pensaron también miles de expertos en 3D alrededor del mundo, no fuera visto o tenido en cuenta, por aquellos responsables de Meta que invirtieron millones girando el rumbo de una compañía y poniendo el mundo patas arriba. Se que esto, pasado el tiempo, es fácil de decir y tiene poco mérito; pero fue así. Y no es que seamos nosotros mejores, ni más listos que nadie; simplemente creo, que cuando tomaron la decisión les comió la arrogancia y la ambición desmedida de pretender suplantar a la realidad para comercializarla.
Por cierto, la venta de espacios virtuales y NFTs se convirtieron rápidamente en símbolos de especulación con desplomes de su valor por encima del 90%.
Crear otro mundo, aunque sea de 3D ¿no es querer ser un poco Dios?
La virtualización tiene por delante un extraordinario camino, no hay ninguna duda, pero no tendrá espacio para un solo dueño.
Por Jose Luis Sánchez-Garrido. Agosto 2025