
28/10/2024
"Suena increíble, pero cada vez hay más gente que no le da valor a las palabras, que desconfía de ellas. Cuando la obra que acaban de ver no les gusta, o no la entienden, encuentran una sola explicación para su aburrimiento: demasiadas palabras, se quejan. No comprenden que la palabra sigue siendo la vida misma del teatro.
[...] Para comprender las ideas y las asociaciones de ideas que nos propone un diálogo, es necesario una mínima culturización previa, cierto nivel de educación. Implica estar atentos y permeables a las voces. Por supuesto esto demanda cierto esfuerzo mental que, honestamente, no sé si el público de esta nueva cultura está dispuesto a hacer. Noto una suerte de desentendimiento respecto de lo que le sucede a los semejantes. Pero no soy pesimista del todo. Pienso, por ejemplo, en todas las pruebas a las que fue sometido un Lope de Vega o un Shakespeare a lo largo de siglos y llego a la conclusión de que tiene que haber un futuro para el teatro de la palabra.
El otro día le mostré algunas hojas del manuscrito en el que estoy trabajando a mi hijo. Las leyó y hasta diría que se conmovió. Pero, ¿sabe cuál fue su reacción? Dijo: ¡Dios mío, pensar que todo está construido con palabras, con un montón de palabras. Su respuesta -imagino que debe de ser también la de los amigos de su edad- pone en evidencia que la cuestión no es si el teatro les gusta o no a los jóvenes. El verdadero problema es que todavía no lo han descubierto."
Arthur Miller