06/08/2025
Cuando los ayuntamientos se convierten en herramientas de exclusión: PP y Vox legalizan la discriminación contra los musulmanes en Jumilla
Aljalia Press | Madrid
En un escenario que advierte de graves retrocesos dentro de la democracia española, el Ayuntamiento de Jumilla, en la región de Murcia, aprobó una decisión que prohíbe a los musulmanes celebrar las festividades del Aid al-Adha y Aid al-Fitr en espacios públicos. La iniciativa, impulsada por Vox y apoyada explícitamente por el Partido Popular, no es más que una expresión clara de un proyecto político que siembra miedo y odio, transformando los ayuntamientos locales en plataformas para la exclusión institucional.
La medida no solo cierra la puerta a la práctica de rituales religiosos, sino que representa un comportamiento político que reintroduce un discurso ra***ta disfrazado de eslóganes identitarios. Las justificaciones del pacto de la derecha —que califican estas celebraciones de "ajenas a las tradiciones españolas"— revelan que el verdadero objetivo no es proteger las tradiciones, sino imponer una identidad única que excluye a miles de ciudadanos musulmanes del espacio público, a pesar de ser parte del tejido social y contribuir con sus impuestos como cualquier otro.
Lo ocurrido en Jumilla no es un caso aislado de prohibición, sino una prueba real del modelo democrático español. La decisión municipal ignora flagrantemente los artículos 14 y 16 de la Constitución, y desmonta de un solo golpe todo lo avanzado desde el acuerdo de 1992 con la Comisión Islámica. Es una declaración oficial de que los musulmanes, a pesar de sus contribuciones diarias a la vida económica y social, no poseen los mismos derechos ni pueden celebrar sus fiestas en espacios públicos.
Lo más preocupante no es solo el contenido de esta medida, sino que podría convertirse en un modelo replicable en otras ciudades si no se enfrenta con firmeza legal y social. Y si el Estado central guarda silencio, será cómplice de la conspiración contra los derechos de un sector completo de la sociedad española, solo por no pertenecer a la religión "dominante".
Frente a esta preocupante tendencia, no es exagerado afirmar que Vox no libra esta batalla solo, sino que cuenta con el apoyo de un Partido Popular que ha perdido el rumbo, abandonando el legado de la moderación a cambio de migajas electorales, para terminar normalizando agendas de exclusión y extremismo, pasando de ser un partido institucional a un apéndice sumiso de la derecha radical.
Lo que España necesita hoy no son más decisiones discriminatorias, sino valentía política que defienda la convivencia y reivindique una Constitución que garantice la libertad religiosa para todos, sin excepción ni distinción. Y para quienes se esconden tras slogans de "identidad" para justificar el odio, la historia será quien los coloque en la categoría del descrédito político.