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BRIHUEGA COMO ESCENARIO NOVELADO: IDENTIDAD, MEMORIA Y TRADICIÓNMás noticias de Brihuega en: www.plataformabrihuega.com ...
24/09/2025

BRIHUEGA COMO ESCENARIO NOVELADO: IDENTIDAD, MEMORIA Y TRADICIÓN
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Brihuega ha sido a lo largo del tiempo no solo un referente por su patrimonio histórico y sus campos de lavanda, sino también un escenario literario que ha inspirado diversas obras narrativas.

En este recorrido destacan novelas históricas, contemporáneas, de viaje y testimonios de grandes autores que han convertido a esta villa en un punto clave dentro de la literatura española.

En el ámbito histórico, sobresale Tras los cipreses negros de Ángel Taravillo Alonso, novela ambientada en el siglo XIX en torno a la Real Fábrica de Paños, institución fundada en 1750 por Felipe V.

El protagonista, Domingo Ramos, encarna el ascenso social desde la humildad hasta el poder, en contraste con la nobleza representada por Santullán, director de la Fábrica. Con ello, Brihuega se presenta como escenario donde se cruzan las tensiones sociales y políticas de la España decimonónica.

En la narrativa contemporánea, La memoria de la lavanda de Reyes Monforte sitúa a Brihuega en el centro de una historia cargada de emotividad. A través de Lena, una fotógrafa que cumple el deseo póstumo de su marido Jonas de esparcir sus cenizas en los campos de lavanda, la autora convierte al paisaje briocense en un personaje más de la trama.

La obra refleja cómo el Festival de la Lavanda y los parajes alcarreños ofrecen un marco evocador que trasciende lo meramente geográfico para convertirse en símbolo de memoria y continuidad.

Dentro del género de viajes, Juan Pablo Mañueco aporta Viaje a Brihuega y las primeras cincuenta castellanas, continuación de Viaje a la Alcarria, versión siglo XXI. Esta obra recrea el espíritu viajero clásico, trasladado al presente con descripciones realistas y un tono literario que enriquece la visión del territorio y de sus gentes.

El legado literario de Brihuega se completa con la huella de autores universales. Ernest Hemingway la visitó como corresponsal en 1937, destacando la trascendencia de la batalla de Guadalajara. Manuel Leguineche, afincado en la villa, plasmó en La felicidad de la tierra una mirada íntima y reflexiva sobre la vida briocense.

Por su parte, Camilo José Cela dedicó un capítulo entero de Viaje a la Alcarria a describir la villa, consolidando uno de los retratos literarios más perdurables de su historia.

Temáticamente, las novelas ambientadas en Brihuega se articulan en torno a tres elementos fundamentales: la Real Fábrica de Paños, símbolo del esplendor industrial y del pasado histórico; los campos de lavanda, convertidos en icono literario contemporáneo y turístico; y el paisaje alcarreño, que actúa como testigo emocional y protagonista silencioso de las narraciones. Estos recursos permiten a los autores entrelazar memoria, identidad y cultura en historias que trascienden el tiempo.

Proyectos como La Alcarria Literaria han convertido este legado en motor cultural y turístico, destacando la relevancia de la villa como destino que une tradición, literatura y proyección internacional.

Brihuega se ha consolidado como un universo literario en sí mismo, capaz de inspirar desde recreaciones históricas hasta narraciones íntimas y contemporáneas, con un patrimonio cultural que enlaza la realidad con la ficción y proyecta la identidad briocense más allá de sus fronteras.
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EL LEGADO OCULTO DE BRIHUEGA: MUJERES, MAGIA Y SUPERSTICIÓN EN LA ALCARRIAMás noticias de Brihuega en: www.plataformabri...
23/09/2025

EL LEGADO OCULTO DE BRIHUEGA: MUJERES, MAGIA Y SUPERSTICIÓN EN LA ALCARRIA
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Brihuega ha estado rodeada durante siglos por un halo de misterio vinculado a la brujería. Aunque no se conocen procesos inquisitoriales de gran magnitud en la localidad, la sospecha y el temor hacia prácticas hechiceras marcaron la vida cotidiana de sus gentes.

La brujería briocense se vinculaba a rituales protectores de cosechas y ganado, con conjuros contra tormentas y pedriscos, y a los saberes de curanderas, parteras y comadronas, mujeres cuya experiencia despertaba recelos en una sociedad marcada por el control patriarcal.

El perfil de las acusadas en la Alcarria respondía a un patrón: mujeres pobres, dependientes de la limosna, a menudo marginadas. Las definiciones oficiales de la Inquisición exigían pacto con el diablo, aquelarres, vuelos nocturnos y metamorfosis, pero en la práctica no se distinguía entre bruja, curandera o hechicera: todas eran perseguidas.

Durante más de tres siglos, desde el XV al XVIII, las creencias mágicas resistieron en la clandestinidad, arraigadas en la cultura rural. Se practicaban conjuros, ligazones amorosas, mal de ojo o ritos de protección, mezclando santos y demonios en una religiosidad popular difícil de erradicar.

Hoy, Brihuega conserva ese legado a través de iniciativas como la “Noche Misteriosa”, que revive leyendas en enclaves históricos, o mediante espacios museísticos en la Alcarria, como la torre del palacio episcopal de Pareja, donde estuvo presa Juana de Morillas. Basada en investigaciones como Alcarria bruja de Javier Fernández Ortea, esta recuperación patrimonial permite conocer procesos que marcaron a la comarca.

El caso de las Morillas de Pareja, iniciado en 1526, fue el más emblemático. Juana de Morillas, acusada de invocar al diablo, terminó mu**ta en prisión, en lo que pudo ser un suicidio o una ejecución encubierta.

A partir de entonces, varias generaciones de mujeres de esta familia fueron procesadas en un proceso largo y cruel que dejó centenares de páginas con confesiones bajo tortura y condenas severas. Este juicio precedió en casi un siglo a los célebres de Zugarramurdi, convirtiéndose en un precedente clave en la historia de la brujería española.

La memoria de estas mujeres representa hoy un testimonio de resistencia frente al poder establecido y la ortodoxia religiosa. Sus historias reflejan la lucha de un mundo rural por preservar su conocimiento ancestral frente a la represión inquisitorial.

En los paisajes de lavanda de Brihuega y en las voces que aún circulan entre sus mayores, permanece vivo un recuerdo que invita a reflexionar sobre los prejuicios, la intolerancia y la importancia de rescatar las voces silenciadas del pasado.
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LA PLAZA DE HERRADORES DE BRIHUEGA: MEMORIA VIVA DE UN GREMIO MEDIEVALMás noticias de Brihuega en: www.plataformabrihueg...
21/09/2025

LA PLAZA DE HERRADORES DE BRIHUEGA: MEMORIA VIVA DE UN GREMIO MEDIEVAL
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En Brihuega, la actual Plaza de Herradores conserva en su nombre y en su memoria urbana la huella de un oficio ancestral que marcó la vida cotidiana durante siglos: el de herrador.

Este trabajo, heredado de la tradición andalusí, donde se le conocía como al-béitar, unía la habilidad del herrero con nociones veterinarias básicas para el cuidado de los cascos de caballos, mulas, bueyes y asnos, animales imprescindibles para la agricultura, el comercio y la movilidad medieval.

El oficio adquirió especial relevancia en Castilla a partir del siglo XI, coincidiendo con el auge de la caballería. Brihuega, favorecida por su ubicación estratégica en el valle del Tajuña y por el fuero municipal otorgado en 1242 por Rodrigo Ximénez de Rada, vivió entre los siglos XIII y XIV una etapa de notable crecimiento económico y demográfico.

En este contexto, la demanda de herradores fue constante: la villa contaba con abundante ganado de tiro y carga, y sus mercados y ferias atraían comerciantes de toda la región, que necesitaban mantener en buen estado sus recuas.

Los herradores de Brihuega no solo se ocupaban del herraje de animales, sino que también fabricaban aperos de labranza, herramientas y objetos de hierro para la vida cotidiana.

Su actividad se organizaba probablemente en forma de gremio, regulando precios y garantizando la calidad de los servicios. En los espacios públicos se levantaban los llamados potros de herrar, estructuras de madera y piedra donde los animales eran inmovilizados durante el proceso. En Brihuega, este lugar se situaba en la actual Plaza de Herradores, que durante siglos resonó con el martilleo sobre el yunque y el relinchar de caballos.

El oficio mantuvo su importancia incluso en la Edad Moderna, y todavía en el siglo XVIII, con el auge de la Real Fábrica de Paños, la actividad económica de la villa aseguraba la continuidad de los herradores.

Sin embargo, los cambios del siglo XIX, marcados por la mecanización agrícola, la expansión del ferrocarril y la llegada del automóvil, precipitaron el declive del herraje como necesidad básica.

Hoy, la Plaza de Herradores se erige como un testimonio silencioso de esta tradición artesanal, rodeada de calles cargadas de historia como la Cadena, los Portales del Césped y la Reja Dorada, constituye un recuerdo urbano de la importancia que tuvo este oficio en el desarrollo de la villa.

La toponimia se convierte así en un puente entre pasado y presente, manteniendo vivo el legado de aquellos artesanos que hicieron posible la vida económica de Brihuega durante siglos.

El oficio de herrador en Brihuega no fue solo un trabajo artesanal, sino un pilar en la organización social, comercial y agrícola de la villa medieval y moderna. Su recuerdo permanece hoy inscrito en el mapa urbano, como símbolo del valor del trabajo manual especializado y de la huella imborrable que los oficios dejaron en la identidad histórica briocense.
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BRIHUEGA Y PUEBLA: UN PUENTE TEXTIL QUE CRUZÓ EL ATLÁNTICO Más noticias de Brihuega en: www.plataformabrihuega.com https...
18/09/2025

BRIHUEGA Y PUEBLA: UN PUENTE TEXTIL QUE CRUZÓ EL ATLÁNTICO
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Entre 1560 y 1620, cerca de un millar de habitantes de Brihuega, cuando entonces apenas contaba con tres mil almas, emprendieron la travesía hacia Nueva España, estableciéndose mayoritariamente en Puebla de los Ángeles.

Este éxodo, impulsado por la persecución religiosa contra los conversos y las dificultades económicas locales, coincidió con las oportunidades que ofrecía el mercado textil en expansión del virreinato.

La tradición textil briocense, con raíces en los siglos XIII y XIV, resultó clave en este proceso. Los emigrantes aportaron conocimientos en la elaboración de paños y técnicas de tinte, talleres que hacia 1603 ya sumaban 33 en la región. Gracias a estos aportes, Puebla se consolidó como centro neurálgico de la industria lanera novohispana.

Lejos de romper vínculos con su tierra natal, los briocenses mantuvieron sólidas redes familiares y comerciales entre ambas orillas del Atlántico. La historiadora Ida Altman, en su obra basada en fuentes del Archivo General de Indias, documenta un flujo constante de cartas, intercambios económicos y apoyos mutuos que facilitaron la llegada de nuevos emigrantes. Así, Puebla y Brihuega quedaron unidas por un entramado humano y económico que trascendió generaciones.

En la sociedad poblana, los briocenses no solo destacaron como artesanos o comerciantes, sino también como promotores de una industria que alimentó la prosperidad de la segunda ciudad más importante de Nueva España.

Este éxito repercutió siglos después en su tierra de origen: en 1750, los monarcas Fernando VI y Carlos III fundaron la Real Fábrica de Paños de Brihuega, un complejo con 84 telares y más de 800 obreros, símbolo del reconocimiento a la pericia textil briocense y de la herencia americana.

La fábrica, con la emblemática rotonda circular de Juan Manuel de Villegas, se convirtió en reflejo de aquel puente trasatlántico: producía tejidos militares para la Corona y evocaba la memoria de los obrajes poblanos.

Esta relación histórica se reactivó en 2021, con el hermanamiento oficial entre Brihuega y Puebla, al cumplirse 400 años del último viaje documentado de briocenses a México. El acuerdo no solo celebra un pasado compartido, sino que proyecta hacia el futuro unas conexiones culturales y humanas nacidas del esfuerzo migrante.

La emigración briocense a Puebla fue mucho más que un fenómeno demográfico: constituyó un modelo de transferencia de saberes y de creación de redes sólidas entre continentes. Una historia de resistencia, ingenio y prosperidad compartida que dejó huella tanto en Castilla como en el corazón de Nueva España.
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LA MEMORIA GUERRERA DE BRIHUEGA: HISTORIA DE UN PUEBLO DECISIVOMás noticias de Brihuega en: www.plataformabrihuega.com h...
16/09/2025

LA MEMORIA GUERRERA DE BRIHUEGA: HISTORIA DE UN PUEBLO DECISIVO
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Brihuega ha sido escenario de algunos de los episodios militares más relevantes de la historia de España. Sus murallas, calles y colinas han sido testigos de combates que, durante cientos de años, marcaron el destino de reinos y gobiernos.

El episodio bélico más célebre fue la Batalla de Brihuega de 1710, en plena Guerra de Sucesión. Entre el 8 y 9 de diciembre, las tropas franco-españolas del duque de Vendôme sitiaron la villa, defendida por el ejército aliado británico de Lord Stanhope.

El bombardeo y asalto dejaron la villa devastada y la guarnición rendida. Esta victoria aseguró la causa borbónica y llevó a Felipe V a premiar a Brihuega con una Real Cédula que perdonaba sus deudas.

El siglo XIX también fue convulso. Durante la Guerra de Independencia, la villa fue disputada por El Empecinado y las tropas francesas. Más tarde, en 1822 y 1823, Brihuega vivió enfrentamientos entre liberales y absolutistas.

En las Guerras Carlistas, la villa fue escenario de la Expedición de Gómez y próxima a la derrota carlista de Aranzueque en 1837.

Ya en el siglo XX, Brihuega volvió a ser protagonista durante la Batalla de Guadalajara (1937), en la Guerra Civil. El Corpo Truppe Volontarie italiano ocupó la villa, pero la contraofensiva republicana —reforzada por las Brigadas Internacionales y tanques soviéticos— reconquistó Brihuega.

Allí se produjo un episodio simbólico en el Palacio de Ibarra, donde brigadistas italianos antifascistas combatieron contra los Camisas Negras enviados por Mussolini. La derrota italiana fue la primera gran caída de un ejército fascista en el mundo y tuvo enorme repercusión internacional.

Hoy, los alrededores de Brihuega conservan vestigios de guerra, especialmente de la contienda civil: trincheras, abrigos, nidos de ametralladora y restos humanos que forman parte del Plan Regional de Memoria Democrática de Castilla-La Mancha. Destaca la extensa línea republicana al sur de Hontanares, aún marcada por cráteres de explosiones.

En definitiva, Brihuega no es solo una villa alcarreña de gran belleza monumental, sino un auténtico campo de batalla histórico, donde se fraguaron episodios clave de la historia de España: la consolidación de la monarquía borbónica, las luchas del liberalismo frente al absolutismo y la resistencia republicana frente al fascismo internacional.

Sus murallas, monumentos y restos arqueológicos son hoy memoria viva de siglos de lucha y resistencia, testimonio de que en lugares inesperados se decide a veces el destino de las naciones.
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EL ARCO DE COZAGÓN: PORTAL DE PIEDRA HACIA LA HISTORIA DE BRIHUEGAMás noticias de Brihuega en: www.plataformabrihuega.co...
14/09/2025

EL ARCO DE COZAGÓN: PORTAL DE PIEDRA HACIA LA HISTORIA DE BRIHUEGA
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En el extremo sur de Brihuega se levanta el Arco de Cozagón, una de las piezas más emblemáticas de su patrimonio histórico. Con diez metros de altura y algo más de tres de ancho, no es solo una puerta medieval, sino el testimonio de ocho siglos de historia y símbolo de la memoria colectiva de la villa alcarreña.

Su origen se remonta al siglo XIII, durante el auge de Brihuega bajo el señorío arzobispal toledano. Fue el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, figura clave de la política y la Iglesia castellana, quien impulsó la construcción de las murallas.

Esta puerta, está situada en un punto estratégico donde confluían los caminos que conectaban Toledo con las tierras del norte. De este modo, el Arco de Cozagón se convirtió en la entrada principal de la villa, paso obligado para viajeros, mercaderes y personajes ilustres.

La obra refleja la maestría técnica de los canteros medievales, que emplearon piedra de toba, material fácil de labrar pero resistente al paso del tiempo. Sus sillares presentan marcas lapidarias —cruces, aspas, escuadras— que servían como firma de los artesanos, prueba de un trabajo exclusivamente cristiano, sin huella mudéjar.

Su diseño responde al estilo gótico civil: un doble arco apuntado sostenido por sólidos machones, que cumplía tanto funciones defensivas como ceremoniales, convirtiendo el acceso a Brihuega en un auténtico ritual arquitectónico.

A lo largo de los siglos, la puerta fue testigo del paso de personajes como Alfonso X el Sabio, el propio Jiménez de Rada o el cardenal Cisneros, que dejaron su huella simbólica en esta construcción. Así, el arco se convirtió en un “archivo de piedra” donde se inscribió la memoria de la grandeza castellana.

No obstante, también sufrió alteraciones. En 1965, durante la construcción de la plaza de toros “La Muralla”, la puerta interior perdió parte de su altura original, deteriorando su aspecto medieval. Aun así, la solidez de la obra y su valor histórico le permitieron sobrevivir a este y otros avatares. En 1973, fue incluido en el Conjunto Histórico-Artístico de Brihuega, declarado Bien de Interés Cultural, lo que garantiza su protección actual.

Hoy, el Arco de Cozagón sigue siendo el gran portal simbólico de Brihuega: un paso entre el presente y el pasado que evoca la permanencia de la villa a través de los siglos. La piedra de toba que lo conforma encarna la esencia de la localidad, frágil y firme al mismo tiempo, capaz de conservar su identidad medieval y proyectarla hacia el futuro.

En un mundo dominado por lo efímero, este monumento recuerda el valor de la permanencia y la trascendencia del genio humano cuando se une a la fe, la técnica y la belleza.
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EL ESPLENDOR DE BRIHUEGA EN LA RUTA DE LA LANA: DE LA MESTA A LA REAL FÁBRICA DE PAÑOSMás noticias de Brihuega en: www.p...
13/09/2025

EL ESPLENDOR DE BRIHUEGA EN LA RUTA DE LA LANA: DE LA MESTA A LA REAL FÁBRICA DE PAÑOS
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Brihuega fue durante siglos un enclave estratégico en la Ruta de la Lana, una de las principales arterias comerciales que hicieron de Castilla una potencia europea.

Más que un lugar de paso, la villa se convirtió en un centro neurálgico de comercio, industria y cultura, conectando la producción lanera castellana con los mercados de Flandes a través de Medina del Campo y Burgos.

El origen de este protagonismo se remonta al fuero de 1242 otorgado por el arzobispo Jiménez de Rada, que impulsó ferias pioneras en Castilla y atrajo mercaderes y población. Su ubicación próxima a las cañadas reales, especialmente la Soriana Oriental, facilitó la trashumancia y el comercio regulado por la Mesta, consolidando a Brihuega como un punto de descanso y mercado activo.

La tradición textil briocense alcanzó su máximo esplendor en 1750 con la creación de la Real Fábrica de Paños, fundada por Fernando VI. El complejo, dotado de 100 telares y batanes, fue símbolo de la ambición industrial borbónica y transformó la economía local, generando cientos de empleos. La Rotonda, su edificio más emblemático, y la Hermandad de los Dependientes de las Reales Fábricas evidencian el impacto social de esta industria.

El proceso productivo comenzaba con el esquileo de los merinos en primavera, seguido por el lavado y clasificación en lavaderos cercanos. Desde Brihuega, la lana viajaba hacia Burgos y desde allí a los puertos cantábricos, destino de los mercados flamencos. Durante siglos, la lana castellana sustituyó a la inglesa en ciudades como Brujas y Gante, situando a la Alcarria en el mapa económico europeo.

Sin embargo, el siglo XIX trajo consigo el declive. La Guerra de la Independencia devastó la Real Fábrica, que finalmente cerró en 1835. Reconvertida tras la Desamortización, ya nunca recuperó su esplendor. Aun así, el legado de este pasado sigue vivo en su patrimonio: las murallas medievales, los lavaderos, los antiguos batanes y la Real Fábrica, hoy reconvertida en hotel, son testigos materiales de una época dorada.

La historia de Brihuega demuestra cómo geografía, comercio y capacidad de innovación se unieron para sostener la economía castellana durante más de cinco siglos. La villa fue motor de riqueza y símbolo de poder industrial y cultural.

Hoy, cuando resurge como destino turístico, conviene recordar que su identidad y su atractivo actual se forjaron en aquella etapa en la que la lana de la Alcarria vistió a Europa y convirtió a Brihuega en bastión de la Ruta de la Lana.
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EN BRIHUEGA SE HAN GESTIONADO MÁS DE 45 MILLONES DE EUROS EN UNA DÉCADA (2015-2025)Más noticias de Brihuega en: www.plat...
11/09/2025

EN BRIHUEGA SE HAN GESTIONADO MÁS DE 45 MILLONES DE EUROS EN UNA DÉCADA (2015-2025)
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En apenas diez años, la Hacienda municipal de Brihuega ha vivido una transformación que difícilmente podía imaginarse en 2015.

Aquel año, el Ayuntamiento asumía una deuda de 1,4 millones de euros, aunque con un colchón de tesorería cercano a los seis millones. Esa base permitió encarar un proceso de saneamiento que culminó en 2022, cuando se alcanzó la deuda cero con las entidades bancarias.

La evolución presupuestaria entre 2015 y 2025 refleja un crecimiento sostenido, hasta alcanzar en el presente ejercicio los 4,4 millones de euros. En conjunto, el Ayuntamiento ha gestionado en torno a 38 millones de los presupuestos ordinarios durante la década, que alcanzaría aproximadamente unos 45 millones con las distintas subvenciones recibidas, FADETA, Diputación Provincial, Junta y Gobierno Central, ayudas que han permitido por ejemplo la restauración de la iglesia de San Simón.

Un papel clave en este cambio lo ha jugado el Almacén Subterráneo de Gas Natural de Yela, gestionado por Enagás. Tras el acuerdo de 2016, la instalación tributa cerca de 1,2 millones de euros anuales en concepto de IAE, lo que supone alrededor de 12 millones en este periodo. Esta aportación ha convertido al gasoducto en la principal fuente de ingresos tributarios locales.

El crecimiento económico ha contado además con un fuerte respaldo institucional. FADETA ha financiado proyectos de desarrollo rural y educativo por más de 1.000.000 euros, los últimos proyectos financiados han sido el Centro de Día, la Escuela Infantil Comarcal y sistemas de videovigilancia en pedanías.

La Diputación de Guadalajara ha destinado más de 1,8 millones a equipamientos culturales y sociales, desde el Museo de la Lavanda y el Perfume con una inversión total de 1.100.000 euros, Centro de Innovación Rural de Brihuega 457.515,52, hasta la adquisición de la Casa de los Gramáticos de Manu Leguineche con 295.000 euros

Por su parte, la Junta de Castilla-La Mancha ha respaldado actuaciones por más de 3 millones, entre ellas la rehabilitación del cuartel de la Guardia Civil, el programa “Olores y Colores en Brihuega” o las ayudas regionales para el complejo Castilla Termal, y Programas continuos de empleo, por más de un millón de euros.

El Gobierno central, a través del programa 1,5% Cultural, ha aportado más de 1,5 millones de euros a la restauración del patrimonio, con intervenciones destacadas en la Real Fábrica de Paños, Castillo de la Piedra Bermeja y las murallas del municipio.

En total, la suma de presupuestos municipales, subvenciones y proyectos estratégicos gestionados en la última década supera de largo los 45 millones de euros.

Un recorrido que muestra cómo Brihuega ha pasado de afrontar la deuda a situarse en una posición de fortaleza, con capacidad para invertir en infraestructuras, gracias sobre todo a los 12 millones de euros ingresados en esta década, en las arcas municipales por ENAGAS, patrimonio y servicios que marcan su desarrollo presente y futuro.
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DE VILLA MEDIEVAL A PEDANÍA: LA HISTORIA DE FUENTES DE LA ALCARRIA CON BRIHUEGAMás noticias de Brihuega en: www.platafor...
08/09/2025

DE VILLA MEDIEVAL A PEDANÍA: LA HISTORIA DE FUENTES DE LA ALCARRIA CON BRIHUEGA
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La relevancia histórica de Fuentes de la Alcarria procede de su singular emplazamiento sobre una lengua del páramo, rodeada por la hoz del río Ungría. Sus manantiales, origen del nombre, daban caudal al río y reforzaban la condición de fortaleza natural.

Tras la reconquista, a finales del siglo XI, quedó incluida en el Común de Villa y Tierra de Hita. Su valor estratégico llevó a fortificarla con castillo, torre del homenaje y murallas. En el siglo XIII, Alfonso X entregó la villa al arzobispo de Toledo y en 1255 recibió fuero propio y jurisdicción, reflejo de su consolidación como núcleo de importancia.

En el XVI alcanzó su máximo auge territorial al encabezar un señorío con Gajanejos, Valdesaz, Pajares, Castilmimbre y San Andrés del Rey, aunque pronto se disolvió cuando estas aldeas lograron títulos de villa.

Durante siglos mantuvo población destacada: el Diccionario de Madoz registraba hacia 1850 unos 218 habitantes en 48 casas, con ayuntamiento propio, escuela, pósito, iglesia parroquial y casa consistorial. Era aún centro local con funciones administrativas y servicios.

El declive se inscribe en la crisis demográfica general de Guadalajara. Entre 1591 y 1860 La Alcarria tuvo crecimiento mínimo, y entre 1950 y 1981 la provincia perdió un 30% de población. Fuentes sufrió especialmente: de 218 vecinos en el siglo XIX descendió a 25 en 2012, 16 en 2016 y 17 en 2023, hasta repuntar a 51 en 2024. En siglo y medio perdió más del 90% de habitantes.

Entre las causas figuran la desaparición de su condición de villa independiente, la pérdida de valor defensivo medieval y la atracción de los centros urbanos. Como pedanía de Brihuega, quedó integrada en otra estructura municipal.

Pese al retroceso, conserva vestigios significativos: la picota del XVI, símbolo de su título de villa; restos de murallas y puerta fortificada; la iglesia de Santa María, de gruesa fábrica caliza del XVI con torre añadida en el XVII; además de la calle mayor con casonas y mansiones que evocan prosperidad.

El recorrido histórico de Fuentes resume la trayectoria de muchos pequeños enclaves medievales: de fortaleza natural y villa con fuero a pedanía en retroceso demográfico. Su evolución muestra cómo las transformaciones políticas, económicas y sociales alteraron el mapa poblacional de La Alcarria.

Hoy, su valor radica en la memoria patrimonial y en un paisaje que recuerda su relevancia regional entre los siglos XIII y XIX. La integración en Brihuega cierra un ciclo de más de siete siglos de autonomía municipal.
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BRIHUEGA Y LA REAL FÁBRICA DE PAÑOS: CUNA DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XIXMás noticias de Brihuega en: www.plataformabri...
07/09/2025

BRIHUEGA Y LA REAL FÁBRICA DE PAÑOS: CUNA DEL SINDICALISMO EN EL SIGLO XIX
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La Real Fábrica de Paños de Brihuega, fundada en 1750 bajo Fernando VI y más tarde conocida como Real Fábrica de Carlos III, se convirtió en un referente del sindicalismo temprano en España.

A lo largo del siglo XIX, este complejo industrial no solo impulsó la economía de la comarca, sino que también fue escenario de una evolución obrera que pasó de la asistencia mutua a las primeras organizaciones reivindicativas. Los orígenes de este movimiento se remontan a 1768, cuando bajo el reinado de Carlos III se creó la Hermandad de todos los dependientes de las Reales Fábricas.

Esta entidad pionera ofrecía una primera cobertura social, sufragada mediante cuotas mensuales de los trabajadores, destinada a apoyar a los enfermos o cubrir los gastos funerarios. A la par, funcionaban las Diputaciones de Caridad, que proporcionaban compensaciones diarias a los empleados incapacitados.

El cambio de siglo vino acompañado de una crisis profunda. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), la fábrica sufrió saqueos constantes de franceses y guerrilleros, dejando a los obreros largos periodos sin salario.

El descontento obrero se agudizó en un contexto de miseria generalizada. Tras el conflicto, la desamortización marcó un nuevo rumbo: en 1840, Justo Hernández Pareja adquirió el complejo, iniciando una etapa bajo gestión privada que coincidió con el despertar obrero en Guadalajara.

El sindicalismo briocense alcanzó un nuevo hito en febrero de 1870, cuando un grupo de asalariados formó una sociedad de resistencia que ingresó en la Federación Regional Española, de inspiración bakuninista.

Su sección de Oficios Varios, con entre seis y veinte miembros, simbolizó la transición hacia organizaciones más combativas. Las condiciones laborales eran desiguales: algunos trabajadores cobraban por contrata y otros a destajo, lo que generaba desigualdad. Las jornadas eran extensas, aunque progresivamente se aplicaron reglamentos que buscaban mejorar el régimen de trabajo.

Hacia finales del siglo XIX, Brihuega se consolidó como el núcleo más industrializado de Guadalajara, impulsando nuevas formas de organización obrera que ya no se limitaban a la asistencia, sino que incorporaban una dimensión reivindicativa y de resistencia laboral.

El movimiento sindical de la Real Fábrica de Paños representa uno de los primeros ejemplos de organización obrera sistemática en España. Desde las hermandades solidarias del siglo XVIII hasta las sociedades de resistencia del XIX, su evolución refleja la transformación de la clase trabajadora en un proceso que convirtió a Brihuega en un referente histórico del sindicalismo nacional temprano.
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LOS TEMPLARIOS: DE JERUSALÉN A BRIHUEGAMás noticias de Brihuega en: www.plataformabrihuega.com https://www.instagram.com...
04/09/2025

LOS TEMPLARIOS: DE JERUSALÉN A BRIHUEGA
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La Orden del Temple, oficialmente “Orden de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón”, nació en Jerusalén en 1119 bajo la dirección de Hugo de Payns y nueve caballeros.

Su misión original fue proteger a los peregrinos que viajaban a Tierra Santa tras la Primera Cruzada. El rey Balduino II les concedió como sede el antiguo Templo de Salomón, origen de su nombre.

El papa Honorio II reconoció oficialmente a la Orden en el Concilio de Troyes de 1129, lo que impulsó su crecimiento en poder y prestigio. El manto blanco con la cruz roja patada se convirtió en su emblema hasta su disolución en 1312 por orden papal.

En la península ibérica, los templarios se establecieron muy pronto, apenas nueve años después de su fundación, gracias a que la Reconquista ofrecía un escenario ideal para desplegar su carácter militar y religioso.

En Guadalajara, aunque la documentación es más escasa, la huella templaria fue igualmente significativa. Se asentaron en enclaves estratégicos que controlaban rutas y fronteras. Torija destacó como centro principal: a mediados del siglo XII fundaron allí un convento bajo la advocación de San Benito, autorizado por bula del papa Alejandro III.

Su localización permitía controlar accesos a La Alcarria y el paso entre Castilla y Aragón. En Albalate de Zorita se asocia al Temple la ermita de Cubillas, mientras que en Guadalajara capital, las Relaciones Topográficas de Felipe II señalan orígenes templarios en el futuro convento de San Francisco, inicialmente ligado a la reina Berenguela.

Brihuega, formó parte de este entramado. Tras la conquista de Toledo en 1085, Alfonso VI entregó la villa al arzobispo Bernardo de Sedirac, estableciendo un señorío episcopal que se mantendría siglos.

La posición estratégica de Brihuega en el valle del Tajuña y sobre importantes rutas comerciales la hizo especialmente atractiva para las órdenes militares. Su cercanía a Torija y Albalate, donde el Temple tenía intereses, propició contactos económicos y políticos.

El arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, gran valedor de Brihuega y autor de su fuero de 1242, mantuvo estrecha relación con las órdenes militares, configurando una red de influencias que perduró hasta la disolución del Temple y la transferencia de sus bienes a la Orden de San Juan.

Aunque indirecta, la huella templaria en Brihuega forma parte esencial de la compleja red medieval que definió La Alcarria, donde el poder episcopal, la nobleza y las órdenes militares dejaron una impronta cultural y patrimonial que todavía hoy define su identidad histórica.
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