15/11/2025
🇺🇸🇻🇪Los asesores del presidente Trump han ofrecido versiones contradictorias sobre qué pretende exactamente lograr la Casa Blanca con el creciente despliegue militar frente a Venezuela.
En los últimos dos días, Trump sostuvo reuniones consecutivas en la Casa Blanca para revisar opciones militares, incluyendo posibles operaciones de fuerzas especiales y acciones directas dentro de territorio venezolano.
Públicamente, Trump insiste en que el objetivo central es combatir el narcotráfico. Pero ese argumento no explica por qué el portaaviones USS Gerald R. Ford fue enviado de manera urgente desde el Mediterráneo oriental al Caribe, reforzando una presencia estadounidense que ya suma unos 15.000 efectivos, ni por qué sería necesaria una fuerza de combate tan grande para enfrentar embarcaciones que hasta septiembre eran interceptadas por la Guardia Costera. El Ford transporta más de 75 aeronaves de ataque, vigilancia y apoyo, incluidos cazas F/A-18.
Tampoco explica por qué Colombia o México, principales rutas del tráfico de dr**as hacia EE.UU., no están siendo foco de una acción militar similar.
En privado, según funcionarios, Trump ha discutido repetidamente las enormes reservas petroleras de Venezuela, estimadas en 300.000 millones de barriles, las mayores del mundo.
Fuentes oficiales señalan que se han evaluado distintas variantes de ataques —contra instalaciones vinculadas al narcotráfico, unidades militares o miembros del círculo más cercano de Maduro— en preparación de las reuniones de seguridad nacional de esta semana.
En paralelo, el Pentágono ha desplegado bombarderos B-52 y B-1 desde bases en Luisiana y Texas para realizar vuelos frente a las costas venezolanas. Los B-52 pueden transportar docenas de bombas guiadas, mientras que los B-1 llevan hasta 75.000 libras de munición, la mayor carga no nuclear de toda la Fuerza Aérea estadounidense.