15/05/2025
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2025 / La consulta popular no va. Se ahorran 700 mil millones. Y la reforma laboral vuelve al lugar donde debe discutirse: el Congreso de la República.
Hoy se cerró un capítulo que amenazaba con polarizar aún más al país y abrir una brecha innecesaria entre las instituciones y la ciudadanía. No habrá consulta popular. Y eso es una buena noticia para todos. Porque más allá del pulso político, lo que ocurrió fue un acto de sensatez y respeto por el funcionamiento democrático: la reforma laboral será discutida donde debe serlo —en el Congreso—, con argumentos, no con slogans. Con país, no con pancartas.
Y eso no es todo. Con esta decisión, Colombia se ahorra más de 700 mil millones de pesos, recursos públicos que pueden destinarse a donde más se necesitan: salud, educación, empleo joven, infraestructura escolar. El país necesita avanzar, no gastar. Construir, no dividir.
Esta decisión le devuelve al Congreso su papel constitucional, y al Gobierno una oportunidad de oro: la posibilidad de unir al país alrededor de lo que de verdad importa —empleo digno, justicia social, productividad y estabilidad— sin imposiciones, sin odios, sin trincheras ideológicas.
Porque si algo necesita Colombia es un gobierno que escuche y un Congreso que delibere, sin dilaciones ni sabotajes, pero también sin prepotencias ni imposiciones.
¿Por qué es importante la reforma laboral?
La iniciativa de reforma laboral del gobierno busca corregir distorsiones históricas en el mundo del trabajo: garantizar estabilidad, combatir la informalidad, dignificar los horarios y proteger derechos básicos de los trabajadores. Pero también tiene que reconocer una realidad: sin incentivos a la generación de empleo, no hay reforma que aguante.
Por eso, más allá de las banderas políticas, hay que poner sobre la mesa lo esencial:
• Sí a la dignificación laboral, pero también sí al estímulo a la pequeña y mediana empresa, que es la que realmente genera empleo en este país.
• Sí a las garantías para los trabajadores formales, pero también sí a la inclusión de los informales, los independientes, los jóvenes y las mujeres que hoy siguen marginados del mercado laboral.
• Sí a revisar el modelo actual, pero no a castigar al que genera empleo, ni al que emprende, ni al que arriesga.
Las reformas que el país necesita deben unirnos, no enfrentarnos
El gobierno ha puesto sobre la mesa varias reformas estructurales: pensional, laboral, a la salud, a la educación. Reformas que en su mayoría son necesarias, incluso urgentes. Pero la forma en que se tramitan es tan importante como su contenido.
Colombia no puede darse el lujo de seguir discutiendo su futuro a gritos. Hoy el Gobierno tiene una oportunidad: pasar del discurso a la construcción colectiva. Escuchar, ajustar, ceder, corregir si es necesario. Y del otro lado, la oposición también tiene una responsabilidad: dejar de oponerse por oponerse. Pensar en país, no en elecciones.
¿Qué reformas convienen al país?
• Una reforma laboral que proteja, pero también que estimule.
• Una reforma pensional que garantice pensiones mínimas, pero que sea financieramente viable.
• Una reforma a la salud que mejore el acceso y los servicios, sin destruir lo que funciona.
• Una apuesta seria por la educación técnica y superior, que es el verdadero motor de empleo joven.
Hoy ganó el país. Porque se evitó una consulta innecesaria, se respetaron los canales institucionales y se ahorraron recursos públicos que pueden salvar vidas o cambiar futuros.
Es momento de dejar atrás los extremos, sentarnos como país y construir un nuevo pacto social que no se imponga, sino que se acuerde.
Porque Colombia no puede ser el campo de batalla de intereses políticos. Colombia tiene que ser el hogar donde todos quepamos, con trabajo, con dignidad y con futuro.