07/11/2025
Bajo la luna llena, ella se sentaba al pie de un árbol desnudo, de ramas retorcidas como huesos viejos. Su corpiño rosa estaba manchado de lágrimas oscuras, y la falda corta apenas temblaba con el viento frío del cementerio. A su lado, un cuervo vigilaba en silencio, con los ojos encendidos como brasas. Las lágrimas que corrían por su rostro no eran de tristeza común, sino de sangre —densa, brillante— que caía al suelo formando pequeños ríos bajo la hierba mu**ta. En aquel silencio helado, el cuervo graznó una sola vez… como si anunciara que el alma de la muchacha ya no pertenecía al mundo de los vivos.
GemIArt💎