02/11/2025
El 2 de noviembre, la Iglesia conmemora a todos los fieles difuntos, día de especial importancia para todos los fieles y hermanos carmelitas debido a la segunda promesa que realizó la Bienaventurada Virgen María.
Estando orando el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar del purgatorio el sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieseis vestido mi Escapulario” (Bula Sabatina, 3 de Marzo de 1322)
Posteriormente, tras la reafirmación tradicional de una veintena de pontífices, el Sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas según declaración del Paulo V, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso. El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el siguiente Decreto:
“Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intececiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano”.
Con esta promesa, y con la mirada puesta en Nuestra Señora, los cristianos podemos afirmar, que la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo es también Reina del Purgatorio, encargada de librar las almas de los que allí perecen.
Regina Decor Carmeli, ora pro nobis