20/07/2025
Mi hija de 7 años, de pronto me dijo que quería un iPhone, y yo le había dicho que ella no necesitaba un iphone, sino un teléfono sencillo con datos ilimitados para nada más estar comunicada conmigo 24/7 y ya (recuerden que yo no vivo con ella).
Pero el domingo pasado invitó a unas amiguitas a su casa y una de ellas andaba presumiendo mucho su Iphone 14 que le había dejado su mamá, “que porque ya habían comprado nuevos teléfonos”.
Yo lo vi todo porque le hice una carnita asada a mi hija. Su compañerita andaba así de “yooo sii tengooo iphoonee”, y era el centro de atención de todas sus amigas, y vi la carita de mi hija no de envidia, sino algo así como triste. Ninguna de esas compañeritas quería hacer nada más que estar viendo el teléfono de la niña (hacían una bolita alrededor de ella). Y me sentí muy mal porque Paola tiene una juguetería entera en su habitación, y muñecas de todo tipo y de las caras; también tiene un trampolín y una alberca, pero nada de eso sirvió para hacerla una buena anfitriona como siempre había sido.
Así que, con mi corazón más blando que una gelatina bajo el sol, la llevé a la sucursal donde pago mi línea telefónica, y… pues… nomás le compré el Iphone 16 para que no salga con que otra tiene el 17, porque no existe.
Yo sé, yo sé, no fue precisamente lo correcto. No se debe enseñar a competir así.
Yo seeeeeeeeé. ✋🏻✋🏻
Miren… podrá no ser el teléfono que ella realmente necesite, pero verla brincando y gritando de emoción, me hace sentirme perversamente feliz, y honestamente creo que había que descentralizar la fama y la atención de su compañerita.
Quizás debí decirle: “hija, lo material no importa, todo eso es superficial”. Trato siempre de ser sabio y justo en la medida de lo posible, pero a veces fallo, sobre todo cuando se trata de consentir a mi princesa.🤍