
10/06/2025
Después de tres años, nueve operaciones y mil emociones… hoy por fin puedo decir que tengo mi prótesis ocular.
No, no soy Terminator… pero casi. Y oye, ¡con una mirada más afilada que nunca!
He aprendido que no todo lo que se ve define lo que somos. Que una cicatriz no es una mancha, sino una medalla. Y que perder un ojo no me quitó visión… me regaló perspectiva.
Hoy puedo cubrir la herida, sí… pero no quiero tapar lo vivido. Porque cada lágrima, cada miedo, cada paso de este camino, me ha traído hasta este momento: uno en el que sonrío sin contenerme, y la alegría me rebosa hasta las comisuras.
No he dejado de mirar la vida de frente, ni en los días más oscuros.
Hoy, con un ojo de fábrica y el alma hecha a mano, solo puedo decir: la vida es maravillosa.
Y aunque vea el mundo con un solo ojo… lo sigo viendo bonito.
Gracias a todos los que habéis estado. A los que no preguntasteis, pero abrazasteis. A los que os reísteis conmigo cuando yo no podía… y a los que me ayudasteis a volver a hacerlo.
Sigo caminando. Sigo soñando. Y sigo mirando, siempre, al lado positivo.