
10/10/2025
El color terracota irradia calidez, el azul intenso añade profundidad, el amarillo aporta energía y los suaves tonos celestes transmiten calma y serenidad. El recorrido comienza en la cocina, donde el blanco puro de los armarios dialoga con la intensidad de un muro terracota que marca la primera nota de la vivienda ya desde la misma entrada. Al tratarse de un concepto abierto, en lugar de isla encontramos una mesa redonda con sillas tapizadas, que ayudan a suavizar la geometría de los muebles, mientras que unas lámparas colgantes con guiños al mid-century añaden un punto gráfico y luminoso.
El salón despliega la misma paleta pero con mayor libertad. El sofá terracota funciona como eje visual y se rodea de acentos azules que refuerzan la sensación de movimiento. La alfombra geométrica y las franjas verticales de las hornacinas añaden dinamismo, en contraste con las líneas curvas de un sillón escultórico. Desde el salón se accede al despacho, concebido como un espacio inmerso en azul profundo.
En los dormitorios, las diseñadoras trabajaron con variaciones más delicadas. El primero se ilumina con tonos que recuerdan a un amanecer. Lámparas amarillas, textiles ligeros y una lámpara. El segundo dormitorio, en cambio, baja la intensidad y busca un efecto más íntimo. Se eligieron tonos entre verde-azulados y miel, con un aplique redondo en naranja intenso que funciona como un pequeño sol artificial.
En el baño principal se optó por un tono más sobrio, con cerámica gris y luz suave, pero introduciendo apliques cobalto y textiles en blanco y azul. La terraza exterior prolonga el guion cromático de la casa. Los muebles de fibras trenzadas y el sofá tapizado con cojines en tonos cálidos hacen de este lugar un refugio abierto al aire libre.
Proyecto: .nesterenko y
Fotos: Maxim Maximov
Estilismo: Marina Grigorova