07/07/2025
“Fui invitada a un cumpleaños, no había tequeños, ni bolitas de carne, no había torta hecha a base de mantequilla.
Cantamos el cumpleaños en otro idioma, aunque nos perdimos un poco con la letra, igual aplaudimos.
Fue una cena tranquila, con sabores nuevos, con un poco de silencio, que sabía a tierra lejana.
Luego al momento de abrir los regalos, hubo uno que era una carta de su familia, desde ese otro lugar que ya no pisamos, pero que aún habitamos dentro. Todos lloramos, no solo por el mensaje tan conmovedor que escribieron sino porque fue un recordatorio de que nadie quiso irse, solo nos tocó.
No se si algún día nos acostumbraremos, a mirar regalos buscando cosas y no rostros... Pero se que entre lágrimas y risas, nos reconstruiremos un poco, recordaremos que la distancia duele, pero el amor, aún a miles de kilómetros, sabe como llegar a tiempo.
Y si te da la gana, sigue cantando el cumpleaños feliz más largo que existe: ¡El nuestro!
Por: Marlene Moreno