Editorial Grupo Cero

Editorial Grupo Cero La Editorial Grupo Cero es fundada en Buenos Aires en 1974, por Miguel Oscar Menassa. En Madrid func

18/12/2025
29/11/2025

CANTOS A MIGUEL OSCAR MENASSA
Un libro de Clémence Loonis, poeta y psicoanalista

Amelia Díez Cuesta

La poesía crea al poeta y al poema, también ha creado al Grupo Cero y a Miguel Oscar Menassa, así que decir Cantos a Miguel Oscar Menassa es decir Cantos a Grupo Cero, y si Grupo Cero es Poesía y Psicoanálisis, también es decir Cantos a la conjunción Poesía y Psicoanálisis.
El primer libro que lleva en su título la palabra cantos es El libro de los cantos, compuestos por autores anónimos durante los cuatro siglos que van desde el año 1000 al 600 a. C.
Constituyen el conjunto de poemas más antiguo de la civilización china, uno de los más antiguos de la Humanidad. Se atribuye a Confucio la selección de 305 cantos entre tres mil. No son para leer sino para ser cantados con acompañamiento musical. Su valor histórico y literario es incalculable e inagotable.
No podemos olvidar Los Cantos de Maldoror, de Isadore Ducasse, el Conde de Lautréamont , tampoco los Cantos de vida y esperanza de Rubén Darío, Cantos de Leopardi, Cantos de Ezra Pound , sin olvidar Canto a nosotros mismos también somos América, de Miguel Oscar Menassa etc…
Podemos decir que el título del libro que hoy presentamos tiene su propia historia, una articulación de historias, un libro que nace sostenido por predecesores que han plantado los cimientos, donde la Poesía está presente, tanto en los poemas como en los relatos, de estos Cantos dirigidos a Miguel Oscar Menassa, fundador de la conjunción Poesía y Psicoanálisis, que hizo su aporte a la Poesía y también al Psicoanálisis, no hay Poesía sin metáfora del sujeto inconsciente ni Psicoanálisis sin función poética.
Un libro donde se muestra su formación psicoanalítica y poética.
Un libro que atrapa al lector desde sus primeras letras, lo arrastra página a página sin que tenga que hacer concesiones al entendimiento ni a la comprensión consciente, donde el instante muestra que relato y poesía tienen la misma raíz. Cortázar decía que el cuento moderno se caracterizaba por su economía de medios: “la despiadada eliminación de todos los elementos privativos de la novela, los exordios, circunloquios, desarrollos y demás recursos narrativos”, haciendo que se aproxime a la poesía, no habiendo diferencia entre este tipo de cuentos y la poesía como la entendemos a partir de Baudelaire. En cada relato se relatan uno o varios instantes aislados sin principio ni fin definidos, trozos de real arrancados de lo infinito, donde se muestra el proceso de la autora llegando a la escritura, desde su Francia, su tierra natal, la lengua francesa, con sus imperecederos, su Torre Eiffel, su Madame Curie, su Rimbaud que deja su estilo en su letra, sin dar la razón a nada y a nadie, porque “dar la razón es una ambigüedad y una antigüedad”, sin querer “desplazar su incapacidad a la actitud del otro”, creando y trabajando, siendo un barrote entre otros barrotes, donde la barra del significante y de la letra, producen la novedad de una escritura atravesada por el psicoanálisis, denunciando poéticamente el presente del humano de su tiempo, donde la guerra rodea y marca la vida cotidiana.
“¿Quién quiere la guerra sino los que amasan números?” Sabía que la soledad no existía, era una ambición de quienes querían poder solos, que la soledad del escritor se construía letra a letra, mientras se escribía, que “Solo las palabras dan materia a las cosas. Entre las palabras existe una energía violenta, poderosa… que cada vez que escribimos, producimos otros mundos…” Declarando pertenecer a “los encargados de extender palabras más allá de los sentidos.”
Tres apartados anudados como un n**o borromeo, donde la diferencia permanece entre ellos no solo por el nombre: ¡Ay! Comienzo, Historias a repetición y Cantos a Miguel Oscar Menassa, también por su estructura: 21, 16 y 20, y sus abiertas y no menos contundentes conclusiones
El apartado tercero da título al Libro, su canto a Psicoanálisis y Poesía, su canto a la escritura que forja su escritora y su escritura como se muestra en cada uno de sus libros publicados.
Un libro donde la autora deja hacer a la escritora, se deja transportar decisión a decisión, como habitante de un territorio donde vivir será lo diferente, donde escribir será lo necesario para transformar lo inmutable de un destino prefijado en un vivo en transformación discontinua y permanente, dispuesta a crecer en todas las direcciones, crecer caminando, haciendo, siendo una letra entre otras letras.
Poemas y cuentos articulan en el primer apartado su viaje hacia la escritura y su llegada; en el segundo apartado Historias a repetición donde otros poemas y una novela corta muestran su decisión: “MI boca se ha interpuesto a los vocablos, ya no queda sino una pasión”, la escritura “como una joven que todo lo desea”. Apartado que se cierra con un poema metáfora que habla de la posibilidad de todas las mujeres. “Una mujer creciendo/ profanando los designios del prefijo. /”
El tercer apartado que anuda los dos anteriores, dando sentido, dirección, a su destino de escritora, un epígrafe, de Miguel Oscar Menassa lo delimita: “Y volando en pedazos, / soy el que agranda el universo/…” Cada escritor hace que se agrande el universo de lo humano, porque solo lo que está escrito es posible de ser vivido, solo “Si es posible el poema, es posible la vida”, como Clémence Loonis lo dice en el primer poema de este tercer apartado: “…atropellando todas las vidas / humanizando la violencia del oxígeno, / la libertad de los truenos.”
En este apartado está también la despedida de una presencia vital, una presencia que será letra y su mano se desliza entre dos destinos: “La duda es como un cangrejo que parece no saber dónde está la mar.”, o bien “Quedan para mañana, nuevos renglones.” Y se decide por el segundo camino: seguir escribiendo. Porque sabe que “El exhibicionismo de la crueldad que, como perfume maloliente, se dispersa en todos los hogares, va peldaño a peldaño a anestesiar los sueños, ensombrecer las llamas y empujarnos, no a la cámara de gas, sino a la cosa, a la cosa del silencio, a la cosa de la soledad, a la cosa de lo inútil, a la calma de la enfermedad y a la arena de la mercancía sin saliva.”
¿Te has ido? Se pregunta, y se responde que “ese primer hombre de los escenarios inauditos” “nunca se irá, vive en nosotros”, vive y vivirá en los hombres futuros. Y su duelo quiere dejar su huella haciéndose letra: “Las semanas pasan y todo cambia. Todo cambia salvo tú. Ya no despertarás, estás mu**to y eso no tendrá fin. Rozo tu ausencia en todas direcciones” o “Tu silencio es una sombra movediza, / todo sueño es ausencia. // “Tu muerte, ese barco infinito/ esa vela de vértigo. /Láminas de semillas sobre los horizontes/ para que lo vivo crezca de pie.”
Y toma una decisión: “Tú no vas a morir” “Yo también miro ese adiós interminable”
Realizar desrealizando es lo propio de la escritura y esta autora en cada página lo hace con la complejidad de una sencilla destreza, implicando la mortalidad de los cuerpos y la inmortalidad de la letra.
Hay mu**tos que hablan, Menassa es uno de ellos y Clémence Loonis ya figura como candidata en esa lista.
Doy gracias a la letra inmortal que no cesa de humanizarnos, aunque sea de forma breve y ligera, y nunca sin trabajo, sin el trabajo de leer y escribir.
Felicitaciones a esta autora que sigue prestando su nombre a una escritora desconocida para ella misma.
Gracias, Clémence, por permanecer en la escritura.

29/11/2025

PRESENTACIÓN DEL LIBRO CANTOS A MIGUEL OSCAR MENASSA
Autora Clémence Loonis
Editorial Grupo Cero-85 pág.

Norma Menassa

Es un quinto libro publicado de esta autora, de poesía y prosa como se indica en la contraportada, dónde termina su poema diciendo: “en los escenarios de una vida inédita, la geometría ilimitada que bautiza el aire futuro”.
Y con una pequeña exhalación de aire, que no se sabe bien si es una lamentación o un ¡ay si lo tuviera…de esperanzas, da comienzo al libro.
Como epígrafe un poema, de Miguel Oscar Menassa, que señala dos direcciones en un mismo sentido al mismo tiempo, la marcha del hombre… hacia el final.
El libro se compone de tres apartados, donde el primero es ese ¡Ay! Comienzo, seguido de Historias a Repetición, y luego vienen los Cantos a Miguel Oscar Menassa.
Este sería el orden de biblioteca, pero dentro del libro aparecen los poemas y las prosas que intercambiándose intentan componer a mi entender una prosa poética.
La autora habla de un simulacro bordeado por las olas que se juntan con el amor de otra ola sin llegar nunca a las cenizas. Son los días en que se pierde entre carnes y anclas de muerte, pero sigue la marcha empujando con esos días de lengua su destino, sin que ningún crimen se lo impida.
Así va construyendo su celda rebelde entre barrotes que encierran un movimiento eterno, donde una mirada escindida choca con rostros conocidos y la otra mitad salta de su vida para anotar el compromiso de sus años.
Acepta que con el tiempo creció la metamorfosis del océano, su propia metamorfosis, donde se ve creciendo despacito casi de puntillas como una nube que escapa al viento, entre esos susurros de la sangre transformándose en palabras.
Nada más que la poesía ocupará el horizonte, dice, pero esgrime otra posibilidad, la de una prosa intercalada entre los versos como queriendo resolver la encrucijada de los caminos que siempre se juntan.
Sabe de una vida dónde se posó el arrullo de los días, de historias donde se construía un pasado a su medida, para después subir a un puente invitada por los saltos mortales que también ambicionaba.
Y así mueve décadas con estrategias no estudiadas, donde una maquinaria infernal rodea la primera parte de su vida hasta llegar a reunir lo inmensamente pequeño con lo inmensamente grande para revitalizar su pensamiento.
La sombra tiene la posibilidad de una repetición exacta, dice, es lo propio de la sombra, ser igual a sí misma. Pero ella desobedece una vez más y se interna por un camino donde se va a juntar con otros sonidos y otras métricas diferentes, así aparecen a lo largo del libro juntos poemas y prosas que no conducen a ningún destino estipulado de antemano, porque poseen la elasticidad y todos los artificios para acortar distancias.
Sin premuras, se ve desde el principio, movilizando los adjetivos con flechas adiestradas por la poesía y entre malabares las melodías se confunden y aparece la lentitud, que cuelga al tiempo de un arrecife como si fuese una melodía.
Viene a continuación el segundo apartado al que llama “historias a repetición”
Aparece como un juego de magias sus poetas y lo hace con un homenaje a Federico García Lorca, con sus versos empinados, inquebrantables. Al que le siguen “Abro la mañana”, “Como el tiempo que canta” y cierra los versos al confundirlos con un aleteo nocturno, para pasar nuevamente a la prosa donde descubre el mundo desde abajo, más debajo de las rodillas.
“Allí el suelo tiene texturas diversas” como este libro, que es como un tablero de ajedrez donde algunas piezas pueden retroceder, pero para el que vive, el que sabe de versos y vientos, aunque sordo y huérfano de palabras, no se detiene en los silencios.
Y se incluye como primera persona diciendo: “Llevo en el cuerpo una osamenta de metal, pesada que me aprisiona. Escucho gritos de muerte y victoria, ruge la fiera del combate. Un paso más, una despedida más, y a seguir viva”.
Y así va a aproximarse a la finalización del libro. Deja a su cuerpo, en su ínfima estatura, diciendo: todos los orificios pueden confabular una dominancia, pero ninguna detendrá la ruta de los sueños. Mi boca se ha interpuesto a los vocablos, he mu**to entre mis dientes, ya no queda sino esa pasión y otra vez el poema inunda la página con una guitarra que canta sola, cabalgando la mañana, en un tiempo sin recato, entre la hermosura del mundo y el festejo de cumpleaños de su compañera, cantos que la van a acompañar al cierre de este capítulo y le darán fuerza para entrar en el último canto, donde un epígrafe de Miguel Oscar Menassa, hablará del astro de los encuentros.
Las letras convencidas de que la vida trae la vida es el único pasaje al canto final donde antes tendrá que desdoblarse en su otro yo, y aparece Paulina como un personaje dando comienzo a otra historia, que continuará seguramente, y así desdoblada entra en la recta final donde el homenaje que brinda a su maestro es entregarle el recorrido de éste su trabajo publicado, dónde él como otro personaje más, es interrogado frente a su muerte con la pregunta ¿te has ido?
“Traigo tus canciones a mi guitarra y pulso, sin dolor, tus versos de fuego.
Yo también miro ese adiós interminable”

https://www.editorialgrupocero.com/libro/nuevos-tiempos_168387/
03/11/2025

https://www.editorialgrupocero.com/libro/nuevos-tiempos_168387/

PROVOCACIÓNSi fueran tus pupilas las que rozan mi espalda con dedos de humo o tus lágrimas blancas con son de piano vibrando en el eco de tu risa lejana, temblor azul de tu llegada trayendo la música que nació en tu garganta, un murmullo de nueces abriría las compuertas de tu piel iluminad...

25/10/2025

Presentación de los libros

Cuaderno de Notas I y Cuaderno de Notas II, de Miguel Oscar Menassa. Editorial Grupo Cero

Virginia Valdominos, Psicóloga General Sanitaria, Psicoanalista y Poeta del Grupo Cero.

Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero, Madrid — 24 de octubre de 2025

Comenzaré con un lapsus, o mejor, con dos: al empezar esta presentación escribí Escritos del amor I y II; después, Escritos I y II. Ninguno fue casual. En ambos hay verdad: el amor y la escritura. Porque estos Cuadernos de Notas son, al mismo tiempo, escritura en acto y acto de amor: notas de un hombre que trabajó hasta el último instante y que, escribiendo, continuó viviendo.
Publicados en 2024, año de su fallecimiento, estos libros son su despedida y su continuidad: el pensamiento de Menassa no se interrumpe con la muerte, la atraviesa. Escribe todavía mientras la vida se le escapa; y en ese gesto —de seguir anotando— transforma la muerte en trabajo. Es una enseñanza mayor: morir trabajando es no morir del todo pues sus cuadernos publicados e inéditos siguen todavía trabajando.
“Cuaderno” no es un diminutivo de “libro”. Es una forma de vida.
El cuaderno acompaña, cabe en la mano, en la mesa, en la consulta, en el bolsillo del abrigo. No espera a la solemnidad del tratado: anota el instante.
Cada página contiene la sorpresa de lo vivido, la interpretación inmediata, la decisión tomada en medio del trabajo.
En eso, Menassa devuelve a la escritura su carácter de laboratorio psíquico. El cuaderno es la zona donde el pensamiento se produce. No hay distancia entre el autor y su acto: el que escribe se escribe, el que lee es interpretado. Cada frase deja al lector frente a un espejo que no devuelve su imagen, sino su trabajo pendiente.
Como en las Analectas de Confucio, hay aquí una enseñanza práctica, una filosofía de vida: leer, escribir, enseñar, curar, amar, ganar dinero, formar discípulos. No hay jerarquía entre los actos. Todo sirve para la construcción del sujeto.
Por eso Cuaderno de Notas es también un manual, pero no de recetas, sino de método psicoanalítico aplicado a la existencia. Una técnica de vida que une el rigor científico con la aventura poética.
Si con Qu Yuan, en el siglo III a. C., apareció el yo del poeta en la poesía china —ese yo que busca la pureza, que dialoga con los dioses y con la muerte—, con Menassa se produce un acontecimiento singular: ese yo vuelve a fundirse con la voz grupal. Yo múltiple y partido, el poeta psicoanalista, el hombre de ciencia, no habla de sí: habla desde sí para todos.
Esa es su operación más radical: reintroducir la grupalidad en el corazón mismo del sujeto. Allí donde el individualismo contemporáneo nos aisla, Menassa escribe una lengua que vuelve a ser común. Sus frases no son confidencias; son leyes, son fórmulas que cualquier trabajador del deseo puede aplicar a su vida para no perderse en el desconcierto ni en el desaliento.
Y en esa fundición del yo con la grupalidad se produce una liberación: el sujeto deja de ser propietario de su palabra. El analista, el poeta, el maestro —como Menassa— se hace medio de transmisión del lenguaje mismo, que es siempre de los otros.
El yo se disuelve, pero no se pierde: se convierte en órgano de la especie, en instrumento de lectura y de continuidad.
Por eso estos cuadernos no son monumentos: son mecanismos de transmisión viva.
Cada aforismo, cada reflexión clínica, cada observación sobre el cuerpo o el dinero, sobre la vejez o el trabajo, lleva inscrita la marca de lo común.
Menassa no escribió para dejar un testimonio, sino para abrir caminos al pensamiento, donde cada lector pueda ocupar una posición de trabajo dando lugar a nuevos comienzos.
Así, Cuaderno de Notas es también un espacio político: un acto de resistencia frente a la fragmentación contemporánea.
El amor aparece en estos textos sin sentimentalismo, como motor de la construcción psíquica y social. Amar no es fundirse con el otro, sino dar lo que no se tiene a quien no es. Y esa definición, de raíz lacaniana, encuentra en estos cuadernos su desarrollo cotidiano: amar es trabajar, enseñar, escribir, sostener el deseo del otro.
Por eso el amor que habita estos cuadernos no es el amor romántico ni el amor terapéutico; es el amor como técnica de transmisión. El mismo amor que funda el vínculo analítico y el lazo social. Amor al lenguaje, al grupo, a la tarea, al proyecto compartido.
Cada nota de Menassa es un pequeño acto de amor al hombre, entendido no como individuo, sino como especie deseante. Un amor que no trata de consolar ni calmar: sino que enseña y provoca trabajo.
En estos libros Menassa retoma su preocupación por el cuerpo y la duración. Ya había escrito sobre la mujer, el hombre, el dinero, el cine, la pareja, el trabajo, el s**o, la feminidad, la creación (me viene a la cabeza libros como —Aforismos y decires, Las 2001 noches, Psicoanálisis del líder, Notas, diálogos, redes sociales, flamenco, tango y poesía—). Aquí aborda la vejez, no como declive biológico, sino como posibilidad de otra juventud, la juventud del pensamiento.
Propone una longevidad que piensa y goza, una vida que no se mide por la edad sino por la capacidad de seguir diciendo. Vivir y pensar hasta el final, porque todo lo que no se escribe se muere.
La vejez se convierte así en última frontera del deseo, donde el cuerpo, lejos de ser obstáculo, se vuelve testigo de la obra. Menassa prolonga la vida que vale la pena vivir: la que trabaja.
En Cuaderno de Notas I y II el método psicoanalítico se muestra en su forma más pura: determinado por la escritura. Cada nota es una interpretación. Escribir, para Menassa, es analizar el mundo en el que vive.
El lector, al leer, entra en esa cadena. Por eso estos libros no son objetos de contemplación, sino instrumentos de trabajo. Pueden abrirse por cualquier página: siempre habrá algo que pensar, un movimiento del deseo que se activa.
Así propone un programa de formación que atraviesa toda su enseñanza:
1. Leer la realidad con lápiz y cuaderno.
2. Anotar todo lo que acontece.
3. Transmitir lo aprendido en acto de palabra: clase, ensayo, poema.
4. Soportar la falla, el lapsus. Donde el lector tropieza, empieza su lectura.
Menassa muestra que la escritura es una práctica del líder, una forma de cuidar la salud psíquica y grupal.
Podríamos decir que Cuaderno de Notas I y II constituyen su testamento, pero también su comienzo. Porque en ellos el pensamiento menassiano se vuelve herramienta para otros.
Nada cierra; todo abre.
Su sistema de investigación —que une psicoanálisis, poesía, medicina, marxismo y política como arte de lo posible— se despliega aquí como método integral para pensar al hombre del siglo XXI. Un hombre que, para sobrevivir, deberá aprender a leer sus síntomas, a reescribir su deseo, a formar grupo.
Menassa sabía que sin grupo no hay transmisión, sin transmisión no hay deseo, y sin deseo no hay vida. Por eso en sus últimas notas no se percibe un final, sino un relanzamiento del trabajo grupal: el del Grupo Cero, esa invención suya que hoy nos sostiene.
Vuelvo a mis lapsus del principio: Escritos del amor y Escritos I y II.
Porque en Cuaderno de Notas hay de ambos: el amor al trabajo y la escritura que lo sostiene. Un amor que escribe y una escritura que ama.
Si en la antigüedad el poeta fundaba la lengua de un pueblo, en Menassa asistimos a la refundación del lenguaje de la especie: la fusión del yo con la voz de la humanidad en un hombre de pensamiento grupal.
Sin solemnidades, con la naturalidad de lo necesario, abrimos estos cuadernos y leemos en la mesa de trabajo, en la clínica, en el metro, en el aula. Dejando que trabajen en nosotros. Porque Menassa los escribió —y nos escribió— para acompañar nuestra marcha. Cuadernos que van con cada uno, y en ese andar, nos enseñan a seguir vivos.

25/10/2025

Presentación

CUADERNO DE NOTAS I y II
De Miguel Oscar Menassa

Existen las notas a pie de página que suelen ser anotaciones o comentarios para comprender mejor un texto, algunas veces son secciones finales de un libro que aportan información adicional o aclaraciones acerca del libro, sin embargo, este libro lleva como título Cuaderno de Notas, unas notas que parecen independientes de algún texto o libro, lo cual habla de que se trata de notas que aportan información adicional y aclaraciones, anotaciones, comentarios y reflexiones respecto al autor y al escritor. Podríamos decir que son casi autobiográficas, que deben ser interpretadas en ese sentido, un decir que dice más allá del dicho.
El título de este libro no solo habla de Notas sino de Cuaderno de Notas, y cuaderno no es una simple libreta sino un libro donde se realizan anotaciones, instrucciones, en este caso instrucciones de lectura de un autor.
Un autor que se diferencia del escritor y se muestra en la primera nota: “yo siempre tuve deseos de ser un escritor y me lo creía, pero alcanzar los niveles que impone mi poesía, nunca me lo imaginé. Es decir, que el valor de la escritura no depende de mí.”
En otro de sus libros, Monólogo entre la vaca y el moribundo, escribe: “Prestar mi nombre propio como autor de su libro, ya que los poetas no tienen nombre propio…”
En cada Nota hay una enseñanza de vida: “No debo pedir nada a nadie y se me dará más de lo que yo podría pedir.” El sujeto es más que el yo, no dejarse guiar por el yo es un aprendizaje necesario.
No menos enseñanza es respecto al valor del dinero como equivalente general: solo te llevas, solo puedes g***r, de lo que has pagado. Perder asco al dinero, dejar de tratarlo como si fuera algo sucio que todo lo ensucia y tratarlo como equivalente general es necesario para la vida cotidiana y para los profesionales, sobre todo para los profesionales que se ocupan del alma, los profesionales de la educación y la salud.
El Grupo Cero no es tan pequeño, como algunos creen, cuando confunden el grupo con los integrantes, es amplio, muy amplio, que no ofrece mucho pero no pide nada. Su amplitud depende de cada uno. Todo depende de cómo cada uno use las palabras.
Este autor ha gastado todo su dinero en el estudio de las mujeres y los grupos, ahora hay que preguntarse en qué gastan su dinero esas mujeres. El estudio de algo transforma ese algo y a quien lo estudia, este autor capitalizó su investigación y lo materializó como escritura, eso no asegura que las mujeres que estuvieron a su lado g***ran de esa transformación, dependerá del uso del dinero y del uso de las palabras.
Muchas de estas notas exponen las conclusiones de su estudio sobre las mujeres y los grupos, sin detenerse en las conclusiones establecidas, en tanto ha cambiado el método de estudio, sabiendo que es un camino cuyo avance hace avanzar a la Humanidad, nada nuevo es posible sin la mujer y sin otros, motores fuente en todo proceso de humanización.
Saber que eres uno entre otros, que eres grupal, abre la puerta de la libertad, de la creación y del amor, dan una valentía y una energía que antes no existía, construyen una inteligencia sin velos; libertad para cuidar tu libertad no para usarla, crear y amar no para poseer sino para saber que nada está hecho de antemano, que progresar no tiene nada que ver con lo grande y armónico, que nada te pueden enseñar si no estás dispuesto a aprender realizando, reconociendo y rectificando errores, que no hay aprendido sino aprendiendo permanentemente; si dejas de aprender dejas de saber, que aprender a triunfar y a fracasar forma parte de todo proceso.
No hay nada humano, ni la familia, ni la educación ni la salud, ni la manera de ser, que no sean en permanente transformación, o no serán humanos.
Este autor puso su vida al servicio de la poesía y así pudo producir nuevos sentidos, así pudo además de padecer de los conocimientos momificados por la ideología de los poderosos, la prensa amarilla y los modelos de vida de los estados que una madre transmite; pudo escuchar lo que la poesía y la ciencia piensan y dicen sobre la mujer y los otros, algo muy diferente a lo transmitido por la madre y los intelectuales.
Este texto nos enseña, si queremos aprender, nos dice que no solo hay mujeres que fingen el orgasmo, sino que hay hombres que fingen amar.
Cambiar de sentimientos es fácil, sencillo, cambiar de ideología es muy complicado, casi imposible.
Toda una lengua decide que los poetas lo sean, la poesía es lo más permanente, lo que sostiene cada lengua. Y en este libro la función poética es lo que permite que mil páginas queden condensadas en un decir, un decir que habla a aquel que leyendo aprenderá a escuchar, para nada, para su propia formación humana.
Barthes nos habla de la voz del lector, nos dice que el discurso, el texto, habla según el interés del lector. La escritura no es la comunicación de un mensaje que parta del autor y vaya al lector; es específicamente la voz misma de la lectura: en el texto solo habla el lector. La escritura es activa, actúa para el lector: no procede del autor, sino de un escritor.
Que un texto sea plural no solo depende de la pluralidad de notas, sino de la pluralidad de las lecturas posibles, textos en cuyo interior hay un hombre que ha producido su propio camino y sus verdaderos deseos, que nos autoriza a lo mismo, vaciando las palabras de contenidos únicos, abriendo puertas que antes no existían.
Pertenecer a una manera de pensar hace posible lo que es imposible para otra manera de pensar. Lo difícil no es hacer posible lo imposible sino pertenecer a una nueva manera de pensar, donde hay otros semejantes y diferentes que también desean lo mismo, donde todo proceso debe ser exquisitamente comunitario, puesto que el humano nada puede solo, donde la pertenencia a una vieja manera de pensar se opone a la nueva de una manera encarnizada y feroz, en cada sujeto y se escenifica entre los sujetos.
No se trata de cuidarse de los hombres si eres una mujer o de las mujeres si eres un hombre, se trata de cuidarse de nuestra manera de amar y de la manera en que somos amados, sean amantes, amistades, colegas, etc. Cuando se da un paso hacia el porvenir, hay que dejar atrás las viejas maneras de amar y de leer.
Cada Nota es un ensayo condensado sobre temas que cada autor implicado en la escritura ha querido estar en la lista de investigadores capaces de hacer un aporte a la Humanidad, un autor que se desliza por la lengua y sin cerrar los ojos toma estas cosas como la escritura le dicta, con una libertad que le permite iniciar pensamientos inéditos sobre el amor, el s**o y el dinero, donde no quedan vestigios ideológicos, filosóficos o científicos, donde el estado natural de la imaginación está fuera de las representaciones que el entendimiento organizó; estado natural de la imaginación donde está ausente la ley moral, esa ley que nace en el mal y lo persigue. Los temas se deslizan por las páginas y nacen pensamientos donde el saber se baja del pedestal hegeliano y se presenta entre palabras que se articulan bajo el saber que la estructura del lenguaje impone como mandato social mostrando que el saber se produce según las leyes que Freud nos legó y que hace que surja una coherencia Otra que la habitual.
Para el Psicoanálisis nada es lo que parece, nada es idéntico a sí mismo, tampoco la verdad es contar lo que pasó, tampoco lo que se sintió ni lo que se pensó en soledad, es una estructura compleja que se construye entre muchas personas, algunos conocimientos, y consiguiendo el dinero para materializarlo.
Un autor que es escritor desde 1961, médico y psicoanalista, que participó en la fundación del Grupo Cero, donde Grupo Cero es Poesía y Psicoanálisis, un Grupo psicoanalítico y poético, un Movimiento Científico Cultural, una Escuela de Psicoanálisis y Poesía, una Editorial, una Galería de Arte, etc, donde dejar hacer es la consigna, aunque se busquen caminos seguros, órdenes, sugerencias, consejos para encaminarse por un camino verdadero, porque se sabe que no hay camino antes de su construcción y que hay camino diferente para cada sujeto.
Estas Notas podríamos decir que son lecturas poéticas, escritura cuya poética se muestra en acto en cada una, un autor que lo hizo todo para ser escritor, desde médico psicoanalista, pintor, guionista, director de cine, cantor y otras cosas, rigiéndose por tres principios fundamentales: “Si es posible el poema es posible la vida”, “El que repita lo hecho jamás la encontrará”, “Cuando todo está destruido, la única posibilidad es poética”
Sabemos que se puede mirar un fenómeno científico y la mirada no ser científica, se puede mirar un hecho poético y la mirada no ser poética; leer es un trabajo y el concepto de trabajo es lo que este autor pone en el centro de la acción, sea leer, escribir, amar, trabajar, etc., y en el centro de la economía psíquica de los que participan en la acción, sin psicoanálisis no es posible una repetición que haga surgir lo nuevo, una repetición que incluya el futuro.
Cada libro, sobre todo cuando se trata de una escritura donde lo poético habla, lleva las claves para ocupar el lugar del lector mientras se lee, leyendo se forja el escrito, el lector y la lectura, y para cada uno y cada vez la lectura será diferente.
Un autor que ha construido una escritura para leer cualquier acontecimiento donde participe lo humano, bajo la premisa de que “la poesía tiene el don de transformar todo lo que toca.
Doy gracias a Menassa, por su valentía, una valentía que no hace valientes sino escritura capaz de tocar hasta lo más intocable en cada uno y transformar lo imposible en posible, sin dejar de ser imposible, sin dejar de ser intocable.

Amelia Díez Cuesta

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