23/12/2023
Es inédito que, después de una pandemia en que se ha vacunado casi el total de la población, no se hayan empezado a estudiar aún los efectos secundarios. No se están recogiendo datos. A la gente que ingresa con un cáncer o con un infarto no se le pregunta cuántas dosis se puso", nos dice el cardiólogo Esteban García Porrero, Premio Nacional de Medicina Siglo XXI y responsable de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital de León.
Por lo pronto, en su especialidad, "en los últimos dos años, ha aumentado la incidencia de infartos en personas jóvenes".
"Reconocer lo que ha pasado es el primer paso para que se pueda reparar", recalca Pedro. En palabras de la doctora Martín, "no es que las vacunas sean malas, pero hay personas para las que han tenido secuelas muy graves. Deberían ser reconocidas y estudiadas. Esto es lo que hace avanzar a la medicina. Si niegas la evidencia, la ciencia no avanza".
Trombos, encefalomielitis miálgica, inflamación sistémica, trastornos neurológicos, dolor crónico, cataplejías y pérdida de movilidad son algunas de las secuelas. Muchas no tienen aún una cura.