Raquel Rojo

Raquel Rojo Transformé el dolor en propósito: soy adoptada, sobreviviente de cáncer y Coach Ontológico Profesional. 🌱 Bienvenid@ a este espacio creado desde la vida misma.

Acompaño a quienes buscan sanar su historia, reconectar con su poder interior y vivir con conciencia emocional. No soy solo coach. Soy mujer, soy adoptada, soy sobreviviente de cáncer. Y sí: soy muchas más cosas… como tú. He aprendido que detrás de cada historia hay un alma buscando abrazar su verdad,
reconstruirse con amor, y volver a creer que sí es posible renacer. Fui adoptada, y sé lo que es

crecer con preguntas sin respuesta, con silencios que duelen, con una identidad que parece incompleta. Por eso, acompaño a personas adoptadas a comprender su historia, sanar sus heridas invisibles y encontrar paz en su propia piel. Tuve cáncer de mama, y conozco el miedo que paraliza, la incertidumbre que desgasta y el cuerpo que grita cuando el alma calla. Hoy, con el corazón lleno de cicatrices que iluminan, acompaño a quienes transitan ese camino (o a quienes aman a alguien que lo está viviendo), para que no se sientan solos, para que encuentren luz donde todo parecía oscuridad. Soy coach ontológico profesional, y si hay algo que tengo claro es que cada emoción, cada miedo, cada caída… puede transformarse en fuerza, en claridad, en impulso. A veces solo necesitamos a alguien que nos vea de verdad. Alguien que no juzgue, que no imponga soluciones, sino que escuche y camine al lado.

🤗 Aquí estoy para eso. Si llegaste hasta aquí, no fue casualidad. Este espacio es para ti, que estás buscando volver a ti. Que estás cansad@ de sostener todo en silencio. Que necesitas reencontrarte con tu poder interno para volver a empezar… o simplemente para respirar con más calma.

🤍 No estás sol@. Te abrazo desde mi historia, para acompañarte con amor en la tuya. Si sientes que este mensaje te habló al corazón, sígueme y acompáñame a ser inspiración. Ya diste un paso valiente: no hace falta más que eso, por ahora. Te abrazo fuerte
Ra

💖 Hoy termina una etapa que me transformó para siempre 🦋Hoy es uno de esos días que marcaré en el calendario con letras ...
19/06/2025

💖 Hoy termina una etapa que me transformó para siempre 🦋

Hoy es uno de esos días que marcaré en el calendario con letras grandes y brillantes✨.
Después de seis años intensos, ¡hoy he terminado todos mis tratamientos!.

Un ciclo que comenzó con un diagnóstico de cáncer, que trajo consigo días de miedo, incertidumbre y lágrimas, pero también una transformación profunda desde el alma.

Recuerdo perfectamente aquel día en que recibí la noticia, fue como una sacudida brusca, como si el mundo que conocía se desmoronara en un instante. Y sé que tú, desde tu propio dolor, desde tu propia lucha silenciosa, sabes exactamente de lo que hablo: todos hemos sentido en algún momento cómo nuestro mundo puede romperse en pedazos de un momento a otro, dejándonos vulnerables y expuestos.

He transitado la quimioterapia, la radioterapia, la medicina biológica y años de medicación preventiva. Hubo días en los que pensé que no podría aguantar más el malestar de mi cuerpo. También el peso emocional me jugo alguna mala pasada. Recuerdo especialmente un día en particular, cuando frente al espejo vi a una mujer que casi no reconocía: sin cabello, sin cejas ni pestañas, cansada, casi sin fuerzas. Ese día lloré hasta quedarme sin lágrimas. Pero al levantarme del suelo, me miré nuevamente al espejo y me reconocí en mis ojos. Y recién ahí entendí algo poderoso:

💫la verdadera fortaleza es permitirnos sentir y luego encontrar la manera de continuar, paso a paso.

Pero, ¿les cuento algo?. También hubo otros días. Días en los que elegí abrazar mi vulnerabilidad, en los que descubrí que ser fuerte no era aparentar que todo estaba bien, sino permitir que las lágrimas fluyeran y aceptar la ayuda que tanto necesitaba.

Días en los que comprendí que levantarse, incluso con el corazón roto, es el acto más valiente que podemos tener con nosotros mismos. Y así, poco a poco, fui aprendiendo a amarme profundamente, a respetar cada cicatriz visible e invisible, a valorar cada pequeño paso y cada momento de luz después de la oscuridad.

Hoy soy otra. ¡Sin duda que soy otra!

Una versión renovada, fortalecida, profundamente consciente de que la verdadera fuerza nace del corazón, de la vulnerabilidad aceptada y del coraje de seguir adelante aun con miedo. Cada cicatriz que llevo conmigo no es solo una marca, es un testimonio vivo de resistencia, valentía y esperanza.

Esta carta no es solo mía, también es para ti, que quizás estás enfrentando tu propia batalla interna, tu duelo personal, tu ruptura, tu crisis, o simplemente esa lucha diaria que parece silenciosa pero grita en tu interior.

Quiero decirte algo importante: dentro de ti también vive esa fuerza poderosa, aunque ahora mismo te cueste verla. No ignores lo que sientes, permítete llorar, gritar, romperte en pedazos si es necesario, pero jamás olvides levantarte después. No te quedes ahí, eligiendo habitar eternamente esas emociones. Dentro de ti existe una luz inmensa capaz de iluminar los lugares más oscuros.

Gracias infinitas a todos los que estuvieron a mi lado, a cada persona que me tendió la mano, que sostuvo mi alma cuando sentía que estaba agotada. Esta victoria no es solo mía, es nuestra, porque en el dolor y en el amor nos reconocemos humanos y profundamente unidos.

Hoy cierro un ciclo para abrir otro lleno de posibilidades, de luz, de nuevas aventuras. Hoy celebro la vida con más pasión que nunca, porque he aprendido en carne propia lo inmensamente valiosa y frágil que es.

Me encantaría que compartieras conmigo tu propia historia de lucha y triunfo. ¿Cuál ha sido la cicatriz que has convertido en fuerza?

Si esto ha vibrado en tu corazón, sígueme para que juntos continuemos inspirándonos. Y compártelo, nunca sabes quién podría necesitar justo estas palabras.

Con el caño de siempre, Ra 💖🌸✨

Incluso desde la grieta, florecí 🌷Cuando tenía 26 años, sentía que la vida me sonreía.Tenía un trabajo estable y cómodo,...
05/06/2025

Incluso desde la grieta, florecí 🌷

Cuando tenía 26 años, sentía que la vida me sonreía.

Tenía un trabajo estable y cómodo, donde entregaba con alegría mi tiempo, mi energía y mi corazón. Realizaba incluso tareas extras solo por amor y compromiso con ese lugar, convencida de que mis esfuerzos eran valorados y queridos.

Hasta que un día, llena de ilusión y confianza, compartí en mi trabajo la noticia más bella que podía imaginar: estaba embarazada. Mi segundo hijo (hija) estaba en camino, y yo no podía contener la felicidad, la alegría de expandir mi familia y mi vida.

Pero jamás imaginé lo que vendría después...

Al día siguiente, sin previo aviso, sin compasión, sin siquiera mirarme a los ojos, una carta fría de despido apareció frente a mí. Una carta llena de excusas vacías y dolorosas mentiras. Sentí que el mundo se me desplomaba encima, fue una traición que jamás pensé vivir.

Me inundaron el miedo, la angustia, la desesperación.
¿Quién contrataría a una mujer embarazada?
¿Cómo íbamos a sostener todo con un solo sueldo, criando a un hijo y con otro en camino?

Lloré, grité, sentí rabia y decepción. Me quebré por completo.

Pero justo en medio de aquella oscuridad, algo dentro de mí se activó. Tomé una de mis primeras importantes decisiones: dura, valiente y transformadora. Decidí que nunca más permitiría que alguien me arrebatara mi paz, que nadie tenía el poder de decidir cómo sería mi vida. Exigí lo justo y corté para siempre ese vínculo tóxico que me había hecho tanto daño.

Hoy miro atrás con infinita gratitud. Esa experiencia que en su momento fue desgarradora, elegí recordarla como uno de los mayores regalos de mi vida.

Me obligó a buscar dentro de mí fuerzas que desconocía, a reinventarme, a florecer desde el suelo más árido y oscuro. Aprendí que dentro de uno mismo, existe una fuerza invencible, capaz de transformar cualquier crisis en crecimiento, cualquier herida en sabiduría.

Y crecí, como tantas otras veces, crecí...

Porque por primera vez experimenté algo que me cambiaría para siempre:
no siempre elegimos las cosas que nos suceden… pero siempre podemos elegir qué hacer con esas cosas que nos suceden.

Y ese pequeño acto (a veces tan silencioso como respirar hondo en medio del caos), es donde comienza nuestra verdadera libertad.

La libertad de no quedarnos atrapados en lo que nos rompió.
La libertad de reconstruirnos a nuestra manera. Créeme, siempre hay una manera.
La libertad de convertir cada herida en raíz.

Y sí… incluso desde ahí, desde lo más roto, desde la grieta… florecer.

Si estás atravesando algo parecido, escúchame bien: aunque hoy sientas que tu mundo se rompe en pedazos, confía. Dentro de ti habita una fuerza increíble que te permitirá florecer, aún más fuerte, tras la tormenta.

¿Has enfrentado alguna situación que parecía imposible superar, pero que finalmente te hizo florecer más allá de lo imaginable?

Recuerda siempre esto: incluso en la tierra más árida y difícil, podemos florecer con más belleza y fuerza que nunca 🌷

Si esto ha vibrado contigo, sígueme para más y compártelo.
Quizá hoy, alguien necesite recordarlo.

Con el cariño de siempre,
Ra 🌼

La vida no es lo que nos sucede.Es lo que hacemos con eso que nos sucede.A lo largo del día tomamos infinitas decisiones...
30/05/2025

La vida no es lo que nos sucede.
Es lo que hacemos con eso que nos sucede.

A lo largo del día tomamos infinitas decisiones, muchas sin darnos cuenta.

Elegimos agradecer un nuevo amanecer… o quejarnos por tener que levantarnos.
Elegimos hablarnos con ternura… o lastimarnos frente al espejo.
Elegimos soltar suavemente… o resistir con desesperación.

Pero luego están esas decisiones que nunca quisimos tomar:

Las pérdidas que llegan sin aviso.
Las despedidas que duelen en el alma.
Los diagnósticos que parten en dos nuestra historia.
Las noticias que sentimos no merecer.

Y justo ahí, en medio de ese caos, es cuando más libres somos.

Porque nadie, absolutamente nadie, puede quitarnos nuestra última libertad:

Elegir nuestra actitud.

Viktor Frankl, quien encontró sentido en el dolor más oscuro, escribió:

“Al ser humano se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, elegir su actitud frente a cualquier circunstancia.”

Esta frase transformó mi vida.
Porque entendí, que incluso en mi mayor vulnerabilidad, tengo poder sobre mí.

El poder de elegir:
Si me abrazo… o me hundo.
Si me abro al mundo… o me encierro en mí.
Si me castigo… o si me trato con la compasión que merezco.

Las personas que más admiro no tuvieron una vida sencilla.
Son aquellas que, aun en las peores tormentas, decidieron ser luz para ellas mismas y para los demás.

💛 Por eso hoy no quiero darte una lección, sino hacerte una invitación:

¿Qué estás eligiendo hoy, aun en medio de lo que no elegiste?

Me encantaría leerte.
Porque quizá, compartiendo, podamos iluminar juntos el camino de alguien más.

Si esto tocó tu corazón, compártelo… Tal vez llegue justo cuando alguien lo necesite.

Con el cariño de siempre, Ra

Yo tenía 15 años.Ellas, mi abuela Iris y mi tía abuela Oro, eran sabiduría envuelta en delantal.Me sentaba con ellas com...
23/05/2025

Yo tenía 15 años.

Ellas, mi abuela Iris y mi tía abuela Oro, eran sabiduría envuelta en delantal.

Me sentaba con ellas como quien se sienta al borde de un fuego lento.
Con el alma abierta y el silencio listo.

Me contaban de tiempos que yo no viví,
pero que igual me habitaban con sus relatos.

De cuando se decía “te quiero” con una mirada,
de cartas que cruzaban mares y olían a perfume,
de panes amasados sin receta,
de pérdidas que dolían bajito y para siempre.

Yo escuchaba como quien guarda piedras preciosas en los bolsillos.

Y ellas hablaban como quien vuelve a nacer un poquito con cada recuerdo.

Hoy miro estas fotos,
y me duele la verdad que traen...

Ya no están.
Pero sus historias viven en mí ❤️
Son su legado.

Y pienso entonces en los abuelos y en los padres que aún están...

Que a veces nos esperan con la mirada,
y otras con un té frío entre las manos.

Y me pregunto... y te pregunto...

¿Hace cuánto no te sientas a escuchar sus historias,
sin mirar el reloj?

No para responderles.
No para preguntarles algo útil.
No para sacar un tema.

Solo para estar.

Porque un día, esas voces también se apagarán.
Y lo que no se diga… ya no podrá decirse.

Y quizá, más adelante, cuando busques su historia,
ya solo quede el eco.

¿Te tomas ese tiempo que sabes que quieres darles…
o lo sigues postergando?

No hace falta que me respondas si no te apetece,
me conformo con que al menos te lo preguntes...

Si este mensaje ha tocado algo en ti,
si te ha recordado a alguien,
o te ha hecho pensar en lo que aún estás a tiempo de hacer…

Quédate por aquí...

Aquí hablamos de historias que merecen ser contadas.
De vínculos que aún se pueden sanar.
De escuchas que abrigan.

Te invito a seguirme si sientes que esto también es tuyo,
y a compartirlo si crees que puede llevar luz a alguien más...

Con el cariños de siempre,
Ra

Dicen que soy un ejemplo de resiliencia…Pero no quiero ser ejemplo para nadie, quiero ser tu inspiración.Quiero ser una ...
13/05/2025

Dicen que soy un ejemplo de resiliencia…
Pero no quiero ser ejemplo para nadie, quiero ser tu inspiración.

Quiero ser una inspiración real. Humana. Cercana.
No quiero que me mires y pienses: “Qué fuerte que es.”
Quiero que te mires a través de mí y sientas:
“Si ella pudo… yo también puedo.”

Porque mi historia no está hecha para admirarse.
Está hecha para que la tomes, la abraces, y te des cuenta de que tú también puedes levantarte.
Una vez más. Y otra. Y las que hagan falta.

A los 20 años, me fui de Uruguay.
Dejé mi casa, mi madre, mi familia, mi historia, mis amigos, mi zona de confort.
Me lancé a lo desconocido en España con más miedos que certezas.
Pero con el alma repleta de sueños.

Y aprendí que uno siempre se encuentra, cuando se atreve a perderse un poco.
Aprendí que soñar también nos ayuda a construirnos en quienes queremos ser.

Soy adoptada.
Y durante años llevé en mi interior muchas preguntas sin respuestas:
¿De dónde vengo realmente? ¿Por qué me abandonaron?...

Hasta que un día elegí dejar de contarme historias, y decidí buscar.
Y encontré.
A mi familia biológica, y a una red de hermosas personas que también buscaban.
Transformé mi búsqueda en un hogar para otros.
Y me sentí, por fin, entera.

Aprendí que todos tenemos una historia, y que por más bonita o por más dolorosa que sea, nadie tiene derecho a borrarla.

Retorné a Uruguay por asuntos familiares y con la fuerza de, una vez más, comenzar de cero.
No fue fácil, pero fue un desafío que me impulsó a seguir creciendo.
Aprendí que uno no es de donde nace, sino de donde aprende a “ser”.

Al tiempo mi mamá enfermó, ya no podía hablar y ni siquiera entenderme si yo lo hacía.
Ocho meses de miradas sin palabras, pero llenas de agradecimiento mutuo, de silencios eternos, de amor puro.
Solo alma.

Aprendí que el amor es capaz de comunicar todo lo que la voz no puede.
Estuve con ella hasta el final. Y ella se quedó para siempre conmigo, en cada decisión valiente.

Después de esa gran caída llegó por fin el momento de levantarme nuevamente.
Sin imaginar lo que vendría.

Emprendí. Me volví a caer. Aprendí.
Y justo cuando por fin creí que lo lograba…

Llegó el cáncer a mi vida.

Así. Sin aviso. Como un golpe seco.
Como si la vida me dijera: “¿Y ahora qué vas a hacer con todo esto?”

Así que lo enfrenté.
Con miedo, sí. Con dudas, sí.
Pero también con un fuego que nunca se apagó, y con la certeza de que la fuerza para hacerlo estaba únicamente dentro de mí.
Una fuerza que fluyó de lo más interno de mí misma, y me impulsó a vivir mi día a día como uno de los mayores desafíos de mi vida.

Mientras hacía quimios y radios, estudié. Me certifiqué como coach.
Y ahí entendí, finalmente, que mis heridas y aprendizajes podían ser faro para otros.

No soy un ejemplo.
Soy un camino posible.

Soy esa voz que quiere recordarte que puedes reconstruirte siempre, por más que duela, y las veces que sean necesarias.
Porque la vida es esto: disfrutar, amar, y aprender.
Que puedes reinventarte. Que puedes volver a ti siempre que así lo elijas.

Si estás en una noche oscura…
Si sientes que todo se derrumba y no sabes por dónde empezar…

Mírame. Escúchame.

No estás sola. No estás solo.

Y sí, tú también puedes.
Y cuando lo hagas… también vas a querer contarlo.

Pero no para ser ejemplo.
Para encender la llama en el alma de alguien más...

Si esto vibró contigo, compártelo. Tal vez alguien lo necesite hoy.

Con el cariño de siempre,
Ra

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