19/05/2025
✏️Crónica de Santiago Auserón y la Academia Nocturna en Zentral
Tarde-noche de lámparas de araña, mesas redondas, humo en suspensión, luces tenues y una atmósfera cargada de elegancia. Solo que este Cotton Club imaginario al que nos quiso transportar Santiago Auserón, en su gira que recaló en Zentral el pasado 16 de mayo, fue precisamente Zentral. Y estábamos de pie.
Aun así, no resultaba difícil imaginarse en uno de esos espacios donde la decadencia y la sofisticación conviven en armonía. Un club iluminado por neones y envuelto en humo denso, como aquellos en los que Duke Ellington marcaba el compás para un público que prefería no mirar directamente a quien ponía el alma sobre el escenario.
Qué fácil sería, en términos economicistas, echar a rodar una banda con un repertorio de grandes éxitos y presentarla como un regreso a los sonidos de juventud, como se estila ahora en cruceros ochenteros o en fiestas que utilizan la nostalgia como reclamo. Pero lo que Auserón y su Academia Nocturna ofrecieron en el escenario del Mercado de Santo Domingo fue otra cosa: un recorrido por los distintos pasajes de la música negra, trazando una línea continua que los une con coherencia y elegancia.
El artista zaragozano ha optado por una revisión profunda de su repertorio, como hacen algunos grandes nombres en el tramo final de su carrera: un ejercicio de legado y transmisión de experiencia, al estilo de Bob Dylan o Caetano Veloso, quienes también se erigen en portadores y guardianes de una tradición musical de raíces más profundas.
La solidez de la propuesta se sustenta en una banda perfectamente ensamblada: Gabriel Amargant al saxo, Vicent Solsona a la guitarra, Isaac Coll al bajo, Pere Foved a la batería y todo un maestro como David Pastor a la trompeta. Se echa de menos a Joan Vinyals, pero el resto del grupo actúa como un solo cuerpo sonoro, perfectamente engrasado.
“Fuego”, “La Última Rosa” y “El Forastero” marcan un arranque jazzístico, en consonancia con la línea de sus últimos trabajos. “Los Inadaptados”, dedicada a Marilyn Monroe y su última película The Misfits, ahonda en esa atmósfera introspectiva.
“Gibara” nos transporta a un paisaje cubano lleno de matices. Y esa será la tónica de la velada: un Auserón que, entre canción y canción, presenta sus piezas con acidez, inteligencia y una agilidad mental poco común. Un narrador, un bufón lúcido, un entertainer del que cuesta discernir dónde termina la persona y comienza el personaje. Porque, claro, ¿quién mejor para explicar su propia obra que un doctor en Filosofía por la Complutense disfrazado de viajero errante, embebido de las culturas musicales que ha recorrido y de las que ha sabido absorber la esencia?
Con un sonido siempre elegante, La Academia Nocturna —a la que él mismo se refiere como la mejor banda del país— ofreció un espectáculo integral, donde el artista, con todas las letras, busca nuevos horizontes sonoros. Horizontes a los que logra dotar de coherencia, ya se trate del son cubano, del jazz de Nueva Orleans o del rock and roll con tintes de country de “Río Negro”. “A Morir Amores” y “Perla Oscura” nos acercan al Caribe, dentro de ese trabajo de arqueología musical que cristalizó a mediados de los noventa en obras como Raíces al Viento.
“Collar de Cuentas” y “Magnolia” transforman Zentral en un club de jazz. Lo mismo ocurre con el bolero nocturno “No Más Lágrimas”, donde queda patente que la voz del artista no ha perdido un solo matiz, pese al paso de los años.
“El Puente Azul” inaugura la sección retrospectiva dedicada a Radio Futura, introducida con una anécdota contada por Auserón con su habitual mezcla de sorna y brillantez. Sonaron “El Canto del Gallo”, “Semilla Negra” —coreadísima por el público— y “La Estatua del Jardín Botánico”. Fue un tramo celebrado con entusiasmo, aunque sobrevolaba la sensación de que esas canciones, ya convertidas en patrimonio colectivo, eran un regalo al público.
Canciones que han cambiado de manos y que el artista entrega con respeto, sin detenerse en ellas más de lo justo. Porque él sigue su camino, explorando la negritud en todas sus variantes.
Santiago Auserón, Juan Perro, Radio Futura: patrimonio nacional.