25/03/2025
La Torre de la Vigilia nunca fue diseñada para habitantes comunes. Erigida en tiempos de incertidumbre, mezcla piedra ancestral y cristal inquietante; sus corredores de vidrio reflejan realidades distorsionadas que sólo los más valientes (o los más desesperados) se atreven a contemplar.
En días fríos, cuando la nieve abraza las torres y el silencio se expande hasta límites incómodos, puede verse la figura del Guardián caminando lentamente por sus almenas. Algunos afirman que es un sabio, custodio de saberes olvidados; otros susurran que es un brujo condenado, atado eternamente a la torre por pactos con fuerzas que no pertenecen a este mundo.
El cráneo que sostiene emite un tenue brillo esmeralda cuando se acercan eventos innombrables; una advertencia silenciosa, quizás un llamado. Nadie sabe con certeza qué vigila realmente, pero todos sienten que algo duerme bajo las torres, esperando el momento adecuado para despertar.