22/09/2025
𝗖𝗼́𝗺𝗼 𝗲𝗻𝘀𝗲𝗻̃𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗮 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗻𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗲 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿
Hay perros que, con solo ver un juguete, se lanzan felices a perseguirlo, lo atrapan, lo traen y vuelven a pedir más. Y hay otros que, frente a la misma escena, se quedan quietos, miran de reojo o incluso giran la cabeza con indiferencia. Entonces aparece la 𝗳𝗿𝗮𝘀𝗲 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗻𝗲𝗮 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹: “𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗶 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗲 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿”.
La realidad es que 𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗳𝗶𝗷𝗼 𝗻𝗶 𝗮𝘂𝘁𝗼𝗺𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗼: se aprende, se moldea y depende de muchos factores. Desde la salud del perro, su historia de vida, la motivación y el contexto, hasta la manera en que su tutor le invita a interactuar. Y lo más importante: 𝗲𝗻𝘀𝗲𝗻̃𝗮𝗿 𝗮 𝘂𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗮 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗲𝘀 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲, y hacerlo marca una gran diferencia en su bienestar.
𝗘𝗹 𝘃𝗮𝗹𝗼𝗿 𝗱𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼
𝗡𝗼 𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻. El juego en perros cumple funciones esenciales: desarrolla 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗺𝗼𝘁𝗼𝗿𝗮𝘀 y 𝗰𝗼𝗴𝗻𝗶𝘁𝗶𝘃𝗮𝘀, reduce el estrés, estimula el cerebro y 𝗿𝗲𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝘃𝗶́𝗻𝗰𝘂𝗹𝗼𝘀 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀. Los estudios demuestran, además, que incorporar el juego tras una sesión de entrenamiento puede mejorar la retención de lo aprendido y aumentar la motivación. Es decir, "𝒋𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒍𝒆𝒏𝒐: 𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒆𝒅𝒖𝒄𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒅𝒆𝒍 𝒃𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓."
¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲́ 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝗻𝗼 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗮𝗻?
𝗟𝗮𝘀 𝗿𝗮𝘇𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝗻 𝘀𝗲𝗿 𝘃𝗮𝗿𝗶𝗮𝗱𝗮𝘀:
𝗗𝗼𝗹𝗼𝗿 𝗼 𝗶𝗻𝗰𝗼𝗺𝗼𝗱𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗳𝗶́𝘀𝗶𝗰𝗮: un perro con problemas articulares, dentales o alguna dolencia crónica no tendrá ganas de correr o morder.
𝗛𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝘃𝗶𝗱𝗮: perros con poca socialización temprana, o que nunca tuvieron juguetes adecuados, pueden no haber aprendido qué hacer con ellos.
𝗘𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘆 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝘅𝘁𝗼: la ansiedad o el miedo bloquean la curiosidad y la disposición lúdica.
𝗣𝗿𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗶𝗻𝗱𝗶𝘃𝗶𝗱𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀: no todos los perros valoran lo mismo. Mientras unos adoran la pelota, otros encuentran más motivador un juguete de arrastre, y algunos prefieren claramente la comida.
𝗬 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝗲𝘀𝘁𝗮́ 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹: pensar que un solo intento fallido significa que “no le gusta” o que “no quiere jugar”. Nada más lejos: igual que en cualquier aprendizaje, el juego necesita exploración, ensayo y paciencia.
📌 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗽𝗮𝘀𝗼: 𝗲𝗻𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗺𝗼𝘁𝗶𝘃𝗮𝗱𝗼𝗿
𝗔𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗷𝘂𝗴𝘂𝗲𝘁𝗲𝘀, 𝘁𝗼𝗰𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗯𝗿𝗶𝗿 𝗾𝘂𝗲́ 𝗺𝘂𝗲𝘃𝗲 𝗮 𝘁𝘂 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼. Para la mayoría, los estudios indican que la comida es el reforzador más potente. Pero también hay perros que se activan más con movimiento, con contacto físico o con ciertas texturas y olores en los juguetes.
𝗟𝗮 𝗽𝗿𝗼𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗲𝘀 𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗹𝗹𝗮: ofrece varias opciones (trozos de comida muy sabrosos, una pelota, un mordedor, un juguete sonoro, un objeto con olor atractivo). "𝑶𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗𝒂 𝒄𝒖𝒂́𝒍 𝒆𝒙𝒑𝒍𝒐𝒓𝒂 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐, 𝒄𝒐𝒏 𝒒𝒖𝒆́ 𝒑𝒂𝒔𝒂 𝒎𝒂́𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒚 𝒒𝒖𝒆́ 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆 𝒂 𝒆𝒍𝒆𝒈𝒊𝒓. 𝑬𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒓𝒂́ 𝒕𝒖 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂."
📌 𝗖𝗼́𝗺𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗶𝗿 𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗽𝗮𝘀𝗼 𝗮 𝗽𝗮𝘀𝗼
✅ Enseñar a jugar es como subir una escalera de pequeños peldaños.
✅ Refuerza la curiosidad. Si mira el juguete, lo toca con la nariz o lo huele, felicítalo y refuérzalo con lo que más valore.
✅ Añade un poco de acción. Premia cuando lo coja, aunque sea un segundo, o cuando lo empuje.
✅ Introduce interacción. Juega a intercambiar: lo suelta → premio → vuelve el juguete.
✅ Hazlo emocionante. Usa tu voz, tus gestos, muévete. Los perros responden a la energía de su tutor; la sincronía humano–perro influye mucho en la activación lúdica.
✅ Alarga la secuencia poco a poco. Empieza con segundos, pasa a medio minuto, hasta que la dinámica fluya.
📌 𝗟𝗼 𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝗹: 𝗰𝗲𝗹𝗲𝗯𝗿𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗶𝗰𝗿𝗼𝗲́𝘅𝗶𝘁𝗼𝘀. Un perro que al principio ignoraba un mordedor y, después de tres días, lo sostiene unos segundos, ya está aprendiendo a jugar.
𝗦𝗲𝗻̃𝗮𝗹𝗲𝘀 𝘆 𝗿𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀: 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗶𝗱𝗶𝗼𝗺𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼
𝗟𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼𝘀 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗹𝗲𝗻𝗴𝘂𝗮𝗷𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗶𝗼 para iniciar el juego: el famoso "𝗽𝗹𝗮𝘆 𝗯𝗼𝘄" (codos apoyados, trasero en alto) es una invitación clara que también puede usarse para reiniciar cuando el juego se corta. Como tutores, podemos aprender de estas señales: 𝘂𝘀𝗮𝗿 𝘂𝗻 𝗴𝗲𝘀𝘁𝗼 𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶́𝗳𝗶𝗰𝗮 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗲𝗺𝗽𝗲𝘇𝗮𝗿 𝗮𝘆𝘂𝗱𝗮 𝗮𝗹 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗮 𝗮𝗻𝘁𝗶𝗰𝗶𝗽𝗮𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗺𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗹𝘂́𝗱𝗶𝗰𝗼.
El papel del tutor, no, "el papelón"
𝗦𝗶 𝗵𝗮𝘆 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗱𝗲𝗺𝗼𝘀𝘁𝗿𝗮𝗱𝗼 𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗻𝗼 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗮 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝗹 𝗼𝗯𝗷𝗲𝘁𝗼: 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗴𝗼. Un juguete puede ser atractivo, pero lo que convierte el momento en juego es la interacción. "𝑻𝒖 𝒆𝒏𝒕𝒖𝒔𝒊𝒂𝒔𝒎𝒐, 𝒕𝒖 𝒄𝒂𝒑𝒂𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒎𝒐𝒗𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆́𝒍, 𝒕𝒖 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒑𝒂𝒖𝒔𝒂𝒓 𝒚 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒂𝒄𝒕𝒊𝒗𝒂𝒓…" todo eso enseña al perro cómo se juega.
𝗘𝘃𝗶𝘁𝗮𝗿 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗺𝘂𝗻𝗲𝘀
❌ 𝗙𝗼𝗿𝘇𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼: empujar el juguete en la boca del perro o insistir cuando gira la cabeza suele generar rechazo.
❌ 𝗦𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗮𝘀𝗶𝗮𝗱𝗼 𝗹𝗮𝗿𝗴𝗮𝘀: mejor varias tandas de 2–3 minutos que una maratón que acabe en frustración.
❌ 𝗡𝗼 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗮𝗿 𝗽𝗮𝘂𝘀𝗮𝘀: un perro excitado en exceso puede perder autocontrol. Enseñar momentos de pausa y reanudar después es clave.
❌ 𝗝𝘂𝗴𝘂𝗲𝘁𝗲𝘀 𝗶𝗻𝗮𝗱𝗲𝗰𝘂𝗮𝗱𝗼𝘀: demasiado duros, pequeños o peligrosos (palos, piedras, piñas, etc) pueden generar dolor o riesgo de atragantamiento.
𝗨𝗻 𝗲𝗷𝗲𝗺𝗽𝗹𝗼 𝗿𝗲𝗮𝗹
𝗞𝗶𝗿𝗮, una mestiza de tres años adoptada (en protectora) que nunca había jugado con juguetes. Sus tutores empezaron dejando en el suelo tres opciones: comida, un mordedor de tela y una pelota. Kira siempre iba primero a la comida. Durante varios días, premiaron cada vez que se acercaba al mordedor. Luego empezaron a reforzar cuando lo cogía unos segundos. 𝗣𝗼𝗰𝗼 𝗮 𝗽𝗼𝗰𝗼, 𝗞𝗶𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗲𝗻𝘇𝗼́ 𝗮 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗺𝗼𝗿𝗱𝗲𝗱𝗼𝗿 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼.
𝗛𝗼𝘆, después de semanas, el mordedor se ha convertido en su recurso favorito, y sus tutores pueden usarlo como premio después de ejercicios de educacion o cómo momento lúdico habitual.
𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼𝗻𝗲𝗺𝗼𝘀.
➡ 𝗨𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗲 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 “𝗻𝗼 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗮” 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿.
➡ Es un perro que aún no ha aprendido cómo, que no ha encontrado su motivador, o que necesita 𝘂𝗻 𝗽𝗼𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗴𝘂𝗶́𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗱𝗲𝘀𝗰𝘂𝗯𝗿𝗶𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗲𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗺𝗮𝗿𝗮𝘃𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀𝗮 de su vida.
𝗘𝗻𝘀𝗲𝗻̃𝗮𝗿 𝗮 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗲𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗹𝗮𝗿𝗹𝗲 𝗯𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 (los paseos por el parque están muy bien pero se necesita algo más) , confianza y una herramienta más para comunicarse contigo. Y, de paso, 𝗲𝘀 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻 𝘂𝗻 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗹𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗶: 𝗽𝗼𝗰𝗮𝘀 𝗰𝗼𝘀𝗮𝘀 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗻 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗶𝗰𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘂𝗻 𝗽𝗲𝗿𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗷𝘂𝗲𝗴𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗴𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗮𝗹𝗲𝗴𝗿𝗶́𝗮 𝗴𝗲𝗻𝘂𝗶𝗻𝗮.
𝗥𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀.
1) Sincronía de estrés humano-perro — Sundman et al., Scientific Reports (2019).
2) Olor del estrés humano altera la cognición canina — Parr-Cortés et al., Scientific Reports (2024).
3) Oxitocina y vínculo humano-perro — Marshall-Pescini et al., revisión/estudios (2019).
4) Temperamento del propietario y relación — Kujala et al., Scientific Reports (2023).
5) Preferencia: comida vs juguetes — Lázaro et al. (2023) / UF study (2023).
6) Función del play-bow — Byosiere et al., PLOS ONE (2016).
7) Sincronía conductual/humana como facilitador — Lamontagne et al. / estudios de sincronía humano-canina (varios, 2019–2024).