19/07/2023
Aptitud ... Actitud ... y Mala fe
Érase una vez una Administración que, para formar parte de ella tenías que pasar una serie de exámenes y controles que te capacitaban para ejercer un trabajo concreto, definido, para el que te habías preparado y por el que habías luchado. Lo has conseguido y ahora es desarrollarte como profesional allí donde te has colocado…. Hasta aquí, esta situación es común para todos los que trabajan en las administraciones públicas, con responsabilidad cara al público, o no, con devengos adecuados a esa plaza y con las responsabilidades adheridas a la silla y a la mesa que ocupas.
Pero pasa el tiempo. Te sitúas en tu mesa, cada vez le pones más cosas; te llevas los bolígrafos con los que te gusta escribir y hasta pones una foto del Teide y otra de cuando fuiste a ver los delfines … Pero, ya no eres ese que empezó y estabas satisfecho por el logro. Llevas tiempo y ya hay cosas que pueden esperar a después del café y tú diligencia ya no es la de sacar todo el trabajo y, si, además, por encima tienes a un superior más veterano… pues oye, que esperen los solicitantes… Tu actitud ha cambiado.
Ya esa actitud no es la del profesional. Es la del “funcionario”… Es esa horripilante comparación que la sociedad ha acuñado para aquellos que con su ACTITUD no facilitan las cosas, su imponderable es ’que esperen’; ¡Cómo tenga un error, se va a enterar!; ‘La aplicación de la norma es así y así se cumple… porque yo lo digo’… Te has convertido en esa persona que, sabiéndote con poder, la aplicas sin medida y sin ponerte en la piel de ciudadano que te ha pedido ayuda para poner en marcha una idea y porque para ti la norma es blanca o negra, no tienen grises ni matices …
Eres FUNCIONARIO.
Y esa actitud es la que en algunos estamentos -casi siempre vinculados a las administraciones públicas- se ha impuesto como “reinos de taifas” sin que los superiores tomen las medidas oportunas, unas veces, porque su puesto es eventual, es político o similar, y otras porque, sencillamente, no les da la gana, porque tu problema, tu petición, esa promesa y compromiso que hizo, le importa un pimiento. Ese superior va a cobrar igual, con aquellos haciendo lo que les da la gana y tú sin poder recriminar su actitud porque ‘ellos’ tienen el poder.
Esa ACTITUD es por la que grandes y jugosos proyectos no prosperan. Hay muchos ejemplos y cientos de anécdotas de como grandes firmas abandonan, por ejemplo, instalaciones portuarias, por aburrimiento.
Unas veces porque les pides 425,3 papeles -ignorando incluso actas notariales o documentos validados por sedes electrónicas de rango nacional-, y después, cuando todo te lo dan sin opciones a réplica, te aferras a la norma y pides avales, anticipos o cartas de pago que, en muchos casos, no están al alcance de un proyecto cuando empieza… y, en lugar de facilitar, contaminas, bloqueas… Pero tú, desde tu ‘reino’ haces lo que quieres y nadie te va a decir nada.
Puestas así las cosas, al final, lo que vemos es que cuando tú llegaste con el entusiasmo y como apto, ya tu actitud se transformó en PREPOTENCIA y, además, alentada por unos superiores que no te pusieron en tu sitio y te dejaron hacer.
Pero claro, es que esos mismos jefes cojean de otras patas y así, no vamos a ningún lado… Así, por ejemplo, hay un puerto vacío, aburrido, sin noticias, apático y totalmente desfasado en el tiempo.
Y aquí entramos en el punto de que, si tú actitud es esa y te la permiten … aquí de lo que estamos hablando es de INEPTITUD y MALA FE.
Porque la palabra comprometida y entregada al servicio, tú no la estás cumpliendo. La palabra dicha y entregada se lleva hasta las últimas consecuencias.
Pero si tú lo que miras es el sueldo final y no quieres problemas… Si tu blanco es blanco y tu negro es negro… Tú ya no eres profesional… y has llegado al sitio perfecto.
Pero eres consciente de ello. Por lo que tú estás actuando de MALA FE.
Tú estás favoreciendo a unos, ignorando a otros y fastidiando a otros cuantos. Cuando tu estás en un cargo administrativo de gestión y decisión, aprobación de proyectos y de ampliar tus miras, pero sólo repartes a los amigos, a los medio novios o a los colegas y las empresas de éstos y aquellos y dices y te aferras a que te falta uno de aquellos 425,3 papeles o simplemente, porque no te caigo bien… ¿Cómo llamarías a eso?
Por eso, la APTITUD no siempre va de la mano de la ACTITUD, y con el tiempo y la prepotencia, te transformas en el inepto de turno y todas tus actuaciones, para el administrado, es que actúas de MALA FE.
Pero amigo… Arrieros somos y en el camino nos encontraremos…
——– P.D. La RAE de la Lengua me permite que cuando digo inepto, abusador, prepotente, incapaz, ‘poderoso’, jefe de sección, de departamento, de negociado, presidente, director… no hace falta poner la ‘a’ … Porque lo mismo lo hace él, que ella…